Hockney: los retratos de una vida
David Hockney se desnuda por primera vez en una exposici¨®n. La retrospectiva que le dedica la National Portrait Gallery, de Londres, muestra el entorno ¨ªntimo del celebrado artista brit¨¢nico, su familia y amigos. Cinco d¨¦cadas de ¨®leos y dibujos y acuarelas procedentes de su colecci¨®n personal
Es su vida", exclama Sandy Nairne, director de la National Portrait Gallery. "Estos retratos son realmente la vida de Hockney, su relaci¨®n con las personas que m¨¢s quiere en este mundo: su familia, amigos ¨ªntimos, amantes". David Hockney: retratos desvela el diario visual del pintor ingl¨¦s en representaciones de su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo de familiares y amistades. Son obras ejecutadas sin af¨¢n de lucro, como testimonio o archivo personal de las vicisitudes de la vida y el paso del tiempo. "Quer¨ªa observar las caras de mis amigos de nuevo", ha comentado Hockney en alguna ocasi¨®n.
M¨¢s de un centenar de las 160 obras expuestas en Londres proceden de su colecci¨®n personal. Autorretratos y retratos que documentan la curiosidad, inquietudes y af¨¢n de experimentaci¨®n de uno de los m¨¢s importantes protagonistas del arte del siglo XX. Llenan las paredes de la planta baja del museo y trazan cinco d¨¦cadas en la trayectoria de Hockney. Desde un primer autorretrato de 1954, que pint¨® con 17 a?os en su casa de Bradford, en el norte de Inglaterra, hasta la reciente composici¨®n triangular de Elsa, David y Dayanna Duarte, la familia que cuida su residencia y estudio de Santa M¨®nica.
Dos escenarios contrastados -el verde, oscuro y h¨²medo condado ingl¨¦s de Yorkshire frente a la luminosa y colorida California- en donde Hockney ha construido sendos hogares y estudios complementarios. A sus 69 a?os, ambos enclaves siguen siendo sus refugios y focos de inspiraci¨®n art¨ªstica.
"Los retratos", contin¨²a Nairne, "marcan la vida y entorno de Hockney. Rara vez hace un retrato por encargo. La mayor¨ªa surge de su propia elecci¨®n. Decide personalmente a qui¨¦n, d¨®nde y cu¨¢ndo retratarlos. Retorna peri¨®dicamente a la gente que m¨¢s quiere: sus padres, hermanos, amigos ¨ªntimos, amantes. Y en estos trabajos se descubre la relaci¨®n del artista con el retratado, el afecto que siente por cada persona. Le interesa m¨¢s la conexi¨®n, los lazos que sustentan dicha relaci¨®n, que la representaci¨®n visual de los que posan para ¨¦l".
Retornando a los mismos rostros en diferentes etapas de la vida, Hockney salva el obst¨¢culo del parecido. Conoce tan bien a los modelos que sus respectivas fisonom¨ªas llevan tiempo archivadas en su memoria. Las actualiza en cada nueva pintura o dibujo mientras su curiosidad le lleva a probar distintas t¨¦cnicas, medios, posturas y composiciones. Reajusta su relaci¨®n con el retratado en un ejercicio de autorreflexi¨®n. Cuantas m¨¢s series hace de retratos y autorretratos, m¨¢s profundiza en su propia personalidad.
La psicolog¨ªa del sujeto parece tomar un papel secundario a la exploraci¨®n de las emociones del propio artista. "A menudo, los modelos no tienen ninguna expresi¨®n. Sus caras son planas, sin una emoci¨®n fuerte. Nos informan, en cambio, del estado emocional de Hockney. Nos ayudan a conocerle a ¨¦l m¨¢s que al retratado. Por algo se dice que todas las obras de un artista famoso son autorretratos. Hockney ha pintado cientos de autorretratos", explica el director del m¨¢s importante y popular museo europeo de retratos hist¨®ricos y contempor¨¢neos.
Con David Hockney: retratos, la Portrait Gallery de Londres cierra un a?o de festejos en torno al 150? aniversario de su fundaci¨®n. Coproducida con el Museo de Bellas Artes de Boston, pero dirigida desde Londres por Sarah Howgate, experta en arte contempor¨¢neo y modelo de Hockney, la exposici¨®n ha recorrido Estados Unidos antes de montarse este oto?o en la capital brit¨¢nica. Con m¨¢s de 160 obras -incluidas 106 de la colecci¨®n privada del artista- ejecutadas en un abanico de medios y t¨¦cnicas, la muestra retrospectiva seguir¨¢ abierta al p¨²blico hasta el 21 de enero de 2007. "Representa la culminaci¨®n de nuestras celebraciones", confirma Nairne.
"Era importante dedicar a Hockney una retrospectiva y agradezco su colaboraci¨®n. Es uno de los grandes artistas brit¨¢nicos de los ¨²ltimos 50 a?os. Una fuerza incre¨ªble en la escena, aunque a escala internacional su posici¨®n es m¨¢s cuestionada. Ha avanzado siempre en contra de las tendencias internacionales. No se acopl¨® al expresionismo abstracto en vigor en su juventud, encaj¨® ligeramente en el pop art y, desde luego, tampoco encaja en el arte conceptual. Para algunos es demasiado directo. Esto es debido a que el contenido intelectual est¨¢ a menudo dentro y en torno a su trabajo, pero no necesariamente en primera l¨ªnea", analiza el director del museo.
"Quer¨ªa persuadirle de hacer la exposici¨®n debido, en parte, a que el p¨²blico joven no conoce los trabajos de su etapa inicial. Y la gente est¨¢ respondiendo muy bien. Tuvimos 60.000 visitantes en las primeras semanas. Un p¨²blico mixto, maduro y joven. Adem¨¢s de una buena acogida entre la comunidad gay", a?ade.
Hockney reafirm¨® su orientaci¨®n sexual a principios de los sesenta. Acababa de asentarse en Londres, como estudiante de arte en la Royal Academy, donde entr¨® en contacto con los m¨¢s reconocidos exponentes de la vanguardia brit¨¢nica. Contempor¨¢neos como Peter Blake, padre del pop art ingl¨¦s, y su gran amigo el estadounidense R. B. Kitaj, quien marcar¨ªa su identidad estil¨ªstica. El futuro apuntaba hacia la abstracci¨®n, pero Hockney se arrop¨® bajo la tradici¨®n figurativa de su generaci¨®n anterior, de Lucian Freud, Francis Bacon o Richard Hamilton, envolvi¨¦ndola en el manto del realismo o, seg¨²n su concepto preferido, del "naturalismo".
"Sab¨ªa que caminaba en una direcci¨®n distinta al entonces imperante expresionismo abstracto. Pero tambi¨¦n sab¨ªa que reflejar su vida era lo que m¨¢s le importaba. Se dio cuenta de que deb¨ªa avanzar en el proceso figurativo estudiando el ser humano. David todav¨ªa cree que la gente es la parte m¨¢s interesante de su vida", explica Nairne.
Hay mujeres en el entorno de Hockney. Su madre, Laura, es una presencia constante en cinco d¨¦cadas de trabajo. En los retratos maternales afloran el paso del tiempo, las huellas de la vejez y la cercan¨ªa de la muerte. "Si mis mejores retratos son de mi madre, se debe quiz¨¢ a que es la persona a quien mejor conozco", ha se?alado el artista. Tambi¨¦n la dise?adora Celia Birtwell, a quien David Hockney considera su "musa", reaparece en las pinturas, los dibujos y acuarelas, incluida la pieza clave de principios de los setenta Mr. and Mrs. Clark and Percy. Pero es el desnudo masculino, el rostro de j¨®venes atractivos, las parejas homosexuales, los que dominan el universo de Hockney antes y despu¨¦s de enamorarse de California, all¨¢ por el a?o 1966.
"Ya en su ¨¦poca de estudiante en Londres, Hockney era muy abierto respecto a su homosexualidad. En su persona y en su obra. Lo asum¨ªa como una declaraci¨®n de principios. No hac¨ªa campa?a ni se sumaba a las manifestaciones. Simplemente demostraba su sexualidad retratando a sus amigos ¨ªntimos y amantes. Y hay que recordar que eran tiempos muy distintos. La homosexualidad fue t¨¦cnicamente ilegal en el Reino Unido hasta 1968", aclara el director de la Portrait Gallery.
Peter Schlesinger fue el primer gran amor de Hockney. Lo pint¨® en infinitas poses y ocasiones. Retrat¨® en 1966 al joven estudiante de arte con su cuerpo desnudo saliendo de una piscina en Los ?ngeles; le dibuja reclinado en una butaca en 1972, y lo encuadra en posici¨®n formal, en traje de chaqueta y pajarita, en el ¨®leo Peter Schlesinger con c¨¢mara Polaroid. Pint¨® este cuadro de mediano formato en 1977, cuando ya se hab¨ªa producido la ruptura definitiva de la relaci¨®n sentimental, en un encuentro en Barcelona. El modelo mira a los ojos del pintor demostrando quiz¨¢ su independencia como amigo y artista. Otras amistades ¨ªntimas, entre ellas su actual ayudante Gregory Evans, tambi¨¦n posan para Hockney en diferentes etapas de sus vidas.
Hockney aborda con frecuencia a una figura en solitario. Est¨¢n, por un lado, sus familiares y amigos recurrentes: su madre, Celia Birtwell, Peter Schlesinger, Henry Geldzahler y Gregory Evans. Por otro, personalidades que ¨¦l respeta o que han influido en su arte: los poetas Stephen Spender y W. H. Auden; el novelista J. B. Priestley; los artistas Richard Hamilton, Andy Warhol, Lucian Freud y su ¨ªdolo Pablo Picasso. Ocasionalmente, retrata a todas las personas que visitan su estudio a lo largo de un a?o.
En las ¨²ltimas series, Hockney ha recuperado su vieja tendencia a emparejar a sus modelos. Hab¨ªa explorado con ¨¦xito el doble retrato en cuadros m¨ªticos -entre ellos, American Collectors (1968), Henry Geldzhaler and Christopher Scott (1969), el antes mencionado Mr. and Mrs. Clark and Percy (1970-1971) y Mis padres (1977)- que sugieren una relaci¨®n distanciada o a punto de quebrar. El abismo parece incluso m¨¢s infranqueable en sus acuarelas de 2002-2003 y en los dobles retratos de 2005.
Stephanie Barron, comisaria del County Museum of Art de Los ?ngeles, donde recal¨® la exposici¨®n el verano pasado, ve en los dobles retratos masculinos un intento por parte de Hockney de comprender el misterio de las relaciones sentimentales. "Inspecciona, de una forma muy ¨ªntima, la relaci¨®n entre dos personas. No es propiamente voyeurismo, sino una inspecci¨®n ligeramente entrometida, aunque tampoco lo es, dada su estrecha amistad con los modelos. Pienso que tiene curiosidad por la naturaleza de las relaciones duraderas, particularmente las relaciones gay, y presiento en Hockney un deseo por comprender qu¨¦ las hace funcionar", escribe Barron.
Nairne aporta una explicaci¨®n m¨¢s acad¨¦mica: "En los retratos dobles sigue la tradici¨®n del siglo XVIII de las llamadas piezas de conversaci¨®n, que Hockney conoce muy bien. Le atrae la idea de la relaci¨®n entre dos personas y, particularmente, la relaci¨®n entre cada modelo y el artista".
Menos pol¨¦mico resulta uno de los puntales que gu¨ªan la retrospectiva. Con su selecci¨®n de obras expuestas, Howgate demuestra c¨®mo el retrato es motor y campo de experimentaci¨®n en la continua exploraci¨®n estil¨ªstica de Hockney. En su b¨²squeda de la representaci¨®n genuina y honesta de la realidad, el artista retorna una y otra vez al rostro y cuerpo humanos, ya sea con el pincel, el carboncillo, el l¨¢piz de color, la fotograf¨ªa, la c¨¢mara l¨²cida o los collages.
Se acerca al cubismo en retratos de m¨²ltiples perspectivas de principios de los ochenta, incluido el ¨®leo Christopher without his glasses (1984), con ciertas reminiscencias de Bacon. Evoca a Matisse en el decorado de Divine, la estrella transexual que pint¨® en 1979. Construye im¨¢genes humanas como si se tratara de piezas de un puzle en sus series fotogr¨¢ficas y deconstruye su propio cuerpo en un autorretrato que inici¨® en 1984 y complet¨® el a?o pasado. "Ensaya ideas y t¨¦cnicas nuevas en los retratos. Ha hecho, por supuesto, paisajes experimentales y tambi¨¦n ha explorado en sus bodegones o naturalezas muertas, pero el retrato es para ¨¦l un importante espacio de experimentaci¨®n", dice Nairne.
Hockney retorn¨® a Yorkshire en 2005. Nunca ha abandonado permanentemente su tierra natal, pero por primera vez centr¨® la mirada en las pistas rurales, en los campos cultivados, en los bosques de su ni?ez. Hab¨ªa pintado exteriores californianos -sus famosas terrazas y piscinas- y la inmensidad del ca?¨®n del Colorado en brillantes colores, pero nunca antes hab¨ªa abordado el paisaje en torno a Bradford ni los alrededores de Bridlington, donde tiene un estudio y pasa largas temporadas.
Con su caballete a la intemperie, redescubri¨®, adem¨¢s, el poder de la pintura sobre la fotograf¨ªa para "ver el espacio". Daba as¨ª por concluida su indagaci¨®n de los efectos ¨®pticos en la historia y pr¨¢ctica del arte que plasm¨® en el manual Secret Knowledge. Rediscovering the lost techniques of the Old Masters, recientemente reeditado en una edici¨®n ampliada. '"Me di cuenta de que la c¨¢mara no ve el espacio, ve superficies. La c¨¢mara ve geom¨¦tricamente. Nosotros debemos ver psicol¨®gicamente", dijo con ocasi¨®n de su exposici¨®n de paisajes de Yorkshire, el pasado octubre en Londres.
No hay un alma en estos rec¨®nditos espacios del norte de Inglaterra. Son terrenos v¨ªrgenes o labrados, con flores y ¨¢rboles, casas e iglesias en la lejan¨ªa, que Hockney desea pintar en todas las estaciones del a?o. A¨²n tiene que completar la serie y, entretanto, actualiza su diario visual de amistades, retrat¨¢ndoles, esta vez, de cuerpo entero y a escala real. "Los paisajes del este de Yorkshire", afirma Nairne, "son retratos de un lugar muy importante para Hockney. Realmente son retratos de su tierra natal".
'David Hockney: retratos', la retrospectiva que dedica al pintor la National Portrait Gallery de Londres, puede verse hasta el pr¨®ximo 21 de enero de 2007.
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