Voluntad
Los puentes tambi¨¦n cansan. Que se lo pregunten al r¨ªo Kwai, perd¨®n, a quienes sin manifestar ning¨²n amor ni vocaci¨®n por el bricolaje tienen que valerse de los festivos para habilitarse la choza (y somos muchos pero alg¨²n d¨ªa en vez de bricolarnos un inmueble nos bricolaremos una inmobiliaria, para forrarnos). Dec¨ªa que los puentes tambi¨¦n cansan, pero puede que no cuando se trata de salir en defensa de la Constituci¨®n o de largarse, m¨¢s prosaicamente, a Varadero o a cualquiera de esos para¨ªsos facilitados por la Inmaculada. Pero no faltan los que tampoco descansan, quiero decir, que no pierden comba ni un minuto para darnos la matraca.
Hoy voy a hablarles de dos espec¨ªmenes de ¨¦stos. Puede que no tengan otra cosa en com¨²n, s¨®lo puede, pero ah¨ª est¨¢n con lo suyo dale y dale que te pego. El primero es el ¨ªnclito Fernandez, Jonan, que de empe?arse en aquello de redactar un folio, y pese a nunca haberlo conseguido, ha pasado a fabricar 1.323 expertos en resolver conflictos, es decir, en intentar escribir un folio. Y f¨ªjense que no son ni 1.000 ni 1.330 sino 1.323 los que armados por la vast¨ªsima experiencia de JF en redactar folios -un folio- van a resolver no se sabe si un conflicto en plan coral o 1.323 conflictos. Hombre, si es verdad que ETA cuenta en estos momentos con 500 efectivos, los chicos de Fern¨¢ndez podr¨¢n rodear a cada uno de ellos con dos y pico expertos en la resoluci¨®n de folios, digo de conflictos.
La experiencia podr¨ªa no estar mal, pues es bien recibido que haya cuanta m¨¢s gente en tirar en la misma direcci¨®n. El problema es que no se sabe si esto ser¨¢ as¨ª, si los 1.323 van a tirar en otra direcci¨®n que no sea la de presentarse como expertos en resolver conflictos por m¨¢s que no tengan claro qu¨¦ conflicto tienen delante, lo que podr¨ªa llevar a 1.323 -1.324, si contamos al creador del invento- maneras de ver el mismo conflicto y ah¨ª s¨ª, lo siento pero no se le ve la utilidad. Pero que no decaiga. Gustave Le Rouge imagin¨® en Prisionero del planeta Marte una nave espacial que volaba gracias a la energ¨ªa mental concentrada de unos 1.323 gur¨²s, gur¨² arriba, gur¨² abajo, por lo que no cabe desde?ar nada. M¨¢xime cuando en el t¨ªtulo de Le Rouge aparecen las palabras prisionero y Marte, o sea, que podr¨ªa estar hablando de aqu¨ª.
Bien, he dicho al principio que hab¨ªa un segundo marciano, perd¨®n, un segundo irredento en esto de sostenella, no enmendalla y resostenella todo el rato. Se trata del sindicalista Rafael D¨ªez Usabiaga (?pero habr¨¢ tenido este hombre tiempo alguna vez para trabajar como trabajador de base?). El mundo, seg¨²n Usabiaga, se entiende como voluntad. Y, ojo, que no digo como voluntad de representaci¨®n, que tambi¨¦n, sino como voluntad a secas.
El sindicalista Usabiaga se descolg¨® el otro d¨ªa con una frase de esas que hacen no historia, sino puente: "No hay legalidad que pueda frenar la voluntad de los vascos". Y he dicho lo de puente porque establece uno entre lo que dec¨ªan Hitler y los suyos -s¨ª, lo siento- y lo que ¨¦l preconiza que propio de los totalitarismos. Y lo digo con toda claridad porque la ra¨ªz del totalitarismo est¨¢ en eso, en defender la voluntad -propia, del pueblo, de la raza, de la sangre- frente al imperio de la ley, que desde ese mismo momento deja de regular la convivencia entre los ciudadanos y convierte la sociedad en un choque de voluntades del que saldr¨¢ ganando la mayor voluntad, es decir la del m¨¢s fuerte; en una palabra, la del sujeto colectivo, que impondr¨¢ su voluntad sobre el otro -el distinto, el que defiende la sociedad de los ciudadanos- y terminar¨¢ por aniquilarle convirtiendo la sociedad en un cementerio. En eso consiste el totalitarismo.
Bien es verdad que se podr¨ªa hacer un llamamiento a los voluntariosos Cien Mil Hijos de San Jonan para que intervengan y rodeen a Usabiaga para repetirle, excus¨¢ndose si es que le faltan al respeto, que es un chico malo porque las sociedades con voluntad no caben en esta bella Euskal Herria, donde, por lo dem¨¢s, cabe todo. Principalmente el aburrimiento.
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