Acerca de la "resistencia"
Jordi Gracia, pese a proclamarse primero "hijo de la raz¨®n", sigue buscando h¨¦roes que llevarse a la boca, quiz¨¢ para resituarse dentro de una estirpe propia, que d¨¦ sentido a su tarea de profesor, de investigador y de gran cr¨ªtico, de lo que ya da excelentes muestras en estas mismas p¨¢ginas, donde es mi -buen- compa?ero.
El subt¨ªtulo de este libro -El despertar de una conciencia cr¨ªtica bajo el franquismo, 1940-1962- indica con toda claridad que se trata de un aut¨¦ntico resumen del tema que le ocupa durante los ¨²ltimos a?os de su vida de joven investigador, desde que empez¨® sus trabajos con una primera antolog¨ªa presentada como tesis en la universidad de Toulouse y publicada en PPU (1994), que se desarroll¨® en otras publicaciones hasta una completa, La resistencia silenciosa, Premio Anagrama de ensayo 2004, que obtuvo tambi¨¦n el Premio "Caballero Bonald" del a?o siguiente y que goz¨® asimismo de una gran repercusi¨®n. (Aunque debo se?alar tambi¨¦n la antolog¨ªa coeditada con Joaqu¨ªn Marco en Edhasa en 2004, La llegada de los b¨¢rbaros, y la gran antolog¨ªa sobre Dionisio Ridruejo: Materiales para una biograf¨ªa, publicada por la Fundaci¨®n Central Hispano en 2005, as¨ª como la preparaci¨®n de su Epistolario todav¨ªa en prensa, pues en el gran poeta y pol¨ªtico soriano, ex fascista y dem¨®crata final parece haber encontrado la figura del h¨¦roe perdido).
ESTADO Y CULTURA
Jordi Gracia
Anagrama. Barcelona, 2006
444 p¨¢ginas. 20 euros
Pero antes, quiero rectificar la cronolog¨ªa que me atribuye con relaci¨®n a la revista Acento Cultural del SEU, el primer trabajo que tuve al llegar a Madrid, y donde empec¨¦ a ser un cr¨ªtico -relativamente- conocido. Llegu¨¦ a Madrid a finales de octubre de 1958 reci¨¦n licenciado en Derecho en Pamplona, donde fui jefe provincial del SEU, y con la "mili" hecha, con una beca para el Colegio Mayor Francisco Franco, trab¨¦ amistad all¨ª con Carlos V¨¦lez e Isaac Montero, director y redactor-jefe de la revista Acento Cultural, que luego entrar¨ªan en una primera crisis tras la salida del segundo de la misma en el oto?o siguiente, entrando despu¨¦s, tras casarse con la inolvidable traductora Esther (Tereto) Ben¨ªtez, ya fallecida, a trabajar en el diario Pueblo de Emilio Romero, a las ¨®rdenes directas de Jes¨²s de la Serna. En el oto?o de 1959, entr¨¦ a trabajar en la citada revista como "secretario de redacci¨®n", donde cobraba un sueldo de 1.250 pesetas al mes, lo que con la beca "sindical" de la que gozaba subven¨ªa ampliamente mis necesidades. Y esto fue todo a secas, antes de mi breve carrera sindical, que Jordi Gracia describe bastante mal.
Yo no era nada en el SEU entonces, aunque lo fui despu¨¦s, ya que en el oto?o de 1960 Jes¨²s-Aparicio Bernal S¨¢nchez me nombr¨® jefe de su secretaria personal, en sustituci¨®n de mi buen amigo Jos¨¦ Antonio Sexmilo, tr¨¢gicamente fallecido, donde compaginaba mi trabajo con el de Acento, y fue mucho despu¨¦s cuando me nombrar¨ªa inspector nacional del SEU, cargo en el que durar¨ªa unos tres meses, antes de que Jes¨²s-Aparicio Bernal fuera sustituido por Rodolfo Mart¨ªn Villa ya no recuerdo cuando, tras la desaparici¨®n de Acento. Quien me envi¨® de jefe de estudios al colegio mayor Santa Mar¨ªa de Europa, donde encontrar¨ªa trabajo como cr¨ªtico en la revista Aulas, tambi¨¦n de la delegaci¨®n del Movimiento, en la que llegu¨¦ a la subdirecci¨®n. Pero esto ya no entra en el libro de Jordi Gracia, aunque debiera hacerlo.
Bueno, el libro trata de la
evoluci¨®n de la resistencia antifranquista durante el franquismo mismo, desde 1940 hasta 1962, donde la historia de Acento (1958-1962) es el cap¨ªtulo casi final, con un ap¨¦ndice dedicado a Cuadernos de Arte y Pensamiento, editado durante unos pocos meses por el SEU en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de Madrid, con quien compartimos colaboradores como Valeriano Bozal o C¨¦sar Santos Fontenla, e hizo sus primeros pinitos Fernando S¨¢nchez Drag¨® y que s¨®lo dur¨® cuatro n¨²meros. Pero empieza mucho antes, con las revistas ?ndice (con altibajos), ?nsula (siempre), Papeles de Son Armadans de Cela (que tendi¨® la mano a los exiliados), la cat¨®lica El Ciervo, Primer Acto, Laye en Barcelona (tambi¨¦n del Movimiento), y como Destino (a veces) y Revista (inspirada por Ridruejo), las tambi¨¦n del SEU La Hora y Alcal¨¢, que recogieron las primeras firmas de S¨¢nchez Ferlosio, o en la Revista Espa?ola de Rodr¨ªguez Mo?ino, las de Juan Benet, Juan Mars¨¦, Jaime Gil de Biedma, o pintores como T¨¤pies y Guinovart. ?sa es m¨¢s o menos nuestra juventud, de la que a trozos algunos podemos sentirnos satisfechos de haber podido salir indemnes, aunque nos dej¨¢semos muchos pelos en la gatera. S¨®lo queda el episodio del encuentro de Jordi Gracia, con el verdadero protagonista de esta historia, Dionisio Ridruejo, el precursor de todos como falangista, poeta, y rebelde contra el franquismo, lo que le vali¨® m¨¢s persecuciones que a nadie, pol¨ªtico democr¨¢tico y modelo hasta el final, pues falleci¨® pocos meses antes de que desapareciera el propio dictador.
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