Tormenta en torno a Tony Judt
El historiador se convierte en el centro del debate sobre libertad de expresi¨®n en EE UU
El historiador ingl¨¦s Tony Judt, autor de Postguerra (Taurus), es una celebridad en el ¨¢mbito intelectual, pero sus apariciones p¨²blicas han adquirido una notoriedad que rebasan los l¨ªmites acad¨¦micos. El lunes acudi¨® a la Law School, en el bajo Manhattan, para hablar de la universidad como ¨²ltimo reducto de la libertad de expresi¨®n. Lo hizo dos meses despu¨¦s de la cancelaci¨®n de su conferencia en el consulado de Polonia en Nueva York, donde ten¨ªa previsto analizar las relaciones entre la pol¨ªtica exterior del gobierno estadounidense y el poderoso lobby jud¨ªo. La suspensi¨®n, apenas una hora antes del comienzo de la charla, ha merecido una dur¨ªsima p¨®l¨¦mica entre buena parte del sector intelectual m¨¢s prestigioso y los partidarios de las posiciones que mantiene la Liga Antidifamaci¨®n (ADL), organismoque proclama la lucha contra el antisemitismo y a favor de "la justicia y el tratamiento igualitario". La raz¨®n de la pol¨¦mica est¨¢ relacionada con las aparentes presiones de la ADL para prohibir la conferencia de Judt.
Una conferencia suya fue cancelada por aparentes presiones del 'lobby' jud¨ªo
El autor de 'Postguerra' ha recibido el apoyo de varios de los m¨¢s influyentes intelectuales
El acto en el consulado polaco estaba preparado por 20/20 Network, organizaci¨®n privada de empresarios que se declara "apol¨ªtica". Sin embargo,
Krzysztof Kaspryk, c¨®nsul general de Polonia cancel¨® el encuentro. La portavoz de 20/20, Patricia Huntington, se refiri¨® a una serie de llamadas de la ADL y del Comit¨¦ Jud¨ªo Americano, decisivas, en su opini¨®n, para suspender el acto. Tras la cancelaci¨®n, Tony Judt mand¨® un correo electr¨®nico a una larga lista de amigos del que trascendi¨® su acusaci¨®n en firme contra la ADL como censores del acto. Desde hace tiempo, la ADL se muestra cr¨ªtica con los intelectuales que insisten en conectar a Israel con la pol¨ªtica exterior de los Estados Unidos, al punto de acusarles en alguna ocasi¨®n de mostrar posiciones antisemitas pese a su probado origen jud¨ªo. Ese mismo d¨ªa, la Liga emiti¨® un comunicado como respuesta al correo privado de Judt en el que manifestaba que las acusaciones eran infundadas, acusaba a Judt de buscar publicidad a su costa y abogaba por la libertad de expresi¨®n.
Desde ese momento, comenz¨® un duro debate que rebas¨® el ¨¢mbito intelectual que acostumbra este tipo de pol¨¦micas. Por un lado, se convirti¨® en un enfrentamiento sobre el peso del poderoso lobby jud¨ªo en la vida pol¨ªtica estadounidense. Por otra parte, comenzaron a escucharse voces de prestigiosos intelectuales que han considerado este caso como un ataque intolerable contra la libertad de expresi¨®n. El hecho de que Judt sea una celebridad en el ¨¢mbito acad¨¦mico ha multiplicado el efecto de la pol¨¦mica. Tampoco es desde?able otro dato: Judt es de origen jud¨ªo.
Al d¨ªa siguiente del acto, el embrollo empez¨® a complicarse m¨¢s. Un art¨ªculo en el diario The New York Sun daba a entender que el tel¨®n de fondo del asunto eran las excelentes relaciones que viven desde hace unos a?os los gobiernos polaco e israel¨ª, tras la supresi¨®n del estado comunista en Polonia. Poco despu¨¦s, el diario Washington Post a?ad¨ªa otro dato sustancial. En un reportaje, el c¨®nsul polaco admit¨ªa que ese d¨ªa se hab¨ªan recibido llamadas del ADL. "Fueron llamadas muy elegantes, pero pueden interpretarse como intentos de ejercer presi¨®n", dijo Kasprzyk, "es obvio, somos adultos y nuestro coeficiente intelectual nos permite entenderlo". En esa misma cr¨®nica, Abraham Foxman, de la ADL, volv¨ªa a negar su implicaci¨®n: "?l ha tomado la posici¨®n de que Israel no deber¨ªa existir. Eso le sit¨²a en nuestro radar".
En medio del fragor, Judt declar¨®: "Esto es algo serio y da miedo, y s¨®lo es un problema en Am¨¦rica -no en Israel-. Se trata de organizaciones jud¨ªas que creen que deber¨ªan apartar a todo aqu¨¦l que disiente de lo que ellos piensan sobre Oriente Medio".
En noviembre, la pol¨¦mica pas¨® al ¨¢mbito acad¨¦mico de la mano de la New York Review of Books. Una larga lista de profesores universitarios e intelectuales, entre los que figuraban Mark Lilla, Richard Sennett, Ian Buruma, Franklin Foer y Timothy Garton Ash, entre otros, public¨® una carta abierta a la ADL en la que repasaban los hechos y afirmaban: "En una democracia s¨®lo existe una forma adecuada de responder a una conferencia, art¨ªculo o libro con el que uno no est¨¢ de acuerdo: dando otra conferencia, escribiendo otro art¨ªculo o publicando otro libro". Y continuaban: "Aunque los abajo firmantes discrepamos sobre diversos aspectos pol¨ªticos, nos une la convicci¨®n de que un clima de intimidaci¨®n no es coherente con los principios fundamentales del debate en una democracia".
Este cruce de acusaciones es tan s¨®lo la parte visible de un iceberg m¨¢s amplio. En el fondo, lo que sit¨²a a Tony Judt en el punto de mira de la Liga Antidifamaci¨®n no es una intervenci¨®n m¨¢s o menos, sino las ideas pol¨ªticas que desde hace unos a?os viene desarrollando sobre el lobby jud¨ªo y la pol¨ªtica exterior de estados Unidos. Este era, precisamente, el t¨ªtulo de su conferencia en el consulado polaco. Tal y como declar¨® el historiador en una entrevista reciente, publicada en el semanario New York Observer: "Me quedo asombrado cuando observo la comunidad jud¨ªa de Estados Unidos, especialmente en Nueva York es la comunidad con m¨¢s ¨¦xito, la m¨¢s saludable, la m¨¢s influente, la comunidad m¨¢s segura en la historia del judaismo y a¨²n as¨ª se inflige una gran inseguridad".
En este territorio de enfrentamiento, Judt ya no es s¨®lo el influyente historiador cuyas opiniones siempre merecen atenci¨®n. El lunes dio una charla en la Law School. Ayer se reuni¨®, tambi¨¦n en Nueva York, con los profesores de una asociaci¨®n de institutos para explicarles su posici¨®n sobre el Oriente Medio. En los dos casos, la seguridad
fue prevalente.
La gran verdad
En lugar de exponer su posici¨®n sobre la pol¨ªtica internacional nortemaericana, Tony Judt habl¨® el lunes sobre la universidad como ¨²ltimo refugio de la libertad de expresi¨®n. Bajo el t¨ªtulo Perturbando la paz: intelectuales y universidades en una ¨¦poca liliberal, el historiador desarroll¨® una bater¨ªa de ideas. Defensor del estado multicultural, se mostr¨® convencido de que Europa, a pesar del ascenso de la derecha en algunos pa¨ªses, no desean volver a los estados ¨¦tnicamente puros. Asimismo, se cuestion¨® el ¨¦xito del multiculturalismo. La gente, vino a decir, va a la universidad para aprender sobre s¨ª misma -ya sean gays, mujeres o afroamericanos- en lugar de aprender sobre la verdad, "la gran verdad racional".
A lo largo de su charla, Judt se refiri¨® a la cancelaci¨®n de la ¨®pera Idomeneo en Berl¨ªn, ocurrida unos meses. "El gran perjudicado fue Mozart", dijo, y luego coment¨® que, junto a las cuatro cabezas cortadas (Poseid¨®n, Buda, Mahoma, Jesucristo), deber¨ªa haber existido la de un jud¨ªo.
Babelia
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