Una buena ganga
Barcelona, la gran capital mediterr¨¢nea, emblema de modernidad y convivencia de gentes y culturas en este pa¨ªs -a veces tan agreste-, ha puesto una s¨®lida piedra en el camino de la construcci¨®n de su propia imagen y de la destrucci¨®n, en sus confines, de una de las fiestas m¨¢s pol¨¦micas y apasionadas de la cultura de la baja Europa: las corridas de toros. Mientras en una amplia franja del sur franc¨¦s el toreo mantiene un espacio saludable e incluso pujante -Castella, el diestro de Bezi¨¦rs manda hoy d¨ªa en el escalaf¨®n mundial y empresarios taurinos franceses como Sim¨®n Casas son aut¨¦nticos impulsores de estas fiestas-, el noreste de nuestra Pen¨ªnsula parece optar por el absoluto rechazo de las corridas. Al menos desde las instituciones.
As¨ª parece haberlo decidido su ayuntamiento. Si el 6 de abril de 2004 se aprob¨® una moci¨®n municipal que declaraba a Barcelona como ciudad antitaurina, ahora, a instancias de Jordi Portabella, segundo teniente de alcalde, miembro de la Comisi¨®n de Urbanismo, Infraestructuras y Vivienda, presidente de la comisi¨®n de Promoci¨®n Econ¨®mica, Ocupaci¨®n y Conocimiento y presidente del Grupo Municipal ERC de la Junta de Portavoces, parece confirmarse el proyecto de trasladar el mercadillo de Els Encantes -actualmente ubicado en la plaza de las Glorias- a la actual plaza de toros Monumental. El empresario Bala?¨¢, de legendaria raigambre en este peculiar planeta, es el actual propietario de la plaza y, si las negociaciones siguen su curso, dejar¨¢ de dar corridas en 2008. Desaparecida ya como tal la antigua plaza de las Arenas, en la que, tras la m¨¢scara moz¨¢rabe de su fachada, el prestigioso arquitecto ingl¨¦s Rogers construye hoy un centro comercial, parece tocarle ahora a la Monumental. La ¨²nica ciudad del Estado que pose¨ªa dos plazas de primera aumentar¨¢ su bien ganada fama de industriosa con dos nuevos mercados de primera. Y, consecuentemente, los toros desaparecer¨¢n en Barcelona.
Suficientes aficionados
Un golpe monumental para la lidia. ?Era necesario hacer esta jugada de exclusi¨®n en uno de los buques insignia del paisaje de la tolerancia, la multiculturalidad y la integraci¨®n de pueblos y costumbres? Son suficientes los aficionados catalanes como para ocupar los tendidos y gradas de una plaza emblem¨¢tica por categor¨ªa y tradici¨®n, donde anualmente lidian las mejores figuras del toreo y para convivir en paz respetuosa con los aficionados -muchos m¨¢s, sin duda- a los placeres del comercio.
Las ¨²ltimas grandes figuras del toreo, desde los considerados m¨¢s artistas a los carism¨¢ticos por su valor y destreza, han tenido grandes triunfos en Barcelona. Cuando hablan de la Monumental, con cierta misteriosa reverencia, no son Las Ventas su referente. En la arena cercada por aires bizantinos y arabescos, por sones modernistas y mar¨ªtimos, est¨¢n presentes faenas antol¨®gicas y emociones -minoritarias, controvertidas, como tantas otras cosas que hacen rico y quitan el uniforme al mundo- inolvidables. Si la cosa no se remedia podremos sustituirlas por la inigualable y fascinante experiencia de adquirir una buena ganga.
Babelia
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