Que vienen Rajoy y el otro Leloup
Un hijo o un nieto no tienen por qu¨¦ seguir las huellas de sus ancestros, porque, si no, ?qu¨¦ evoluci¨®n ser¨ªa? Dir¨ªa que la inteligencia se transmite rar¨ªsimas veces de t¨ªos a sobrinos, como sucedi¨® con algunos compositores espa?oles del siglo XVII. Pocos casos hemos visto en que haya pasado en l¨ªnea directa (tal vez los Alejandro Dumas, padre e hijo) y muchos menos en que la capacidad intelectual se herede de los abuelos. En dos casos concretos, mi teor¨ªa se ve respaldada por los hechos.
Uno de ellos es P¨ªo Cabanillas Gall¨¢s, ministro cuando UCD estaba en el Gobierno, y no de lo peor que tuvo el PP, partido en el que despu¨¦s ingres¨®. Siendo ministro de Informaci¨®n del inefable Arias Navarro, don P¨ªo mantuvo las prohibici¨®n de publicar las obras completas de su t¨ªo el gran poeta Ram¨®n Cabanillas, que ya circulaban por todo el mundo, salvo en Espa?a. Desde luego, la sabidur¨ªa de tal padre no pas¨® a su hijo P¨ªo Cabanillas Alonso, director general de RTVE en 1998 y ministro portavoz del Gobierno en 2000. Testigos que prefieren guardar el anonimato aseguran que el saber ah¨ª no se transmiti¨® hasta tan abajo, y que lo que Salamanca no dio, tampoco lo prest¨® la Complutense.
Cierto es que soy parcial, pues s¨®lo miro la ascendencia de una rama, como si las madres no existieran. Y como no quiero que se me tache de mis¨®gino, me lanc¨¦ a buscar lo que puede haber detr¨¢s de ese Leloup del que no alardea el se?or Rajoy. Que este se?or, con un segundo apellido tan respetado, amenace con ir a los tribunales si se define a Galicia como naci¨®n tenga poco del Rajoy Leloup que colabor¨® en la redacci¨®n del primer Estatuto gallego, es una evidencia incuestionable. Nunca me pas¨® ni me pasar¨¢ por la cabeza que sufra represalias por sus ideas pol¨ªticas, que lo expulsen del colegio de Registradores o que lo castiguen por ser persidente del PP, como le pas¨® a su abuelo, pero ¨¦ste militaba en otro bando.
Pero por poco que se investigue el linaje de su abuela, vemos que Leloup, apellido franc¨¦s, significa el lobo, nombre que se utiliza cuando se quiere meter miedo a los ni?os -?y a los mayores!- de alguna cat¨¢strofe venidera. M¨¢s parecido veo yo entre Mariano Rajoy, que lleva Leloup de cuarto apellido, y Serge Leloup, empresario franc¨¦s, cuyo padre era coet¨¢neo de la esposa del Rajoy galleguista. Quiz¨¢ pudieran tener alg¨²n parentesco.
Nos dice Vicente Pach¨¦s que el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea, conden¨® en 1996 a un tal monsieur Leloup por desplazamiento temporal de trabajadores para la ejecuci¨®n de un contrato en otro Estado miembro de la Uni¨®n Europea. Es decir, que 10 a?os antes de la llamada directiva Bolkestein, m¨¢s conocida en Francia por el nombre del personaje aterrador de Mary Shelley, Frankenstein y el a?adido de el hombre lobo (le loup), ya este hipot¨¦tico pariente de Mariano Rajoy trataba de aplicar las normas reaccionarias que provocar¨ªan el no franc¨¦s al refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n Europea.
Es como lo del fontanero polaco: la cuesti¨®n principal estribaba en que Leloup y su compinche Arblade efectuaron obras de construcci¨®n en los terrenos de una sociedad azucarera en B¨¦lgica, desplazando trabajadores desde Francia para ejercer en aquel pa¨ªs actividades de car¨¢cter temporal relativas a la construcci¨®n a la mencionada obra. Con motivo de inspecciones realizadas durante el a?o 1993, los servicios de la Inspecci¨®n de leyes sociales requirieron a Arblade y a Leloup para que presentaran diversos documentos exigidos por la legislaci¨®n social belga. Arblade y Leloup alegaron, por una parte, que se hab¨ªan atenido a la legislaci¨®n francesa en su integridad y, por otra parte, que las disposiciones legales y reglamentarias belgas de autos infring¨ªan los art¨ªculos 59 y 60 del Tratado de la Uni¨®n Europea.
As¨ª que tengo que desdecirme de lo que esboc¨¦ al principio. Pienso ahora que la herencia generacional se trasmite m¨¢s f¨¢cilmente por v¨ªa materna. La prueba es que el se?or Rajoy impuso a su partido votar en favor de las leyes que defend¨ªa monsieur Leloup.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.