Espa?a, ausente de la batalla audiovisual

El Estado espa?ol carece, en cambio, de proyectos en Marruecos, ni siquiera en el ¨¢mbito radiof¨®nico en el que, hasta mediados de este a?o, dos emisoras p¨²blicas, la francesa Medi 1 y la norteamericana Sawa (versi¨®n ¨¢rabe de la Voz de Am¨¦rica) -la BBC no logr¨® una autorizaci¨®n- copaban el grueso de la audiencia en las grandes ciudades. La aparici¨®n, este oto?o, de las primeras radios privadas marroqu¨ªes ha recortado su penetraci¨®n.

La influencia audiovisual espa?ola tambi¨¦n ha ca¨ªdo en picado. A principios de los noventa las televisiones espa?olas consegu¨ªan, entre los seis millones de habitantes del norte de Marruecos, una cuota de pantalla del 40%, seg¨²n Sigma Conseil. A principios de esta d¨¦cada las cadenas ¨¢rabes v¨ªa sat¨¦lite recortaron la penetraci¨®n espa?ola al 15% y no baj¨® m¨¢s gracias a los partidos de f¨²tbol de la liga seguidos con pasi¨®n al sur del Estrecho. La aparici¨®n de Al Yazira Sport le asest¨®, sin embargo, un nuevo golpe. Aunque no hay estimaciones rigurosas ahora se sit¨²a, probablemente, por debajo del 7%.

Ya no habr¨¢, como entre los sesenta y los noventa, generaciones de rife?os y tangerinos que aprendieron el castellano siguiendo en TVE "Vamos a la cama que hay que descansar" o la serie "Verano azul". La Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional financia, por ejemplo, en Irak a la agencia de noticias independiente Aswat al Iraq, pero no costea ning¨²n proyecto audiovisual destinado a Marruecos. El Instituto Cervantes dispone en Marruecos de su m¨¢s tupida red para ense?ar el castellano, pero utiliza el que fue, hasta hace una d¨¦cada, su mejor medio de difusi¨®n.