Tres meses de conflicto

El conflicto laboral en la planta de la multinacional Reckitt Benckiser en G¨¹e?es cumple ya tres meses. El pasado 12 de septiembre, la compa?ia brit¨¢nica, que fabrica productos de limpieza e higiene personal, anunci¨® el cierre de la planta, lo que cogi¨® de improviso a las autoridades locales y auton¨®micas.

La firma aduc¨ªa para su decisi¨®n razones de costes laborales -la planta generaba beneficios, que Reckitt ha rehusado cuantificar- para trasladar la producci¨®n a otros centros de trabajo en Portugal, Gran Breta?a y Polonia y recurrir a las subcontrataciones. Las administraciones vascas hablaron de "deslocalizaci¨®n de libro", en palabras de la titular de Industria, Ana Aguirre, y el caso sirvi¨® para que la Diputaci¨®n de Vizcaya anunciase la elaboraci¨®n de una norma foral que obligar¨¢ a devolver las ayudas p¨²blicas a empresas con beneficios que pretendan su deslocalizaci¨®n.

Un mes antes del anuncio del cierre, el Ayuntamiento de G¨¹e?es aprob¨® la recalificaci¨®n de terrenos de Reckitt para construir viviendas, lo que le reportar¨¢ unas plusval¨ªas de m¨¢s de cinco millones de euros. Este hecho levant¨® una gran pol¨¦mica por el posterior anuncio de la clausura de la planta. Las negociaciones no han existido casi hasta principios de este mes porque la plantilla se negaba a tratar el cierre. S¨®lo la presentaci¨®n del ERE, a mediados del pasado noviembre, forz¨® el di¨¢logo entre ambas partes. Sin embargo, las discrepancias sobre el contenido del documento han ido dilatando el periodo de consultas hasta el pasado d¨ªa 1, cuando la mayor¨ªa de la asamblea de los trabajadores dio autorizaci¨®n al inicio de las negociaciones. En todo este periodo se han sucedido las movilizaciones de la plantilla, que han mantenido dos d¨ªas de huelga.