El mal franc¨¦s
Durante a?os, "el mal franc¨¦s" fue un eufemismo para referirse a la s¨ªfilis. Entonces, el pa¨ªs surgido de la Revoluci¨®n de 1789 se hab¨ªa afianzado como una Rep¨²blica burguesa, de inspiraci¨®n radical-socialista, come-curas y dada a acabar los m¨ªtines patri¨®ticos en el burdel. Era ¨¦poca de lucha obrera y grandes negocios, de progreso y borracheras, de intelectuales firmando cartas y ciudadanos discutiendo acodados a la barra del bistrot.
Todo eso pas¨®. Hoy Francia es el pa¨ªs del mundo que consume m¨¢s antidepresivos. Ya lo era antes de que Par¨ªs perdiese en la encerrona de Singapur la posibilidad de organizar los Juegos Ol¨ªmpicos del 2012. Ahora es el pa¨ªs que publica m¨¢s libros sobre su decadencia. Lo de Espa?a con la guerra de Cuba en 1898 es cosa de risa comparado con la pasi¨®n graf¨®mana y triste que les ha entrado a los franceses por celebrar su negro futuro, su inminente bancarrota.
Si Francia fuera una empresa privada estar¨ªa en suspensi¨®n de pagos
El telefilme sobre la vida de Sartre y Beauvoir ha sido un ¨¦xito de audiencia
Nicolas Baverez fue el primero que, en 2003, teoriz¨® la situaci¨®n en La France qui tombe. Resumamos: el pa¨ªs vive por encima de sus recursos, gasta cada d¨ªa un 20% de lo que recauda, el IRPF en su integridad s¨®lo sirve para pagar los intereses de la deuda p¨²blica, que ya dobla los activos que posee el Estado.
Si Francia fuera una empresa privada estar¨ªa en suspensi¨®n de pagos. Baverez ha insistido publicando un libro de t¨ªtulo leninista -Quoi faire?- y respuesta liberal. Al mismo tiempo, Guy Burgel se interroga sobre la Universit¨¦, une mis¨¨re fran?aise, y el diputado europeo Paul Marie Co?teaux sobre el retroceso de su idioma en el mundo en ?tre et parler fran?ais. Un ex corresponsal de la revista Time, Peter Gumbel, ha escrito French Vertigo, sobre esa propensi¨®n gala a sentirse atra¨ªdos por el abismo.
Denis Jambar y Jacqueline Remy piensan que la Francia actual es tan catastr¨®fica que Nos enfants nous ha?ront (Nuestros hijos nos odiar¨¢n), mientras que Louis Chauvel prefiere interesarse por Les classes moyennes ¨¤ la d¨¦rive, esas clases medias que son las ¨²nicas que pagan impuestos mientras los ricos de verdad montan fundaciones y viajan a las islas Caim¨¢n.
Alg¨²n insensato, como Jean-Pierre Chev¨¨nement, se atreve a buscar un culpable con nombre y apellidos y lo encuentra en La faute de M. Monnet, es decir, en Jean Monnet, uno de los padres de la Europa comunitaria.
Lo cierto es que Europa ha decepcionado a Francia, que hab¨ªa comprendido que no pod¨ªa seguir simulando ser una gran potencia pero esperaba convertir el continente a la francofon¨ªa y la francofilia. No ha sido as¨ª y Eric Le Boucher afirma que "Francia, creyendo resistir, da marcha atr¨¢s". Su libro ?conomiquement incorrect deja bien claro que el camino seguido por Mitterrand y Chirac desde hace m¨¢s de 20 a?os lleva a la ruina.
Quedan algunas se?ales de esperanza. Por ejemplo, el telefilme en dos cap¨ªtulos sobre la vida de Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir entre 1958 y 1964 -entre su compromiso en la guerra de Argelia y su rechazo del Premio Nobel- ha sido un ¨¦xito de audiencia. En Espa?a, s¨®lo los amores de Paquirri y la Pantoja hubieran obtenido una audiencia comparable. Pero puede que tambi¨¦n sea un espejismo: Les D¨¦r¨¦glements de l'exception culturelle, de Fran?oise Benhamou, demuestran que el sistema de proteccionismo cultural tambi¨¦n ha tocado techo o, mejor dicho, fondo.
Que todo va muy mal, que el pa¨ªs no es lo que fue, nos lo ratifica el hecho de que el libro de filosof¨ªa que me recomienda mi muy fiable librera Mich¨¨le Ignazi se titule Stupidity -as¨ª, ?en ingl¨¦s!- y sea obra de Avital Ronell, una profesora americana de la New York University. S¨®lo ley¨¦ndola, descubriendo que ella comparte la idea de que el imperio del conocimiento es un imperio en decadencia, pero no s¨®lo en Francia, encuentro un poco del consuelo de los tontos, lo que no deja de ser l¨®gico cuando se trata de una obra sobre el poder de atracci¨®n de la tonter¨ªa.
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