?Auditor¨ªas!
Antes de salir a bolsa una empresa se hace una auditor¨ªa, as¨ª se garantizan las cuentas, el estado en que se encuentra la empresa. Lo mismo se hace antes de comprar o vender una empresa, se audita, se comprueba como est¨¢. Es sensato. Lo insensato es no hacerlo.
Creo que lo mismo puede hacer y debiera cualquier gobierno nuevo cuando entra a gestionar la administraci¨®n. Para una empresa es fundamental hacer buenos negocios, pero para la sociedad es imprescindible que no s¨®lo funcione bien y con transparencia la administraci¨®n sino tambi¨¦n que no fracase la pol¨ªtica. Necesitamos una pol¨ªtica transparente y clara. Sobre posiciones sinceras no tiene por qu¨¦ reinar la confusi¨®n, cada uno est¨¢ en su posici¨®n y se hace responsable de sus actos, no es l¨®gico que uno tenga que cargar con los actos del contrario. Como est¨¢ siendo lo que ocurre con la herencia de la ¨¦poca de Fraga Iribarne al frente de la Xunta: es la nueva Administraci¨®n la que tiene que afrontar el pago de tantas facturas atrasadas y adem¨¢s aparecer se?alada como morosa.
La Cidade da Cultura es el ejemplo que m¨¢s brilla. Pero se podr¨ªa se?alar con igual justicia el nuevo puerto exterior que se construye en un lugar impensable y a pocos kil¨®metros del ya existente en Ferrol, al que se le niegan en cambio los fondos para los accesos que necesita. ?se es un tema que olvidan los que jalean con m¨¢s entusiasmo el muerto que se construye en el monte Gai¨¢s de Santiago, un muerto que tiene entre manos la nueva Xunta y que no sabe qu¨¦ hacer con el. Como algo habr¨¢ que hacer, pues est¨¢ ah¨ª, har¨¢ lo inevitable: de un modo u otro lo pagaremos la ciudadan¨ªa. Pero pagaremos m¨¢s a gusto si nos lo explican con franqueza.
Al tomar posesi¨®n la nueva Xunta creo que debiera haber abierto esa auditor¨ªa pol¨ªtica, poner en claro al p¨²blico el estado de cosas heredado. M¨¢xime cuando la etapa de varios gobiernos sucesivos con mayor¨ªa absoluta de Fraga Iribarne al frente de la Xunta es un periodo largo en que la autonom¨ªa y la sociedad fueron modelados de forma profunda. M¨¢xime cuando desde la oposici¨®n los mismos partidos que pasaron a ocupar la Xunta denunciaron cosas tan serias como corrupci¨®n, ocultamiento de datos, fraudes electorales, nepotismo, clientelismo, o proyectos totalmente disparatados, como la tal Cidade da Cultura. Denuncias tan serias obligan a ser comprobadas luego cuando se entra a gobernar y se tiene acceso al verdadero estado de cosas.
Aunque los casos de corrupci¨®n urban¨ªstica que van apareciendo en estas mismas p¨¢ginas son tan serios y evidentes, estaban ah¨ª a vista de todos y nadie parec¨ªa verlos, los derrumbes de carreteras reci¨¦n construidas, el estado en que est¨¢n los montes o el sistema de apagado de incendios... Todo indica que las denuncias que hac¨ªan anta?o PSdeG y BNG desde la oposici¨®n ten¨ªan base.
Evidentemente, probar que la gesti¨®n del PP al frente de la Xunta habr¨ªa sido tan desastrosa no lo dejar¨ªa en buen lugar para hacer oposici¨®n. Pues, ?con qu¨¦ cara acusar¨ªan sus portavoces a la actual Xunta de la herencia que ellos mismos les hab¨ªan dejado? Ser¨ªa una oposici¨®n muda. Y todo gobierno, el que sea, debe tener una oposici¨®n seria, pero en este caso ser¨ªa imposible tomarla en serio.
Pero no hay caso, aqu¨ª est¨¢n, como si nada, ahora en la oposici¨®n las mismas caras que antes gobernaron, present¨¢ndole a la nueva administraci¨®n la factura atrasada de los estropicios que les dejaron en herencia. Puede ser porque creen que por encima de todo nuestro pa¨ªs necesita una oposici¨®n en¨¦rgica y aunque les resulte inc¨®modo hacerlo pues la hacen. O puede ser por puro descaro, cosa que en los ¨²ltimos a?os hemos visto que caracteriza fuertemente a esta derecha.
La Cidade da Cultura es el gran sarc¨®fago de un muerto que nos dejaron, como ese puerto exterior donde se entierran millones y que no se acaba de entender. Y, para que no nos volvamos locos, el partido que entonces gobernaba, con el silencio c¨®mplice de algunos que ahora gritan, debiera reconocer que aprobar su construcci¨®n sin saber siquiera para qu¨¦ servir¨ªa es algo muy cercano a una locura, y que ahora hay que comprometerse en buscarle una salida entre todos. Ayudar a cargar el muerto.
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