La paridad en el ojo ajeno
Leo en el peri¨®dico de ayer que Carme Chac¨®n, vicepresidenta del Congreso, y tambi¨¦n Isaura Navarro (de IU-ICV) "expresaron su malestar" porque entre las personas que formar¨¢n parte del consejo de administraci¨®n de Televisi¨®n Espa?ola "solo figuran tres mujeres junto con nueve hombres". Y a ustedes les puede parecer raro si piensan que estas dos pol¨ªticas piden paridad a los de la tele cuando en sus propios partidos no se aplica. Pero a m¨ª no.
Yo s¨¦ que si no se aplica la paridad en sus propios partidos, como si no se aplica en la tele, no es por sexismo o falta de sensibilidad. Poner mujeres en las listas es muy rentable y no es electoralmente arriesgado como poner, por ejemplo, homosexuales o musulmanes (o musulmanes homosexuales). Si pones un negro en tus listas, como acaba de hacer Jean-Marie Le Pen, ganas titulares pero pierdes votos. Por eso estoy segura de que Montilla y Zapatero, igual que los de la televisi¨®n p¨²blica espa?ola, buscaron mujeres hasta debajo de las piedras y, simplemente, no las encontraron. ?Y si resulta que no hay tantas mujeres a las que nos interese mandar?
A m¨ª no me parece mal que en todas las empresas haya tantas mujeres como hombres. De hecho, en el sector de la literatura, que es el m¨ªo, sobran ejemplares de sexo femenino y nada me har¨ªa m¨¢s feliz que sustituir a algunas de mis colegas por m¨¢s ejemplares de sexo masculino. Mientras no se aplique la paridad a los camareros del bar que frecuento estar¨¦ tranquila. Ahora bien, forzar la paridad me parece igual de burro que evitarla. Yo no quiero que me regalen nada por ser mujer, porque ser¨ªa discriminatorio conmigo misma, que soy lista. Pero, adem¨¢s, el sexo no me parece lo m¨¢s relevante en un grupo de personas que trabajan juntas. Si entre hombres y mujeres no hay diferencia, por qu¨¦ fijarnos en esa diferencia precisamente? ?No es igual o m¨¢s relevante la orientaci¨®n sexual, la belleza o la edad? Hay personas que, sobre todo, se sienten "negras" o "heterosexuales" y eso pasa por encima de su sexo. Entonces, para ser paritarios de verdad, ?no habr¨ªa que poner a musulmanes, a j¨®venes, a discapacitados o a homosexuales en el Gobierno? El n¨²mero de gays es por lo menos el 10% de la poblaci¨®n mundial. ?No deber¨ªa este 10% estar tambi¨¦n representado?
S¨ª, ya lo s¨¦. Votamos a gobiernos de izquierdas o de derechas para que tengan en cuenta de una manera o de otra a los gays, a los discapacitados o a los inmigrantes. Pero decir eso es trampa. Si pensamos as¨ª, adi¨®s paridad, porque entonces tambi¨¦n podr¨ªamos decir que no hace falta que haya mujeres en el Gobierno para que se hagan pol¨ªticas que tengan en cuenta a las mujeres. Para m¨ª, no son los hombres los que est¨¢n poco dispuestos a ceder sus poltronas a las mujeres. Para m¨ª, los que m¨¢s se resisten a ceder sus poltronas son los mayores respecto a los m¨¢s j¨®venes.
El otro d¨ªa, asist¨ª a una comida de periodistas deportivos. ?ramos unas siete mujeres y unos veinte hombres. Y hablamos de cuotas, claro. Todas dijimos que ojal¨¢ esa mesa estuviese m¨¢s equilibrada por sexos. Pero mientras dec¨ªamos esto, los camareros nos serv¨ªan siguiendo el protocolo requerido en los restaurantes pijos. Primero, a nosotras. Luego, a ellos. La primera mujer en ser servida fue la mayor, mientras que la ¨²ltima fue la m¨¢s joven. Por suerte, ustedes no vieron las miradas asesinas que algunas de mis seis colegas femeninas dirigieron a la espalda del pobre camarero al servir a la ¨²ltima mujer (es decir, al servir a la m¨¢s joven). Yo no lo hice, pero s¨®lo porque fui la ¨²ltima en ser servida. Je, je. Y creo que no hago mal en confesarles este momento de emoci¨®n si tenemos en cuenta que hoy es mi 40 cumplea?os. Por eso, para la comida de periodistas del a?o que viene, espero que haya m¨¢s mujeres en esa mesa. Pero sobre todo espero que esas mujeres tengan menos de 30 a?os (m¨¢s que nada porque s¨¦ que algunas de mis paritarias colegas femeninas no lo soportar¨¢n). Entonces, no tendr¨¦ m¨¢s remedio que sobornar al camarero para que siga sirvi¨¦ndome a m¨ª en ¨²ltimo lugar. Y si no lo hace, me convertir¨¦ para siempre al feminismo radical y me quejar¨¦ de esta costumbre sexista e intolerable.
moliner.empar@gmail.com
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