El piloto que no sab¨ªa volar
Detr¨¢s del desastre de Air Madrid hay un presidente inexperto, un grupo complejo y una p¨¦sima gesti¨®n
Jos¨¦ Luis Carrillo es un empresario peculiar. Aficionado a la caza, cuando se escapa a su finca cerca de Zaragoza, viaja en avi¨®n, deja el coche aparcado en el aeropuerto y, antes de marcharse a pegar tiros, desconecta la bater¨ªa, al viejo estilo, por precauci¨®n. Sabe c¨®mo cubrirse las espaldas.
La crisis de Air Madrid, en la que aterriz¨® en la Navidad de 2004 como ¨²nico due?o y salvador que iba a poner orden tras las discrepancias vividas entre sus nueve accionistas fundadores capitaneados por Herminio Gil, abre un abismo bajo sus pies, algo nuevo en su biograf¨ªa. Personas pr¨®ximas al empresario aseguran que, a sus 65 a?os, est¨¢ por los suelos.
Al due?o de la aerol¨ªnea que ha dejado de volar ya no le vale presumir, como siempre, con que "el dinero es infinito", con que "el dinero no ser¨¢ problema". Air Madrid ha presentado concurso voluntario de acreedores. Su credibilidad y su imagen han quedado tocadas, y para los 130.000 pasajeros que se quedaron en tierra, se ha convertido en la mayor bestia negra del empresariado.
Todo lo que ganaba lo reinvert¨ªa, y acab¨® levantando una cadena de hoteles asequibles
"?Qu¨¦ sab¨ªa Carrillo sobre el sector a¨¦reo para meterse en Air Madrid? ?Cero!"
Antiguos colaboradores de Carrillo rechazan de plano que las causas de los problemas actuales de Air Madrid, cuya licencia de vuelo ha suspendido Aviaci¨®n Civil aduciendo razones de "seguridad", sea el trote excesivo al que la compa?¨ªa ha sometido a sus nueve aviones, a pesar de que, seg¨²n Fomento, sus planes de vuelo alcanzaban hasta 6.000 horas al a?o para aparatos cuya utilizaci¨®n prevista iba de 1.667 a 5.667 horas anuales.
"El uso de las aeronaves es elevado, pero tampoco est¨¢ fuera de lo normal", apuntan. Disparan, por el contrario, contra la gesti¨®n de costes y de operaciones de la compa?¨ªa, y tambi¨¦n contra "una aberraci¨®n de estructura en la que nadie tiene la culpa de nada". Pero otra de las acusaciones que se vierten es directa contra Carrillo: "?Qu¨¦ sab¨ªa Carrillo sobre el sector a¨¦reo para meterse en Air Madrid? ?Cero!". Pod¨ªa aceptar que un directivo dijera: "Hay que sacar las tarifas a 3,99 euros". "Con eso no se paga ni la mitad de un avi¨®n. Un vuelo a Argentina cuesta, ida y vuelta, 170.000", recuerdan otras fuentes cercanas a la empresa.
Nacido en Hu¨¦rcal-Overa, en la provincia de Almer¨ªa, Carrillo cumple todos los requisitos del empresario de posguerra: tiene escasa formaci¨®n, pero gran instinto para los negocios; es un trabajador exigente consigo mismo y con los dem¨¢s; no le asusta el riesgo y le puede el af¨¢n por superarse. A estas alturas de la pel¨ªcula, quien m¨¢s quien menos ya sabe que a los 12 a?os serv¨ªa caf¨¦s en un bar frente al palacio de El Pardo y que, sin haber cumplido los 20, se ganaba la vida en el hotel Capri de Lloret de Mar (Girona), donde su camino se acabar¨ªa cruzando con el del empleado ferroviario Peter Martin Rooks. Un encuentro que, de alg¨²n modo, le cambi¨® la vida.
Juntos, orquestaron viajes y excursiones de brit¨¢nicos hacia la Costa Brava. La leyenda de Carrillo incluye que continuaba organizando viajes mientras hac¨ªa la mili. A los 26 a?os cre¨® la sociedad Optursa, el origen de su negocio tur¨ªstico. Alquilando y comprando autocares, se le ocurri¨® que lo suyo ser¨ªa ofrecerles alojamiento. El siguiente paso fue alquilar y comprar hoteles. Todo lo que ganaba lo reinvert¨ªa, y, con el tiempo, ha acabado levantando una cadena de tama?o mediano de hoteles asequibles, Hoteles Globales, que suma ya 47 establecimientos en Baleares, Canarias, la Costa del Sol, Suiza, B¨¦lgica, Nicaragua y Argentina. En el sector hotelero, Carrillo est¨¢ "bien valorado".
Todo lo que hac¨ªa en los negocios era ir colocando fichas de domin¨®. Vend¨ªa billetes a turistas, los transportaba y, por l¨®gica, los hoteles deb¨ªan estar en los lugares de destino. Esta filosof¨ªa la seguir¨ªa tambi¨¦n en Air Madrid, ante cuya crisis Carrillo se ha acercado de nuevo a Gil, su fundador.
Carrillo se meti¨® en la aerol¨ªnea porque era un loco de los aviones. Era, y es, un piloto. Y su gran sue?o consisti¨® siempre en a?adir al rompecabezas de su negocio una compa?¨ªa a¨¦rea. Valga decir que en los inicios de Air Europa, se sent¨® en su consejo de administraci¨®n, recuerdan fuentes pr¨®ximas al empresario. Compr¨® Air Madrid con dos aviones, est¨¢ punto de recibir un A340 que elevar¨¢ la flota a 10 -en r¨¦gimen de leasing, en el que paga unos 500.000 d¨®lares al mes, m¨¢s una garant¨ªa inicial de 1,5 millones- y anunci¨® que quer¨ªa llegar a los 16 aparatos. La compa?¨ªa, que multiplic¨® sus destinos bajo las riendas de Carrillo y que supo encontrar un nicho de oro en la inmigraci¨®n con vuelos baratos a Am¨¦rica Latina, planeaba incluso salir a Bolsa. Pero, por ahora, el sue?o de Carrillo tendr¨¢ que esperar.
?Socios? No, gracias
Una frase elocuente pronunciada por Jos¨¦ Luis Carrillo: "Lo m¨¢s bonito del fracaso es no tener que dar explicaciones".
Al presidente de Air Madrid no se le conoce m¨¢s socio empresarial que el brit¨¢nico Peter Martin Rooks, ya fallecido hace 28 a?os.
En la empresa, en el capital y en la gesti¨®n, Carrillo est¨¢ rodeado de su familia. "No quiere a nadie extra?o cerca", apunta un directivo que le conoce bien. Su esposa, Susana Szymansca; su hija Carolina; su sobrino Miguel ?ngel L¨®pez Carrillo y, sobre todo, su otra hija, Susana, figuran como vicepresidentes o administradores de todas sus sociedades.
En Air Madrid, Carrillo se rode¨® de Julio Mart¨ªnez y F¨¦lix Mart¨ªn, procedentes de Viva Tours, y del ingeniero aeron¨¢utico Jordi Amengual.
El empresario ha roto puentes con el pasado y con su pueblo natal, donde no pasa por paisano de nadie. El alcalde de Hu¨¦rcal-Overa (Almer¨ªa), Luis Garc¨ªa Collado (PSOE), se puso en contacto con ¨¦l cuando compr¨® Air Madrid para decirle "que se pasara por el pueblo". Carrillo no lo hizo, informa M. J. L¨®pez D¨ªaz desde Almer¨ªa.
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