Impulsos el¨¦ctricos contra la migra?a
Cient¨ªficos estadounidenses prueban un tratamiento con dispositivos de estimulaci¨®n cerebral
En la antigua Roma, los pacientes con un dolor de cabeza insoportable eran tratados con descargas de raya el¨¦ctrica, un pez que genera electricidad. Scribonius Largus, m¨¦dico del emperador Claudio, era un defensor ac¨¦rrimo del remedio: "Para eliminar inmediatamente y curar un dolor de cabeza, por prolongado e intolerable que sea, se coloca una raya en el lugar que duele, hasta que cesa el dolor y la zona queda entumecida", escrib¨ªa en el siglo I.
Hace mucho que los peces el¨¦ctricos han desaparecido del arsenal m¨¦dico y ahora se trata a los pacientes con productos farmac¨¦uticos. Pero los investigadores de la migra?a est¨¢n probando ahora dispositivos el¨¦ctricos o electromagn¨¦ticos que evocan a la raya sanadora de cabezas. Dos tipos distintos de estimuladores -la estimulaci¨®n nerviosa occipital, o ENO, y la estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneal, o EMT- est¨¢n siendo objeto de ensayo cl¨ªnico a gran escala para su posible uso en pacientes con episodios severos de migra?a.
Se cre¨ªa que la migra?a era un problema vascular, pero hay alteraciones neuronales subyacentes
Se aplican dos m¨¦todos: la estimulaci¨®n nerviosa occipital y la aplicaci¨®n magn¨¦tica transcraneal
Millones de personas sufren migra?a, una dolencia neurol¨®gica hereditaria que se caracteriza por dolorosas y punzantes cefaleas. Richard B. Lipton, catedr¨¢tico de neurolog¨ªa del Albert Einstein College of Medicine y director del Montefiore Headache Center, afirma que, aunque hay muchos medicamentos para tratar la enfermedad o prevenir el dolor de un ataque, algunos pacientes no responden o no pueden tolerar sus efectos secundarios. "Por tanto, la idea de que haya estimuladores que puedan utilizarse para prevenir o tratar los ataques resulta muy atractiva".
En la estimulaci¨®n nerviosa occipital, un dispositivo similar a un marcapasos se conecta a unos electrodos situados en la parte posterior de la cabeza, justo debajo de la piel. Se transmite una corriente el¨¦ctrica a trav¨¦s de esos electrodos, con el objetivo de inhibir o prevenir el dolor de la migra?a. En la estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneal, se presiona un dispositivo magn¨¦tico contra la parte posterior de la cabeza, y se aplican breves impulsos, lo cual altera la actividad el¨¦ctrica del cerebro para detener la migra?a antes de que progrese. Este planteamiento s¨®lo se estudia en pacientes cuyas migra?as empiezan con un aura o alteraciones visuales.
"Desde 1990 se han llevado a cabo m¨¢s de 100 ensayos cl¨ªnicos con medicamentos contra la migra?a", afirma Lipton, pero casi todos los estudios iniciados sobre estimuladores siguen en marcha y algunos pacientes aseguran que les han sido ¨²tiles. Cheryl Myers, una madre de dos hijos que vive cerca de Columbus, Ohio, sufri¨® durante 10 a?os migra?as cr¨®nicas e incapacitadoras que a menudo la confinaban en la cama. "Lo ¨²nico que me ayudaba eran los narc¨®ticos", se?ala Myers, de 49 a?os. "Pero no los pod¨ªa tomar tres o cuatro veces por semana".
En 2004 Myers se incorpor¨® a un ensayo cl¨ªnico por el que se le implantaron quir¨²rgicamente dos estimuladores nerviosos occipitales. Le conectaron el dispositivo, que recuerda a un marcapasos, en la parte superior de las nalgas y lo unieron mediante cables canalizados bajo la piel a electrodos situados a ambos lados de la base del cuello. Poco despu¨¦s empez¨® a sufrir menos migra?as, y las que padec¨ªa eran menos graves. En cuesti¨®n de meses, tambi¨¦n pudo volver a trabajar varios d¨ªas a la semana. "No es que no tenga dolores de cabeza", dice, pues todav¨ªa sufre "uno o dos a la semana", pero puede llevar "una vida mucho m¨¢s normal", afirma.
Joel R. Saper, director del ensayo, explica que en el tratamiento se colocan electrodos para estimular el nervio occipital de mayores dimensiones, que discurre por la parte posterior de la cabeza, a ambos lados. El nervio occipital converge en la columna vertebral superior o cervical con el sistema trig¨¦mino, que incluye neuronas y rutas neuronales responsables de transmitir buena parte del dolor punzante asociado con la migra?a, afirma. Saper se?ala que no est¨¢ claro c¨®mo funciona, pero parece que inhibe la actividad del sistema trig¨¦mino, lo cual mitiga el dolor. Tres empresas est¨¢n realizando grandes ensayos cl¨ªnicos con tres estimuladores del nervio occipital. "Est¨¢ claro que algunas personas mejoran, pero otras no".
En 2003, a Kerrie Smyres, de Seattle, le implantaron un estimulador del nervio occipital que no formaba parte de un ensayo cl¨ªnico. En 2005, las sondas de los electrodos empezaron a descolocarse. Cuando las sondas se mov¨ªan, provocaban un dolor agudo y punzante, y en ocasiones desencadenaban otra migra?a.
La estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneal, el otro tipo de estimulaci¨®n, no requiere un procedimiento quir¨²rgico, pues utiliza impulsos magn¨¦ticos aplicados a trav¨¦s de la piel para inducir cambios el¨¦ctricos en una zona del cerebro. Yusef M. Mohamad, un neur¨®logo del Ohio State University Medical Center, dice que las investigaciones preliminares indican que este planteamiento podr¨ªa resultar ¨²til para los pacientes con migra?a que se inicia con aura.
En un estudio con 43 pacientes realizado por Mohamad en 2004 y 2005, los participantes llegaron a la sala de urgencias del centro m¨¦dico cuando empezaron a notar el aura, y se les administr¨® estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneal o un tratamiento inocuo. Dos horas despu¨¦s del tratamiento, un 74% de los pacientes que recibieron estimulaci¨®n magn¨¦tica manifestaron no sufrir dolor de cabeza o un dolor leve, en comparaci¨®n con un 45% de los pacientes del grupo de control. En junio, Mohamad present¨® los resultados en la conferencia anual de la American Headache Society. Christina Sidebottom, una escritora t¨¦cnica jubilada que particip¨® en el estudio, dice que tras la estimulaci¨®n todav¨ªa sent¨ªa un dolor de cabeza leve, pero nunca el intenso y punzante dolor que sufr¨ªa antes. "Fue como descubrir la cueva de Aladino", dice.
Al principio, los dispositivos de estimulaci¨®n magn¨¦tica eran voluminosos (unos 36 kilos) pero ahora la empresa Neuralieve, con sede en California, ha desarrollado dispositivos port¨¢tiles que parecen pistolas l¨¢ser y pesan alrededor de 1,3 kilos. Gary H. Stroy, presidente y consejero delegado de Neuralieve espera poder lanzar al mercado un estimulador port¨¢til en unos 18 meses. Actualmente, s¨®lo tienen acceso al estimulador los pacientes con migra?as que participan en la investigaci¨®n.
Mohamad, que pertenece a la junta asesora m¨¦dica de Neuralieve, dice que la idea de utilizar estimulaci¨®n el¨¦ctrica o electromagn¨¦tica para tratar migra?as en parte es el resultado de un cambio en el modo en que los neur¨®logos perciben la dolencia. La medicina moderna b¨¢sicamente conceb¨ªa la migra?a como un problema vascular. Los vasos sangu¨ªneos del cerebro se contra¨ªan y luego se dilataban, de modo que irritaban las terminaciones nerviosas que los rodeaban y provocaban el dolor punzante.
Sin embargo, m¨¢s recientemente, los cient¨ªficos han llegado a ver estos cambios vasculares como algo secundario a unos acontecimientos neuronales subyacentes. En el caso de algunos pacientes que experimentan un aura, parece que una oleada de estimulaci¨®n el¨¦ctrica se extiende por una zona del cerebro conocida como c¨®rtex occipital. Debido a que este ¨¢rea gobierna la visi¨®n, puede que los pacientes vean luces centelleantes, puntos luminosos que se mueven o l¨ªneas ondulantes, o que experimenten un punto ciego en la visi¨®n. Si la estimulaci¨®n se extiende a otras zonas, pueden darse otros s¨ªntomas neurol¨®gicos, como entumecimiento, hormigueo o dificultad en el habla.
El intenso est¨ªmulo va seguido del agotamiento o la depresi¨®n de las neuronas afectadas, comenta Mohamad. El resultado final de este proceso, conocido t¨¦cnicamente como "depresi¨®n cortical difusa", es una irritaci¨®n de las fibras nerviosas trig¨¦minas, y un dolor de cabeza punzante e insistente. El objetivo de la estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneal es interferir en la oleada inicial de estimulaci¨®n, impidiendo as¨ª que la migra?a se convierta en un dolor de cabeza. Mohamad ofrece una analog¨ªa sobre un incendio en un bosque. "Si talas algunos ¨¢rboles en el centro, el fuego no se propagar¨¢", se?ala. "Eso es lo que estamos haciendo".
Detener la progresi¨®n del dolor
David W. Dodick, catedr¨¢tico de neurolog¨ªa de la Cl¨ªnica Mayo de Arizona afirma que aunque se ha avanzado mucho
en los ¨²ltimos 20 a?os, todav¨ªa no se conocen bien los mecanismos que desencadenan el ataque. Se cree que la gen¨¦tica desempe?a un papel importante en la predisposici¨®n a sufrir migra?as. Y en las personas con predisposici¨®n, los ataques pueden producirse de forma espont¨¢nea o ser provocados por factores medioambientales, entre ellos el estr¨¦s, el ruido, las luces brillantes, los cambios en las pautas del sue?o y ciertos alimentos, as¨ª como unos niveles de estr¨®genos fluctuantes, que podr¨ªa ser el motivo por el que la enfermedad es tres veces m¨¢s frecuente
en las mujeres que
en los hombres.
Pero todav¨ªa no se comprende bien c¨®mo interact¨²an estos factores, puntualiza Dodick, que participa en experimentos sobre la estimulaci¨®n nerviosa occipital. Los neur¨®logos tampoco saben en qu¨¦ parte del cerebro empieza una migra?a y en qu¨¦ consiste la participaci¨®n de las dem¨¢s zonas a medida que progresa el ataque, algo que puede variar adem¨¢s en los diferentes pacientes.
La depresi¨®n cortical difusa puede producirse en algunas personas, dice Dodick. Pero no cabe duda de que intervienen otros mecanismos neuronales, y pueden resultar incluso m¨¢s fundamentales. Un mal funcionamiento de los centros de control del dolor situados en el tronco cerebral podr¨ªa ser el origen del trastorno, al menos en algunos casos. S¨®lo cuando se hayan comprendido mejor los mecanismos b¨¢sicos de la migra?a, ser¨¢ posible desarrollar f¨¢rmacos preventivos sin efectos secundarios. J. Steven Poceta, neur¨®logo de la Scripps Clinic, en La Jolla, California, centra su investigaci¨®n en posibles nuevos f¨¢rmacos. Poceta insiste en que las migra?as son una afecci¨®n progresiva, en la que los dolores de cabeza a menudo se vuelven m¨¢s frecuentes y menos tratables con medicaci¨®n. El objetivo, se?ala, es desarrollar medicamentos que puedan detener la progresi¨®n antes de que llegue al punto en que nada funciona. "El cerebro es un ¨®rgano que aprende", comenta.
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