Redada en Ceuta

La polic¨ªa detuvo ayer de madrugada en Ceuta, y por orden del juez Baltasar Garz¨®n, a 10 espa?oles y un marroqu¨ª, presuntos militantes de una c¨¦lula salafista ligada al Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª (GICM), responsable de las masacres de Casablanca y Madrid, en 2003 y 2004 (234 muertos), y con conexiones en el Reino Unido. La operaci¨®n fue bastante espectacular y, seg¨²n el relato de familiares, tuvo por momentos actitudes desproporcionadas de los agentes, habida cuenta de que no se encontraron ni armas ni explosivos en los domicilios allanados. El ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que se encontraba en Argel con el jefe del Gobierno, explic¨® que los detenidos, algunos con antecedentes penales por tr¨¢fico de drogas y robo, formaban parte de una c¨¦lula embrionaria, pero estaban plante¨¢ndose pasar a la acci¨®n, aunque no ten¨ªan por ahora capacidad para hacerlo.

Por grande o peque?o que sea el alcance de la redada y por prematura o conveniente que haya podido ser, esta ¨²ltima operaci¨®n viene a confirmar que Espa?a es uno de los blancos del fanatismo de los seguidores de Osama Bin Laden y que las amenazas deben tomarse muy en serio. El pasado enero la polic¨ªa desmantel¨® lo que ten¨ªa todos los visos de ser una base log¨ªstica de captaci¨®n y reclutamiento de Al Qaeda en Espa?a, principalmente para el brazo operativo que la red tiene en Irak. Los detenidos viv¨ªan en varias ciudades y ten¨ªan nacionalidades diversas. Muchos eran militantes del GICM.

Y el pasado mayo, un grupo norteafricano declaraba en uno de los foros digitales yihadistas m¨¢s visitados del n¨²cleo de Bin Laden "la guerra al Estado infiel espa?ol" para "liberar las ciudades ocupadas de Ceuta y Melilla", lo cual motiv¨® gran inquietud en el Gobierno, ante el grave peligro de que el terrorismo islamista cuestione con violencia la espa?olidad de esas dos ciudades. Es notable se?alar que en la redada de ayer han colaborado los servicios de inteligencia marroqu¨ªes, a los que alg¨²n medio de comunicaci¨®n, de forma irresponsable, implic¨® en su d¨ªa en la tragedia del 11-M.

La polic¨ªa y los servicios de inteligencia, junto a la judicatura, se han tomado muy en serio las amenazas islamistas. Es de esperar que sigan actuando al margen de los ruidos medi¨¢ticos y pol¨ªticos sobre tramas conspiratorias en la feroz masacre del 11 de marzo de 2004 y que han cobrado esta semana m¨¢s br¨ªos con extravagantes y no demostradas tesis. Quienes las formulan, en un ejercicio intelectualmente diab¨®lico, se arrogan el derecho de no sentirse obligados a probar su veracidad (el ¨²ltimo ejemplo involucra a Rodr¨ªguez Ibarra y Vera), y sostienen que corresponde a quienes la rechazan probar su falsedad.