Men¨¦ndez Pelayo, un genio
Le¨ª en ABC que para que prevenir el sobrepeso hay que andar 10.000 pasos diarios. Y recordando a un gran hincha del Real Madrid, Jenofonte, el autor de La An¨¢basis o La retirada de los Diez Mil y uno de los grandes andarines de la historia, me fui a pie, el martes pasado, a la Biblioteca Nacional. All¨ª, hasta el 18 de febrero, se exhibe la espl¨¦ndida exposici¨®n A pesar de todo dibujan: la Guerra Civil vista por los ni?os. Por mi afici¨®n en la infancia al c¨¢lculo aritm¨¦tico, puedo afirmar que di en este paseo hasta la Biblioteca, iniciado en Nuevos Ministerios, unos 3.515 pasos. No puedo responder de la exactitud de los 15 ni de los 800 y quiz¨¢ tampoco de que los pasos hayan sido 3.000. Y al ser ya inminente la Navidad -y en inminente aparece el minae latino que significa amenaza-, incluso aceptar¨ªa que no anduve ni un d¨¦cimo de parasanga, la medida itinerante persa que tanto menciona Jenofonte. Y ?a cu¨¢ntos pasos equivale una parasanga? Que responda el sabio don Marcelino Men¨¦ndez Pelayo, ante cuya estatua instalada -al menos, de momento- en el vest¨ªbulo de la Biblioteca Nacional cre¨ª alucinar al ver lo que el escultor sevillano Lorenzo Coullaut-Valera, sobrino del escritor Juan Valera, esculpi¨® en honor del maestro c¨¢ntabro.
Este genio, abominado por los integristas de derecha e izquierda, es una gloria de nuestra cultura
?Era verdad lo que ve¨ªan mis ojos o alucinaba como quien se nutre de ¨¦xtasis en una discoteca de Azca? Era verdad: don Marcelino Men¨¦ndez Pelayo -"el espa?ol henchido por sus dogmas", seg¨²n el memorable e injusto verso de Luis Cernuda-, el gran ¨ªdolo de la derecha espa?ola, estaba representado con un libro colocado... ?en la mano izquierda! ?Era, pues, don Marcelino zurdo o se trataba de una licencia escult¨®rica de la misma estirpe que las licencias m¨¦tricas de los poetas? ?Le ven¨ªa mal a Coullaut Valera colocarle al autor de Historia de los heterodoxos espa?oles el libro en la mano derecha??O era un error mi interpretaci¨®n de la posici¨®n del libro? ?No cogen los diestros el libro con la izquierda y pasan p¨¢gina con la derecha? Lorenzo Coullaut-Valera muri¨® en Madrid en 1932. En la parte posterior de la estatua se lee: "Los cat¨®licos espa?oles / por iniciativa / de la / Junta Central / de / Acci¨®n Cat¨®lica". Aunque hay un precepto evang¨¦lico que dice que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha de Rajoy, se comprende que la Acci¨®n Cat¨®lica no haya podido renunciar a la dulce honrilla de figurar en el monumento.
Tras el recuerdo de la pol¨¦mica desatada, en marzo pasado, con la decisi¨®n de la directora de la Biblioteca Nacional, la jacobina Rosa Reg¨¢s, de trasladar la estatua de Men¨¦ndez Pelayo al jard¨ªn de la Biblioteca, en compa?¨ªa del madrile?o Lope de Vega -una decisi¨®n, al final del verano, rectificada, oh sabia Rosa Reg¨¢s-, me voy andando -unos 4.200 pasos- a la Real Academia de la Historia.
En esta noble Academia, fundada en 1735, y hoy dirigida por Gonzalo Anes, una magn¨ªfica exposici¨®n, abierta hasta el 21 de diciembre, honra a Men¨¦ndez Pelayo en el 150? aniversario de su nacimiento. A la Academia de la Historia se puede entrar por la calle de Le¨®n, a dos pasos del metro de Ant¨®n Mart¨ªn, o por la calle del Amor de Dios, que es, para alegr¨ªa del cardenal Rouco, por la que se entra a la exposici¨®n. Men¨¦ndez Pelayo fue bibliotecario y director de esta Academia. Aqu¨ª vivi¨® el maestro hasta su muerte en 1912, durante 18 a?os, pr¨¢cticamente en dos habitaciones: un estudio y un dormitorio. Fotograf¨ªas, grabados, pinturas, libros y documentos nos ilustran sobre la vida de este aut¨¦ntico genio, abominado por los integristas de derecha e izquierda, y que es una de las mayores glorias de nuestra cultura. Extrema informaci¨®n, metodolog¨ªa cient¨ªfica, pasi¨®n por la literatura y la filosof¨ªa, y una maravillosa prosa de enorme agilidad, junto con un humor soberbio, dan un personaje tan potente como admirable. Un magn¨ªfico cat¨¢logo que lleva el t¨ªtulo de Don Marcelino Men¨¦ndez Pelayo en la Real Academia de la Historia, dirigido por Gonzalo Anes, con la colaboraci¨®n de Carmen Manso Porto, nos gu¨ªa con los textos de Rubio, Miralles de Imperial, Manso, Manglano, Gonz¨¢lez, Olmedo, Maier, y Almagro, los autores de las sabias fichas. Fui de all¨ª a pie, dando alg¨²n rodeo, hasta el pub Libertad, 8, de la calle hom¨®nima, donde Jaime Alejandre presentaba la excelente novela La Gioconda llora de madrugada de Elvira Daudet. Y as¨ª, en total, apenas logr¨¦ andar una parasanga larga -tambi¨¦n denominada pachanga en ?Mira qui¨¦n baila!- que equival¨ªa a unos 7 kil¨®metros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.