Dos de cada tres trabajadores del campo registrados en Galicia son mujeres

El campo en Galicia, una sociedad tradicionalmente matriarcal, es femenino. Dos de cada tres agricultores son mujeres, seg¨²n desvelan las cifras de los cotizantes al R¨¦gimen Especial Agrario de la Seguridad Social. Si la discriminaci¨®n laboral y salarial de las mujeres es patente en la comunidad aut¨®noma, como puso de manifiesto esta semana la Xunta al presentar un proyecto de ley de igualdad del trabajo femenino, la situaci¨®n resulta a¨²n m¨¢s sangrante en el mundo agr¨ªcola, caracterizado por las dif¨ªciles condiciones de vida del rural y las bajas rentas.

Las agricultoras, en mucho mayor medida que las mujeres del ¨¢mbito urbano, que suelen tener acceso a m¨¢s ayudas y servicios sociales, se ven obligadas a compaginar su trabajo en la explotaci¨®n agraria con las tareas dom¨¦sticas y el cuidado de ni?os y, en muchas ocasiones, de los mayores que viven en la casa.

El 63% de las 55.358 personas dadas de alta en el R¨¦gimen Especial Agrario, en julio pasado, es del sexo femenino. La proporci¨®n es a¨²n m¨¢s elevada en el caso de los trabajadores por cuenta propia (hay 33.430 agricultoras de un total de 50.973). La tendencia es, sin embargo, la contraria cuando se trata de inscritos por cuenta ajena, ya que las empresas agrarias optan preferentemente por contratar a hombres que a mujeres (s¨®lo son 1.346 de un total de 4.385).

La baja rentabilidad del campo explican estas cifras. Los hombres suelen dejar al frente de las explotaciones a sus parejas para buscar otras alternativas laborales mejor renumeradas. Uni¨®ns Agrarias (UU AA), que llama a convertir "la lucha contra la invisibilidad de las mujeres en el mundo agr¨ªcola y rural en una cuesti¨®n de primer orden", calcula que al c¨®mputo de inscritos en r¨¦gimen agrario, hay que a?adir otras 10.000 trabajadoras del campo sin derechos laborales y sociales reconocidos dado que es pr¨¢ctica habitual en las explotaciones dirigidas por una pareja que, por falta de ingresos, s¨®lo se pague una cotizaci¨®n, la del hombre.

El papel fundamental que la mujer juega en el mundo rural y en la agricultura de Galicia carece de reconocimiento social. Padece discriminaci¨®n no s¨®lo laboral y salarial, sino tambi¨¦n, y m¨¢s que las mujeres de las ciudades, en el ¨¢mbito de la educaci¨®n, la formaci¨®n o la salud. "En numerosos casos, s¨®lo se les reconoce como esposas de agricultores, sin estatuto alguno", apunta el sindicato, para el que urge tomar medidas que dignifiquen el papel y trabajo de las mujeres.

Gobierno central y Xunta dieron un primer paso cuando decidieron financiar la mitad de la cuota a la Seguridad Social a las mujeres menores de 40 a?os que sean pareja del titular de una explotaci¨®n agraria. Pero es insuficiente, afirma UU AA, que ha pedido que se ampl¨ªe la medida. El Ejecutivo reconoce que la baja proporci¨®n de mujeres en edad f¨¦rtil (15-39 a?os) en la agricultura gallega es preocupante. Apenas un tercio de las trabajadoras de este sector est¨¢ en esa franja de edad.

Y las mujeres, al constituir el n¨²cleo del mundo agrario, son las m¨¢s golpeadas por las bajas rentas, descenso de precios y las crisis que vive el sector , motivos principales de la manifestaci¨®n convocada para hoy en Santiago por UUAA. El sindicato llama a todos los ganaderos y agricultores a salir a la calle para poner de manifiesto la ca¨ªda de precios, agravada por las p¨¦rdidas que gener¨® la sequ¨ªa del verano.

El precio que las industrias l¨¢cteas pagan a los ganaderos por la leche se mantuvo bajo, pese a una ligera subida en verano que no compens¨® el descenso de los meses anteriores. El n¨²mero de explotaciones lecheras no cesa de reducirse en un pa¨ªs que necesita exportar este producto b¨¢sico dado que s¨®lo produce dos tercios de la demanda nacional. En el ¨¢mbito de la carne, la situaci¨®n no es mejor. Las ayudas europeas se redujeron en un 25% tras ponerse en marcha el nuevo m¨¦todo de pago ¨²nico.

Las explotaciones ganaderas ven c¨®mo se reducen sus ingresos y a la vez aumentan sus gastos. Por culpa de la sequ¨ªa que redujo los cultivos de forrajes, los agricultores se ven obligados a comprar la alimentaci¨®n animal, un coste que, seg¨²n c¨¢lculos de UUAA, supuso para cada granja gallega en los ¨²ltimos cuatro meses un desembolso de entre 1.200 y 1.400 euros. Una fortuna, si se tiene en cuenta que un 80% de los ganaderos tienen rentas mensuales inferiores al salario m¨ªnimo, 540 euros.