17 a?os con Picasso
David Douglas Duncan habla de su relaci¨®n con el pintor malague?o y de su experiencia como fot¨®grafo de guerra
El estadounidense David Douglas Duncan (Kansas City, 1916) era un cotizado reportero gr¨¢fico de la revista Life cuando conoci¨® Picasso y se convirti¨® en su fot¨®grafo de confianza. De su larga colaboraci¨®n surgieron siete libros, numerosas exposiciones y una profunda amistad, que le permiti¨® revelar los aspectos m¨¢s ¨ªntimos y ocultos de la vida y la obra del pintor malague?o. Hace unos d¨ªas Duncan estuvo en Barcelona para recordar su aventura con Picasso a trav¨¦s de las fotograf¨ªas, expuestas en La Pedrera, sede de la Fundaci¨®n Caixa de Catalunya, que capt¨® en 1960, durante la inauguraci¨®n de la exposici¨®n del artista en la Sala Gaspar de la capital catalana.
Cuando David Douglas Duncan lleg¨® a La Californie, la mansi¨®n que ten¨ªa Picasso en las afueras de Cannes, llevaba como regalo un anillo con una antigua cornalina grabada que hab¨ªa encontrado en Afganist¨¢n. Era el 8 de febrero de 1956 y el anillo ya hab¨ªa pasado por un taller de Nueva Delhi y por las manos del famoso joyero romano Bulgari antes de encontrar la forma adecuada para Picasso. Duncan llevaba m¨¢s de dos a?os pensando en el pintor, desde que su amigo Robert Capa le habl¨® de su asombrosa obra. "Trabaj¨¢bamos juntos. Habr¨ªa tenido que ir a Indochina cuando Capa encontr¨® la mina que le seg¨® la vida, pero el a?o anterior en aquel pa¨ªs me hab¨ªan declarado persona no grata", recuerda Duncan, quien, a pesar de estar curtido en mil batallas, ante Picasso se volvi¨® a sentir "s¨®lo un chico de Kansas con la c¨¢mara al hombro".
"Jacqueline, toda vestida de negro, me llev¨® al piso de arriba. Picasso estaba sumergido en la ba?era y, tras el desconcierto inicial, dispar¨¦ la primera de las 10.000 im¨¢genes que tom¨¦ al maestro, como le llamaba, a lo largo de 17 a?os hasta su muerte", cuenta Duncan, quien pese a sus 90 a?os muestra una gran forma y conserva intactos la memoria, el humor y el profundo sentido de la democracia y la justicia que le convirtieron en altavoz de los horrores de la guerra y los desmanes del ej¨¦rcito estadounidense, que denunci¨® en numerosas fotograf¨ªas.
"Picasso era muy respetuoso con el trabajo art¨ªstico de los dem¨¢s. Jam¨¢s me dijo lo que ten¨ªa que hacer". Y Duncan hizo de todo: inmortaliz¨® im¨¢genes ¨ªntimas y dom¨¦sticas, eventos p¨²blicos, hijos, mujeres, obras y m¨¢s obras, aunque nunca dej¨® de viajar: Bangkok, Estambul, El Cairo, Marruecos, Jerusal¨¦n, Tokio y Roma, hasta acabar en el sur de Francia, donde vive desde hace 45 a?os.
"Conoc¨ªa las reglas: no tocar, no intentar comprar nada y no pedir aut¨®grafos. Sin embargo, cuando publiqu¨¦ mi primer libro, El mundo privado de Picasso, no pude resistirme a pedirle que me firmara tres ejemplares. ?l se puso como una fiera. Todos se esfumaron, incluidos Sabart¨¦s, el marchante Kanweiler y el pintor Eduard Pignon. S¨®lo Kathy, la hija de Jacqueline, que ten¨ªa siete a?os, tuvo el valor de ponerse a mi lado. Me fui y cuando meses despu¨¦s regres¨¦, encontr¨¦ que hab¨ªa firmado los libros aquel mismo d¨ªa: as¨ª era Picasso", afirma Duncan, el primer fot¨®grafo que, en 1972, tuvo una exposici¨®n personal en el Whitney Museum de Nueva York. En 1996 don¨® su archivo personal, valorado 15 millones de d¨®lares, excluidas las im¨¢genes de Picasso, al Ramson Center de la Universidad de Texas, en Austin, y ahora se dedica a publicar libros, aunque sigue haciendo fotos por gusto. El digital no le interesa, ni siquiera tiene un ordenador: "Mi mundo, como Life, ya ha terminado".
Apuntando a Bush
En 1961, Duncan, que en su juventud hab¨ªa sido marine, public¨® su personal Yo acuso: el libro I protest!, del que se vendieron 200.000 ejemplares y que, con This is war! y War without heroes, forma su c¨¦lebre trilog¨ªa de la guerra. "Me da verg¨¹enza pertenecer a un pueblo que en su mayor¨ªa ha votado a Bush, porque si la primera vez fue un claro fraude electoral, la segunda es tristemente cierto que gan¨®", lamenta el fot¨®grafo, quien ironiza con las iniciales del presidente que "se ha cargado el protocolo de Kioto" llam¨¢ndole Global Warming Bush.
Duncan, que hizo su primer gran reportaje en 1946 en Palestina, "all¨¢ donde se encuentra el inicio de todos los conflictos", acaba de enviar a a The New York Times una carta en la que deja clara su postura: "Hay que forzar a Israel a destruir el muro. Hay que dejar de regalar cada a?o dos billones de d¨®lares a Israel con su pujante econom¨ªa y su ej¨¦rcito Goliat, apoyado por los militares del Pent¨¢gono. Hay que dejar de tolerar que Egipto pisotee los derechos humanos a cambio de que proteja el flanco sur de Israel. Las v¨ªctimas son los ¨²nicos espectadores que pagan el billete para el teatro de marionetas que Washington ha montado en Oriente Medio. Dejad de vender el miedo como imagen de Estados Unidos y olvidad vuestros desastrosos sue?os neomisioneros de reformar el mundo", escribe. Y a?ade: "Israel es el detonador de las bombas isl¨¢micas ... Todo habr¨ªa podido ser tan diferente...".
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