Los alcaldes suspenden la ley 'antibotell¨®n'
Los responsables municipales de Sevilla, C¨®rdoba y C¨¢diz creen "insuficiente" la norma
La conocida ley antibotell¨®n entr¨® en vigor a principios de diciembre, semanas despu¨¦s de que la aprobara el Parlamento andaluz con los ¨²nicos votos a favor del PSOE. Tres alcaldes de capitales de provincia -Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn (PSOE), regidor de Sevilla; Te¨®fila Mart¨ªnez (PP), alcaldesa de C¨¢diz; Rosa Aguilar (IU), primera edil de C¨®rdoba- debaten a iniciativa de EL PA?S sobre esta discutida norma. Todos coincidieron en destacar las "numerosas" carencias de esta ley.
Pregunta. ?C¨®mo valoran la ley antibotell¨®n?
Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn. Esta ley es consecuencia de una demanda de los vecinos que quer¨ªan que se hiciera m¨¢s de lo que se estaba haciendo, que no era poco, por parte de los ayuntamientos y, por tanto, una demanda de los propios alcaldes en atenci¨®n a los que nos dec¨ªan los polic¨ªas locales para tener mejores instrumentos para poder afrontar este fen¨®meno. La ley es una respuesta a una demanda que viene de abajo a arriba, y no al rev¨¦s.
Te¨®fila Mart¨ªnez: "La ley frustra muchas expectativas de los alcaldes"
S¨¢nchez Monteseir¨ªn: "Es hip¨®crita pretender que la ley resuelva este fen¨®meno"
Rosa Aguilar: "Es una oportunidad perdida. Nos transfieren el problema sin recursos"
Rosa Aguilar. Mi impresi¨®n es totalmente distinta porque creo que se ha perdido una oportunidad. Necesit¨¢bamos una ley que regulara una realidad desde un punto de vista no sancionador y coercitivo, sino que diera respuesta a lo que necesitamos los alcaldes: conjugar derechos, de los vecinos al descanso y de los j¨®venes al ocio. Desde esa perspectiva se ha perdido una oportunidad para hacer una ley de consenso, en el que participaran activamente los ayuntamientos y los vecinos y j¨®venes vieran reflejada su voz. Sin embargo, tenemos una ley con 12 de sus 16 art¨ªculos de contenido sancionador. Es pasarnos la pelota a los ayuntamientos sin m¨¢s, dejarnos el problema en nuestras manos y decirnos: apa?¨¢rosla como pod¨¢is y sancionar.
Te¨®fila Mart¨ªnez. Es una ley que, con el tiempo, va a demostrar que va a frustrar muchas expectativas de los alcaldes. Es un parche porque no regula ni trata ni afronta este fen¨®meno de manera integral. Es como querer solucionar un problema de gran envergadura con determinados parches. Lo m¨¢s llamativo de esta ley es la exposici¨®n de motivos, ah¨ª os qued¨¢is, os damos una ley para que los ayuntamientos teng¨¢is la posibilidad de sancionar, pero absolutamente nada m¨¢s. As¨ª, con esta ley, seguimos en la hipocres¨ªa ante un fen¨®meno que hay que regular de manera integral. No va a tener la incidencia que deber¨ªa haber tenido.
R. A. Como casi siempre, nos transfieren los problemas pero nunca los recursos y los dineros.
A. S. M. En eso estoy de acuerdo. El legislador lo que hace es poner sobre las espaldas de los ayuntamientos una serie de responsabilidades ante este fen¨®meno, que no son las m¨¢s propias de los ayuntamientos, como son las sancionadoras. A los municipios les corresponde m¨¢s la labor educativa, cultural, preventiva y mucho menos la represi¨®n de los efectos indebidos. Con todo, tampoco podemos pretender que la ley resuelva este fen¨®meno como problema. Eso s¨ª ser¨ªa hip¨®crita. Hay muchos aspectos que la ley no regula y que debiera hacer la propia sociedad en su conjunto. Como alcalde, padre y m¨¦dico, no me conformo ¨²nicamente con que el fen¨®meno no moleste, sino que se analice lo da?ino que es el consumo masivo de alcohol. La ley no ha pretendido esa perspectiva integral.
R. A. La ley tiene otro fondo que no me gusta nada: desconf¨ªa totalmente de los j¨®venes. Yo conf¨ªo en ellos y hoy hay una cultura de diversi¨®n que genera problemas que la ley no la aborda de manera global, no es un instrumento v¨¢lido si s¨®lo va a sancionar una conducta. La Junta ha querido quitarse un problema de encima para que los ayuntamientos sancionemos a los j¨®venes de nuestras propias ciudades. En este sentido, esta ley es una equivocaci¨®n. Me preocupa que los j¨®venes beban un mont¨®n, tomen otras sustancias y que los municipios tengan recursos. La ley no puede regular al cien por cien, pero debe ser un instrumento ¨²til y ¨¦ste no es el caso.
T. M. No hubiera costado nada despu¨¦s de tanto tiempo haber contemplado algunos aspectos m¨¢s. No era suficiente buscar el equilibrio entre el ocio y el descanso. Entonces, ?no nos preocupa nada que entre dos j¨®venes de 16 a?os se tomen una media de una botella de whisky, ron o ginebra? ?No nos preocupan los actos violentos de unos pocos? Estamos en un di¨¢logo de sordos.
A. S. M. Tal y como se plante¨® la ley, busca conjugar ocio y descanso. Quiero ser pragm¨¢tico y creo que nosotros hemos solucionado en parte este asunto. La mayor¨ªa de los j¨®venes han entendido la ley, pueden divertirse pero sin molestar al vecindario. ?Ah¨ª se acaba el asunto? Evidentemente no.
R. A. ?sta no es la ley que nosotros ped¨ªamos. Era mucho m¨¢s ambiciosa. Integral con todas las manifestaciones del fen¨®meno. Quer¨ªamos dar respuesta m¨¢s all¨¢ de un lugar donde aparcar a los j¨®venes en el espacio. Los j¨®venes no son el problema. Con ellos debemos construir las respuestas con la participaci¨®n de todas las administraciones. La sanci¨®n no es la soluci¨®n. Puntualmente, hay que sancionar a personas que puedan violentar la convivencia, pero la respuesta debe ser integral para nuestros j¨®venes, que son nuestros y no llegados en naves espaciales.
T. M. Esta claro que necesit¨¢bamos una respuesta integral. Y no esta ley, que ni siquiera articula la colaboraci¨®n obligatoria y necesaria de la Junta. La financiaci¨®n no puede estar en el aire.
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