Cazador de soledades
Leopoldo Pom¨¦s expone sus fotograf¨ªas m¨¢s personales en la Galeria dels ?ngels
En 1955, Leopoldo Pom¨¦s provoc¨® sin pretenderlo un peque?o revuelo en los c¨ªrculos art¨ªsticos e intelectuales barceloneses. Ocurri¨® a cuenta de una exposici¨®n de sus primeras fotograf¨ªas en las Galer¨ªas Layetanas. Sus im¨¢genes no ten¨ªan nada que ver con el academicismo imperante, ni pretend¨ªan enmarcarse en la ¨®rbita del reportaje social, que eran los dos ¨¢mbitos a los cuales parec¨ªa reducirse entonces el medio fotogr¨¢fico. Recibi¨® grandes cr¨ªticas, pero tambi¨¦n tuvo defensores de lujo, como los artistas de Dau al Set y el cr¨ªtico de arte y poeta Juan Eduardo Cirlot. Como suele ocurrir, la pol¨¦mica acab¨® beneficiando a Pom¨¦s y la exposici¨®n se prorrog¨®. Parte de la obra mostrada en aquella ocasi¨®n puede verse ahora de nuevo en la Galeria dels ?ngels de Barcelona en una exposici¨®n que, que bajo el t¨ªtulo de Solitudes, re¨²ne algunas de las fotograf¨ªas m¨¢s personales del autor.
El prestigio de Pom¨¦s como publicista ha eclipsado este trabajo m¨¢s ¨ªntimo, alejado de la preparaci¨®n que requiere un anuncio o un retrato creado con fines comerciales. Acostumbrado al est¨ªmulo del encargo, del plazo de entrega, ¨¦l afirma haberlo practicado de una forma discontinua. A pesar de todo, casi siempre lleva la c¨¢mara encima, mucho m¨¢s desde que ha descubierto la comodidad de las compactas digitales. Pero estas innovaciones t¨¦cnicas quedan muy lejos del trabajo presentado ahora en la galer¨ªa barcelonesa, una treintena de im¨¢genes realizadas entre las d¨¦cadas de 1950 y 1970.
La pr¨¢ctica totalidad de la obra pertenece a la categor¨ªa de "im¨¢genes encontradas", como las define su autor, aunque precisa que sus hallazgos obedecen a "una determinada manera de ver las cosas, de sentirlas". El misterio, la soledad, casi se dir¨ªa que el desamparo, de quienes aparecen en ellas, casi siempre de espaldas, alej¨¢ndose o, a lo sumo, de perfil, se repite como una constante que acaba por definir el estilo de Pom¨¦s. "El misterio es importante en todo. Me gusta que las lecturas no se acaben", se?ala. Son rasgos que el fot¨®grafo potencia en sus retratos, sean los de personas cercanas como su primera mujer, de su amigo el poeta Joan Brossa, o personas vinculadas a su faceta publicitaria, a quienes acostumbra a fotografiar al final de las sesiones de trabajo, "cuando todo ha acabado". Y tambi¨¦n en sus paisajes, carreteras vac¨ªas, playas enormes y desiertas, en sus calles inquietantes y sucias.
Brossa y todo el grupo de artistas de Dau al Set pasaron a menudo frente a la c¨¢mara de Pom¨¦s, muy influido por ellos durante su etapa de formaci¨®n. Bastantes a?os menor que los miembros del grupo, el fot¨®grafo intentaba empaparse del abundante "material intelectual y art¨ªstico" que aqu¨¦llos manejaban. "Eran muy rigurosos, aunque tambi¨¦n muy desp¨®ticos con todo lo que no les interesaba", recuerda Pom¨¦s.
Como todo buen fot¨®grafo, se declara "totalmente obsesionado por la luz", y entiende la fotograf¨ªa como un arte pr¨®ximo a la poes¨ª. Solitudes, que da buena muestra de este parentesco, estar¨¢ abierta al p¨²blico hasta el 27 de enero.
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