Un pesebre de ratas y goteras
La Nochebuena en las chabolas de A Coru?a
La navidad para los ni?os coru?eses de Penamoa no tiene luces de colores. Los juguetes son viejos trastos que comparten con ratas, la mugre cuelga a modo de guirnaldas en todos los rincones y los villancicos suenan con m¨²sica de innumerables goteras. El olor es nauseabundo. Tampoco hubo ni turr¨®n ni almendros para la cena de Nochebuena. Consisti¨®, como cualquier d¨ªa, en un plato de huevos fritos con salchichas. A los 500 habitantes del poblado en estas fiestas les pesa m¨¢s a¨²n la etiqueta de marginados, de ciudadanos sin categor¨ªa en "la ciudad de cristal". "Parece una desgracia ser gitano", lamenta su patriarca, Ram¨®n Borja.
En Penamoa, al norte de la Ronda de Outeiro, la Navidad no existe. Es un conjunto de destartaladas chabolas, sin agua ni luz, en medio de pistas de barro que sus vecinos denominan ir¨®nicamente avenidas. Hasta aqu¨ª no llegaron el cemento ni el ladrillo. "No hace falta ir hasta el tercer mundo para ver miseria, est¨¢ en plena ciudad", destaca Borja.
El poblado nunca fue incluido en el reparto de las campa?as de recogida de juguetes
Los ni?os juegan en medio del barrizal con restos de carcasas de coches o mu?ecas mutiladas. "Su juguete es una rata de 54 cent¨ªmetros, la m¨¢s peque?a", denuncia el presidente de esta comunidad gitana. Sus protestas, avaladas por informes m¨¦dicos sobre las mordeduras de ratas que sufren peri¨®dicamente los m¨¢s peque?os nunca fueron escuchadas. S¨®lo unos pocos est¨¢n escolarizados, en centros payos. La mayor parte de estos coru?eses no pis¨® el aula de un colegio. Tampoco prosper¨® nunca la petici¨®n de sus padres para crear una escuela en el poblado.
Penamoa carece de servicios b¨¢sicos. Las tiendas m¨¢s cercanas est¨¢n a kil¨®metros de distancia y no hay apenas alumbrado p¨²blico. En los escasos televisores de las chabolas, a los ni?os los bombardean con anuncios de juguetes que nunca tendr¨¢n. El patriarca asegura que nadie le habl¨® de la campa?a de recogida que varias instituciones coru?esas realizan estos d¨ªas para que ning¨²n ni?o se quede sin regalo. Hasta ahora no fueron incluidos en el reparto. Ropa usada, zapatos y material de construcci¨®n, sobre todo tejas, puertas o ladrillos, encabezan sus peticiones a los Reyes. Y en sus oraciones navide?as, una invitaci¨®n a las autoridades municipales y auton¨®micas: "Que vengan a vernos el se?or Losada y el se?or Touri?o, que vean con sus propios ojos c¨®mo vivimos. Les abriremos las puertas de nuestras casas en las que viven 10 o 12 personas en una habitaci¨®n", explica Borja.
Este coru?¨¦s de 56 a?os, nacido en el barrio de A Gaiteira, el mismo de Francisco V¨¢zquez, culpa de todo al ex alcalde, "el bien peinado". Es el responsable, acusa, del traslado a Penamoa, hace 20 a?os, de la comunidad gitana que viv¨ªa "como reyes, como cualquier ciudadano" en los terrenos que hoy ocupa el centro comercial de Cuatro Caminos. "Dios le perdone sus pecados ahora que se fue al Vaticano", apunta Borja. Habla con amargura de los pol¨ªticos actuales, de su indiferencia y contestaciones "con evasivas". Los pocos que se acercan al poblado "vienen con boligrafos y caramelos y hacen fotos de las que luego nunca volvemos a saber nada".
Penamoa es conocido sobre todo como punto de venta de drogas. Cierto, reconoce Ram¨®n Borja, no todos los vecinos del poblado se dedican a la compraventa de chatarra. "Hay droga, pero no la fabrican los gitanos, por serlo no tenemos que comer ra¨ªces o piedras. Si viene un se?or a ofrecernos 200 euros y eso nos permite dar pan a los nuestros, pues se le da", explica el patriarca al reclamar que se tenga en cuenta todos "los puntos de vista". Y pide ante todo que no se les criminalice por el negocio de unos que, en modo alguno, justifica que el conjunto de los ciudadanos de este barrio coru?¨¦s vivan en unas condiciones infrahumanas.
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