La ventaja de decir "lo siento"
"Errar es humano", coment¨® con buen sentido el poeta londinense Alexander Pope hace tres siglos. Y hace poco vi una vi?eta de la caricaturista canadiense Lynn Johnston, que dec¨ªa: "Una disculpa sincera es el superpegamento que repara casi todo". En el mundo de la sanidad, sin embargo, no terminan de calar estas sabias advertencias. Y no es porque no sean necesarias.
En 1999, el Instituto de Medicina de Estados Unidos, un reconocido organismo independiente que asesora en materia sanitaria, document¨® que en los hospitales de este pa¨ªs dos millones de pacientes sufr¨ªan anualmente graves da?os y 98.000 mor¨ªan a causa de errores m¨¦dicos previsibles y evitables. Este enorme n¨²mero de muertes superaba al de fallecimientos por accidentes de tr¨¢fico, c¨¢ncer de mama y sida. Entre los desatinos m¨¢s frecuentes se citaban la prescripci¨®n de f¨¢rmacos contraindicados o en dosis venenosas, y los diagn¨®sticos err¨®neos. En el quir¨®fano, descuidos comunes inclu¨ªan las perforaciones accidentales de ¨®rganos, el olvido de objetos -trozos de gasa, pinzas- dentro del cuerpo del operado, y las infecciones postoperatorias por falta de higiene o de prevenci¨®n antibi¨®tica. El gasto del tratamiento de estos desaciertos ascend¨ªa a 3.000 millones de euros. La conclusi¨®n: cuando los fallos se ocultan no se aprende de ellos y tienen m¨¢s probabilidades de repetirse.
Este alarmante informe desencaden¨® un fuerte movimiento social a favor de que los profesionales de la sanidad revelen, voluntaria y confidencialmente, los errores que cometen al comit¨¦ de calidad del hospital donde prestan sus servicios. El objetivo principal de esta pol¨ªtica no es castigar a los facultativos que se equivocan, sino analizar las ra¨ªces de sus equivocaciones y tomar las medidas oportunas para evitar que vuelvan a ocurrir. La tarea no ha sido f¨¢cil, porque a nadie le gusta admitir sus fallos aunque sea confidencialmente, y para los m¨¦dicos, que dependemos de la confianza que la sociedad deposita en nosotros, resulta especialmente duro. Hoy, sin embargo, los expertos coinciden en que gracias a la transparencia en la pr¨¢ctica m¨¦dica, la calidad de los cuidados y la seguridad de los pacientes han mejorado.
Ahora, el gran reto es dar el l¨®gico paso siguiente: que los facultativos informen y pidan disculpas a los pacientes perjudicados por sus errores. Como era de esperar, la resistencia de los m¨¦dicos a dar este paso es tenaz. Pese a que todos aprendemos desde peque?os a disculparnos cuando sin intenci¨®n lastimamos al pr¨®jimo, en el campo de la sanidad esta expresi¨®n, tan b¨¢sica para la convivencia, siempre ha brillado por su ausencia.
Algunos doctores temen que airear sus desaciertos les acarree el desprestigio profesional; otros alegan que confesar sus meteduras de pata equivale a servir en bandeja una exitosa querella a los abogados. Sin embargo, estudios recientes publicados en las revistas de medicina m¨¢s prestigiosas, demuestran que cuando los facultativos admiten sus fallos, explican los hechos y piden disculpas, los dolientes perjudicados se inclinan menos a denunciarlos p¨²blicamente o a plantearles una demanda legal. Por ejemplo, en los hospitales del Estado de Michigan donde se implant¨® esta regla en 2001, cinco a?os despu¨¦s los litigios por negligencia m¨¦dica han ca¨ªdo un 50%. A fin de cuentas, todos perdonamos a un semejante m¨¢s f¨¢cilmente por un error de la cabeza que por un error del coraz¨®n.
Conscientes de estos beneficios, los legisladores de 19 Estados norteamericanos han aprobado la llamada "ley de la disculpa", que permite a los doctores y a otros profesionales sanitarios decir "lo siento" a los enfermos afectados por sus errores sin que este gesto pueda ser utilizado en contra de ellos ante los tribunales. Esta misma ley tambi¨¦n incita a los hospitales a indemnizar razonablemente al paciente por los da?os sufridos sin necesidad de que tenga que acudir al juez. Ahora los senadores dem¨®cratas Hillary Clinton y Barack Obama est¨¢n promoviendo un proyecto de ley similar para todo Estados Unidos.
Somos muchos en mi gremio los que estamos de acuerdo en que un "lo siento" sincero y a tiempo no s¨®lo disipa el resentimiento del paciente da?ado y modera sus impulsos de desquite, sino que humaniza al m¨¦dico y dignifica al enfermo. Esta muestra de compasi¨®n y respeto tambi¨¦n aviva la confianza del doliente y favorece la comunicaci¨®n. Adem¨¢s, la informaci¨®n franca y clara sobre lo ocurrido valida las quejas del enfermo, alivia su indefensi¨®n y le tranquiliza con la expectativa de que el profesional y la instituci¨®n se comprometen a prevenir fallos similares en el futuro.
Desafortunadamente, a pesar de todas estas probadas ventajas demasiados galenos se niegan a disculparse. Si se les escucha atentamente se hace evidente que el verdadero motivo de su intransigencia es que les resulta insufrible bajarse del pedestal, despojarse del halo de omnipotencia de su profesi¨®n y acercarse humanamente a sus pacientes.
Es cierto que el proverbial Juramento Hipocr¨¢tico no dice nada sobre c¨®mo deben comportarse los m¨¦dicos cuando da?an sin querer a sus enfermos. Tampoco se habla de este tema en las escuelas de medicina ni en los programas de residencia, donde se forman los futuros galenos. No obstante, cada d¨ªa se acumulan m¨¢s razones de gran peso para romper esta ineficaz e indigna coraza de arrogancia y de silencio.
Luis Rojas Marcos es profesor de Psiquiatr¨ªa de la Universidad de Nueva York.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.