La revoluci¨®n tecnol¨®gica de Amaral
El d¨²o zaragozano ofrece un recital transmitido por Internet y tel¨¦fono m¨®vil
Acaso porque se iba a vivir un concierto in¨¦dito empez¨® Amaral con Revoluci¨®n. La canci¨®n, incluida en su ¨²ltimo disco P¨¢jaros en la cabeza, ven¨ªa al pelo porque por primera vez un concierto se estaba transmitiendo en tiempo real y simult¨¢neamente por telefon¨ªa m¨®vil, para lo que se necesitaba un terminal de los llamados de tercera generaci¨®n, por Internet y por telefon¨ªa ADSL, todo ello bajo el manto del operador Orange, antes conocido como Amena.
Una revoluci¨®n que puede contribuir en adelante a cambiar el modo de disfrutar de la m¨²sica en directo. Una experiencia primeriza en Espa?a, protagonizada por un d¨²o que para mucha gente ha servido de iniciaci¨®n a la m¨²sica, sobre todo entre los adolescentes. El comienzo de una afici¨®n que puede diluirse en el tiempo, pero que no tiene por qu¨¦ terminar cuando se conviertan en adultos.
La pareja formada por Juan Aguirre y Eva Amaral levant¨® al p¨²blico de sus asientos
Aunque fue la primera vez que se televisaba en directo por m¨®vil un concierto, muchos de sus seguidores no lo encontraron tan chocante, al fin y al cabo muchos de ellos han crecido con el ordenador en casa, y han tenido en el tel¨¦fono m¨®vil el juguete con el que conectarse y comunicarse con sus amigos. Y en realidad, eso de que pudiera verse por m¨®vil un concierto ya era asunto que ven¨ªa pasando desde hace tiempo, aunque de forma amateur y reducida: en los ¨²ltimos a?os era habitual que el p¨²blico grabara o tomara fotos de los artistas con sus aparatos, llamando a sus conocidos para compartir con ellos en la distancia sus emociones.
Lo de anoche, claro, ten¨ªa sus diferencias. Orange aseguraba que ya ten¨ªa distribuidos entre sus clientes cerca de 250.000 m¨®viles de tercera generaci¨®n. Hasta hoy por la ma?ana no podr¨¢ saberse realmente el n¨²mero de ellos que se conectaron al juguete diab¨®lico para ver en directo la actuaci¨®n que Juan Aguirre y Eva Amaral ofrecieron anoche en el teatro Nuevo Alcal¨¢ de Madrid.
El operador que hac¨ªa posible la experiencia primeriza aseguraba que por Internet se le han abonado ya un mill¨®n de usuarios, y que un poco m¨¢s de la mitad lo hace a trav¨¦s de ADSL. Sin embargo, a¨²n no conocen el n¨²mero de afiliados a su televisi¨®n de banda ancha, que es el ¨²ltimo servicio que recientemente han puesto en el mercado.
Para tanta novedad, el d¨²o Amaral se mostr¨® distinto a otras ocasiones anteriores. Se anunciaba un concierto ac¨²stico, pero la tensi¨®n el¨¦ctrica no ces¨® un minuto. Juan y Eva forman una pareja art¨ªstica perfecta, que sabe ofrecer intensidad, ilusi¨®n y emoci¨®n. Por las condiciones del teatro empezaron m¨¢s contenidos que de costumbre. El momento hist¨®rico impon¨ªa. Casi modositos, ¨¦l de chaqueta y corbata y con gorra, claro, y ella de vestido minifaldero con chaquetita sesentera, fueron poco a poco soltando la tensi¨®n inicial. Eva, adem¨¢s, es un torbellino que no puede parar quieta seg¨²n se va calentando el concierto.
Y aunque el p¨²blico se aguantaba en las butacas del teatro, hubo instantes que fue inevitable ponerse a dar saltos, sobre todo cuando Eva les provocaba acerc¨¢ndoles el micr¨®fono, o cuando ella misma se levantaba de su propio taburete. Juan y Eva estuvieron solos, sin banda. Aunque con la ayuda inestimable de Ram¨®n Garc¨ªa a la bater¨ªa, un viejo colega del d¨²o de los tiempos de su adolescencia zaragozana, que se ha pasado media vida tocando con Bunbury.
Como dijo Eva, las canciones las mostraron anoche "desnudas, como vinieron al mundo", aunque dijo despu¨¦s, "quiz¨¢ est¨¦n un poquito mejor vestidas hoy".
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