Las vendas o los nervios
"Estaba para jugar pero no estaba haciendo nada", resumi¨® Juan Mart¨ªnez de Irujo tras alzarse con la victoria. Doblado en el marcador, enfadado, el pelotari decidi¨® borrarse unos minutos del partido para romper la din¨¢mica negativa que le absorb¨ªa y le imped¨ªa sacar su mejor versi¨®n. Con 6-12, el de Ibero no pod¨ªa asimilar el resultado. Su ¨²ltimo error, antes de la espantada moment¨¢nea, sublev¨® el esp¨ªritu rabioso del navarro.
Un golpe contra la pared tras un resto de saque, un vendaje suelto y ligeras molestias en las piernas llevaron a Irujo camino del vestuario. Sin pedir permiso, mascando juramentos y con la mirada acerada, Irujo se puso en manos del m¨¦dico para remendar las vendas que le cubr¨ªan las costillas y que le sirven de protecci¨®n. Pero lo que Irujo necesitaba era un respiro, un remiendo de calma. Y lo logr¨®. El tratamiento dur¨® tres minutos, en los que Barriola primero opt¨® por sentarse junto a su botillero, luego trotar por la cancha, golpear la pelota... Los nervios del de Leitza por ganar cuanto antes y seguir la racha en el marcador le imped¨ªan esperar con calma y templanza el retorno de su contrincante.
Y sali¨® entre algunos abucheos y una salva de aplausos, arregl¨¢ndose la faja y con el gesto un poco m¨¢s relajado. Era el momento de la verdad y el delantero, tras el receso, volvi¨® a ser el mismo, con sus defectos y sus incre¨ªbles virtudes, pero un verdadero competidor, no el despistado sobacueros que pulul¨® por el Ogueta durante el primer tramo del partido.
Al finalizar el partido, exultante, casi ped¨ªa un t¨ªtulo para Barriola, un m¨¢s que digno rival que ha certificado su recuperaci¨®n para el deporte, su clase y su personalidad. "Abel se ha merecido la txapela tanto como yo", explicaba. "Ha sido un a?o maravilloso e inolvidable y espero que se pueda repetir en el futuro", a?adi¨® el rematador.
Despu¨¦s, ya en el podium, no quedaba ning¨²n resto de dolor o sufrimiento, s¨®lo la felicidad del chaval de Ibero continuamente dispuesto a las bromas y al buen humor. Siempre con su ritual, como el pa?uelo sanferminero que ya se ha hecho com¨²n en cada celebraci¨®n de Irujo y una camiseta en recuerdo de un amigo, recibi¨® la mayor ovaci¨®n de la noche y subi¨® a Barriola al primer escal¨®n.
No siempre es justo que s¨®lo pueda haber un campe¨®n.
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