Los archivos de la Stasi revelan la minuciosidad con la que G¨¹nter Grass fue espiado
El premio Nobel G¨¹nter Grass fue uno de los intelectuales occidentales que sufrieron el sistema de observaci¨®n de la ex Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). El peri¨®dico Die Welt y el semanario Der Spiegel han revelado esta semana que el inter¨¦s por Grass de la Stasi, los servicios secretos del r¨¦gimen socialista, ha sido m¨¢s extenso de lo que hasta ahora creyeron los alemanes. Los perfeccionistas soplones contratados por el Ministerio de Seguridad anotaban incluso detalles tan irrelevantes como que "Grass y su esposa vistieron ropa limpia y ordenada durante el tiempo de observaci¨®n".
Un total de 208 p¨¢ginas sobre Grass, que comprenden fotograf¨ªas, formularios oficiales y protocolos de observaci¨®n, revelan las t¨¢cticas utilizadas para provocar declaraciones del escritor y sus amigos de la RDA contra el sistema comunista. La apertura de los expedientes, encargada por el peri¨®dico Die Welt a la Oficina de Documentaci¨®n de la Stasi, llamada Birthler-Beh?rde, ha desvelado que el autor de El tambor de hojalata fue declarado enemigo p¨²blico de la RDA con ayuda del historiador Karlheinz Sch?dlich, hermano del escritor Hans Joachim Sch?dlich, amigo de Grass.
Papel insano
Uno de los hombres encargados de espiarle, llamado Sch?fer, dominaba su profesi¨®n, pues Grass no desconfi¨® en ning¨²n momento de ¨¦l y ¨¦ste consegu¨ªa invitaciones para las reuniones que aqu¨¦l presenciaba. Otro de ellos, un oficial de la Stasi denominado Salatzki, escribi¨®: "Grass juega un papel oscuro e insano". El escritor se encuentra en la RDA en busca "de autores y textos y se lleva todo lo que le parece m¨¢s o menos bien y lo que puede conseguir para aumentar su prestigio en la Rep¨²blica Federal de Alemania", constat¨® el mismo en junio de 1978. Concluy¨® el oficial, bas¨¢ndose en las informaciones aportadas por Sch?fer, que Grass ya no contaba con amigos en el Oeste y que estaba "completamente aislado", seg¨²n inform¨® Die Welt. Se trataba de una clara manipulaci¨®n de la realidad.
Grass no se enter¨® de nada durante sus viajes por la RDA. En uno de ellos, minuciosamente documentado, que le llev¨® en los a?os setenta por Turingia, le tomaron fotos con su esposa y otras personas. Tampoco conoc¨ªa el escritor comprometido con la socialdemocracia alemana la dimensi¨®n real de la sombra que segu¨ªa sus pasos. Sostuvo el escritor en 1987 en el desaparecido Palacio de la Rep¨²blica, un sitio representativo del poder socialista en el centro de Berl¨ªn, que el hecho de estar all¨ª mostraba que ¨¦l "aparentemente ya no significaba un riesgo para la seguridad" de la RDA.
Antes que los periodistas de Die Welt y Der Spiegel, G¨¹nter Grass hab¨ªa le¨ªdo los informes de la Stasi. En 2002, dio luz verde a la directora de la instituci¨®n, Marianna Birthler, para que dejara ver los documentos sobre ¨¦l, que, por otra parte, no dicen nada sobre su pol¨¦mica relaci¨®n juvenil con el nazismo que no supieran los alemanes.
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