Siniora acusa a Hezbol¨¢ de promover un golpe de Estado
Nasral¨¢ afirma que el Gobierno liban¨¦s incit¨® la intervenci¨®n de Israel el verano pasado
La disputa entre el Gobierno prooccidental liban¨¦s y el movimiento islamista Hezbol¨¢, aliado de Siria e Ir¨¢n, se recrudece sin visos de compromiso. Atrincherado en su oficina en Beirut, el primer ministro, Fuad Siniora, acus¨® ayer a Hasan Nasral¨¢, l¨ªder de Hezbol¨¢, de organizar un "golpe de Estado", respondiendo as¨ª a la grav¨ªsima imputaci¨®n vertida la v¨ªspera por el cl¨¦rigo chi¨ª, que acus¨® al Gobierno de incitar la intervenci¨®n israel¨ª del pasado verano.
"Algunos miembros del Gobierno", afirm¨® el cl¨¦rigo chi¨ª Nasral¨¢, "apremiaron a Estados Unidos y a Israel para lanzar la guerra contra Hezbol¨¢".
Aunque los llamamientos de unos y otros para impedir choques violentos en las calles se suceden, el lenguaje empleado por los dirigentes libaneses adquiere tintes cada vez m¨¢s agresivos. La situaci¨®n est¨¢ al rojo vivo. Miles de seguidores de Hezbol¨¢ y de los partidos aliados -principalmente el Movimiento Patri¨®tico Libre que dirige el general cristiano-maronita Michel Aoun- continuaban por octava jornada consecutiva la protesta para derribar al Gabinete en la plaza de los M¨¢rtires de Beirut.
Los concentrados est¨¢n a escasos cientos de metros del Palacio de Gobierno, donde viven enclaustrados varios ministros temerosos de correr la suerte de Pierre Gemayel, el titular de Industria asesinado el 21 de noviembre. Y para ma?ana, el grupo islamista ha convocado otra manifestaci¨®n en la capital, como ya hiciera el 1 de diciembre.
El jueves por la noche, Nasral¨¢ reapareci¨® por primera vez desde que el 22 de septiembre se dirigiera a cientos de miles de fieles en un suburbio beirut¨ª. Se trataba de celebrar la "divina victoria" en la guerra que el movimiento chi¨ª libr¨® en verano contra Israel, aunque ya entonces lanz¨® dardos envenenados contra Siniora. Anteanoche, el l¨ªder fundamentalista arreci¨® en sus andanadas en un mensaje televisado.
Quiebra de los pactos
Es dif¨ªcil hallar acusaci¨®n m¨¢s grave que la que lanz¨® Nasral¨¢ contra el Ejecutivo. Adem¨¢s de se?alar que el Gobierno alent¨® a Washington y a Tel Aviv para iniciar la guerra -nada dijo del ataque de Hezbol¨¢ en la frontera de Israel ni de la captura de los dos soldados hebreos a¨²n cautivos del partido-milicia-, el jeque chi¨ª a?adi¨®: "Siniora orden¨® al Ej¨¦rcito liban¨¦s confiscar armas destinadas al sur de L¨ªbano".
El Gobierno y el Ej¨¦rcito negaron tajantemente la acusaci¨®n. "Est¨¢ tratando de organizar un golpe de Estado", declar¨® ayer Siniora, que tild¨® de arrogante a Nasral¨¢. "Ni usted ni su partido son nuestros amos", prosigui¨® antes de remachar: "?Qui¨¦n le ha designado para decir qui¨¦n tiene raz¨®n y qui¨¦n no?".
Hezbol¨¢ exige la dimisi¨®n del Gabinete o bien que se le otorguen los ministerios necesarios para disponer de una minor¨ªa de bloqueo en el Ejecutivo. Siniora rechaza una y otra opci¨®n, y asegura que su Gobierno es leg¨ªtimo aunque la ausencia de ministros chi¨ªes suponga una quiebra de los pactos constitucionales.
Aparte de las manifestaciones, tampoco pueden ser del agrado del Gobierno de Siniora las propuestas que el Grupo de Estudio de Irak plante¨® a la Casa Blanca a favor de una negociaci¨®n con Damasco y Teher¨¢n. Algunos analistas libaneses advierten de que, en caso de que George W. Bush accediera a dialogar con Siria, el Ejecutivo de Beirut podr¨ªa pagar los platos rotos. Temen esos expertos que la colaboraci¨®n de Damasco para apaciguar a Irak acarrear¨ªa contrapartidas. Y el precio que previsiblemente exigir¨ªa el r¨¦gimen de Bachar el Asad bien pudiera ser un benepl¨¢cito para extender su influencia en L¨ªbano. Ya sucedi¨® en 1990. A cambio del respaldo del Gobierno sirio a la coalici¨®n de pa¨ªses, encabezados por EE UU, que expuls¨® al Ej¨¦rcito de Sadam de Kuwait, Damasco obtuvo carta blanca para su presencia militar y pol¨ªtica en L¨ªbano.
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