Estado laico, ?misi¨®n imposible?
No vamos por buen camino en la construcci¨®n del Estado laico. Ya la propia Constituci¨®n Espa?ola de 1978 puede incurrir en cierta contradicci¨®n en el art¨ªculo 16,3 cuando, tras afirmar que "ninguna religi¨®n tendr¨¢ car¨¢cter estatal", a rengl¨®n seguido cita expresamente a la Iglesia cat¨®lica. Era el primer paso en una direcci¨®n inadecuada, que no s¨®lo no se ha corregido, sino que se ha ido agudizando. Todos los gobiernos, de centro, de derecha o de izquierda, han persistido en el error mandato tras mandato. Unos d¨ªas despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, se firmaban los Acuerdos con la Santa Sede, preconstitucionales en su elaboraci¨®n y quiz¨¢s anticonstitucionales en algunos puntos. Eran unos pactos de rango internacional que privilegiaban a la Iglesia cat¨®lica en materias como la ense?anza del catolicismo en la escuela, la atenci¨®n pastoral a las fuerzas armadas y en los hospitales, en asuntos jur¨ªdicos como el reconocimiento de efectos civiles para el matrimonio can¨®nico, en cuestiones econ¨®micas como exenci¨®n de impuestos y dotaci¨®n para culto y clero, etc¨¦tera. El 20 de diciembre de 1978 nos concentr¨¢bamos ante la Nunciatura Apost¨®lica de Madrid 250 cristianos y cristianas para manifestar nuestra oposici¨®n a la firma de los Acuerdos. El Nuncio recibi¨® a una comisi¨®n a quien comunic¨® que la firma no era inminente. Los primeros d¨ªas de enero de 1979 saltaba a la prensa la noticia del acuerdo con la foto correspondiente.
A?o y medio despu¨¦s se aprobaba la Ley Org¨¢nica de Libertad Religiosa, con un amplio respaldo parlamentario. Lo m¨¢s coherente hubiera sido haberla aprobado antes de los Acuerdos con la Santa Sede. Aqu¨ª el orden de factores s¨ª alter¨® el producto. La precedencia de dichos Acuerdos sobre la Ley de Libertad beneficiaba a la Iglesia cat¨®lica, quien no se sent¨ªa afectada por el articulado de la ley de 1980. A su vez, la ley, que apela al principio constitucional de igualdad, consagra la desigualdad y legitima la discriminaci¨®n, al privilegiar a las confesiones religiosas "de notorio arraigo" sobre las otras religiones. La expresi¨®n de "notorio arraigo" resulta harto ambigua e indeterminada y ha dado lugar a un elevado grado de discrecionalidad por parte de la Administraci¨®n. Algunos juristas creen que la actual Ley de Libertad Religiosa consolida una situaci¨®n contraria al derecho com¨²n y vulnera los principios de laicidad del Estado y de igualdad de todos los ciudadanos.
Los Acuerdos con la Santa Sede, la Ley de Libertad Religiosa y los Acuerdos con la Federaci¨®n de Entidades Religiosas Evang¨¦licas de Espa?a, con la Comisi¨®n Isl¨¢mica de Espa?a y con las Comunidades Jud¨ªas de Espa?a, establecen religiones de tres clases o categor¨ªas: de primera, la Iglesia cat¨®lica; de segunda, las de notorio arraigo, juda¨ªsmo, iglesias evang¨¦licas e islam; de tercera, aquellas a las que no se reconoce el notorio arraigo y no han firmado acuerdos con el Estado espa?ol.
La construcci¨®n del Estado laico se est¨¢ convirtiendo en misi¨®n casi imposible. No vivimos, es verdad, en un Estado confesional como lo fuera el de la ¨¦poca del nacionalcatolicismo, pero tampoco en un Estado laico o sencillamente no confesional. Quedan todav¨ªa no pocos restos de confesionalidad. Algunas de las actuaciones recientes del Gobierno socialista nos alejan todav¨ªa m¨¢s de la laicidad. Una es el acuerdo econ¨®mico con la Iglesia cat¨®lica de septiembre de 2006, ratificado en los Presupuestos Generales del Estado de 2007. Otra el borrador de Real Decreto de ense?anzas m¨ªnimas de secundaria obligatoria.
Cada vez estamos m¨¢s lejos del objetivo de la autofinanciaci¨®n, fijado en los Acuerdos del Estado y la Santa Sede de 1979 y ratificado en 1988 cuando entr¨® en vigor el modelo de asignaci¨®n tributaria. Si la Iglesia cat¨®lica ten¨ªa privilegios econ¨®micos, con el acuerdo de septiembre de 2006 los incrementa, al subir el porcentaje de la asignaci¨®n tributaria de 0,52% a 0,7%. El catolicismo es la ¨²nica religi¨®n para la que el Estado recauda. El Gobierno ofrece, as¨ª, a la Iglesia cat¨®lica unas condiciones de plausibilidad cada vez m¨¢s favorables.
Otra prueba del alejamiento del Estado no confesional es el borrador del Real Decreto citado, que ha contado con el justificado regocijo general de las asociaciones cat¨®licas de padres de alumnos y con el no disimulado malestar de las asociaciones laicas de profesores y profesoras, de padres y madres de alumnos y alumnas. En materia de ense?anza de la religi¨®n, el Gobierno cede a las presiones de sectores cat¨®licos que se echaron a la calle para protestar contra la LOE en una manifestaci¨®n apoyada por la Conferencia Episcopal Espa?ola y sigue la misma o similar pol¨ªtica de privilegio que los gobiernos del Partido Popular. Mantiene la asignatura confesional de religi¨®n como materia evaluable y computable para pasar curso. Establece una alternativa. Deja en manos de los obispos la elecci¨®n y el cese de los profesores de religi¨®n, cuyos salarios son abonados por el Estado. ?Una excepci¨®n a la regla general que establece que "quien paga, manda"!
En conclusi¨®n, no estamos en un Estado laico, ni siquiera no-confesional. Tengo la impresi¨®n de que cada vez nos vamos alejando m¨¢s de ¨¦l. Y, sin embargo, el Estado laico es el marco pol¨ªtico y jur¨ªdico m¨¢s adecuado para el respeto al pluralismo ideol¨®gico, para el reconocimiento de la libertad de conciencia y para la protecci¨®n de la libertad religiosa. Pero hay que tomar otra direcci¨®n, que pasa por la revisi¨®n de la Acuerdos con la Santa Sede y con las confesiones religiosas de notorio arraigo, porque la significaci¨®n del catolicismo y de las otras religiones es hoy muy distinta a cuando se firmaron. Es necesario, igualmente, elaborar una nueva ley de libertad religiosa, dado que las circunstancias sociorreligiosas de la sociedad espa?ola han cambiado sustancialmente en el ¨²ltimo cuarto de siglo con la presencia en nuestro pa¨ªs de nuevos movimientos religiosos y espirituales, el fortalecimiento de las religiones jud¨ªa y evang¨¦lica, el crecimiento espectacular del islam y el imparable proceso de secularizaci¨®n.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III de Madrid, y autor de Nuevo Diccionario de Teolog¨ªa (Trotta, Madrid, 2005)
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