El Madrid pierde el liderato

El castillo que el Madrid levant¨® palmo a palmo durante las 13 primeras jornadas se ha derrumbado en las dos ¨²ltimas de un manotazo. El Akasvayu descubri¨® la receta para doblegar al invencible conjunto de Plaza hace unos d¨ªas y el Pamesa copi¨® ayer la f¨®rmula con un ¨¦xito todav¨ªa mayor: intensidad al m¨¢ximo, defensa muy cerrada y un perro de presa sobre Bullock. Acostumbrados a pasearse por cada cancha en el arranque del campeonato, el Madrid ya sabe lo que es perder. Justo ahora que el grupo ha perdido a algunos de sus jugadores (Ra¨²l L¨®pez y Mumbr¨²) y que el calendario se empina (Joventut, Tau y la Copa a la vuelta de la esquina).

La f¨®rmula de Plaza tiene un punto d¨¦bil: Bullock. El escolta es el metr¨®nomo de su equipo. Es decir, es a la vez la soluci¨®n y el problema. Cuando arranca, es imparable. Pero cuando el rival lo ahoga en defensa, el Madrid dobla las rodillas. M¨¢s todav¨ªa si el otro jefe en la pista, Felipe Reyes, anda igual de vigilado. Al p¨ªvot se le multiplic¨® el trabajo contra el Pamesa. Si en una canasta se ve¨ªa las caras con el m¨²sculo de Garc¨¦s, que fue su sombra, en la otra le tocaba defender a un escurridizo Milojevic, que no le dio tregua.

El conjunto valenciano ha experimentado una transformaci¨®n desde que el griego Katsikaris aterriz¨® en el banquillo. El equipo es otro, m¨¢s r¨¢pido, alegre y agresivo. Y nadie mejor para demostrarlo que Douglas, un tirador que lleg¨® a fallar 20 triples seguidos y que ayer fue el azote del Madrid desde el per¨ªmetro. Douglas espole¨® al Pamesa en el primer cuatro (11 puntos) y cerr¨® el partido en el ¨²ltimo con dos triples que volvieron in¨²til cualquier intento de remontada. Del equipo depresivo que fue colista de la ACB ya no queda ni rastro.

El Pamesa despeg¨® en quinta marcha. Recuperado el bal¨®n, todos sus jugadores buscaban la canasta como cohetes. Al Madrid, tapado por Bullock y lastrado por las faltas, le cost¨® coger el ritmo y cedi¨® el tim¨®n del encuentro. El Pamesa recurri¨® a la defensa en zona y cerr¨® el rebote con Garc¨¦s, imperial bajo los aros, donde se vivi¨® una lucha sin descanso. El Madrid mantuvo el tipo y las distancias gracias a Reyes, el ¨²nico visible en la pista junto a Bullock. Charles Smith s¨®lo apareci¨® al final, con el encuentro casi decidido, y Tunceri y Hervelle aportaron menos que otras ocasiones.

La dependencia del Madrid de su parejita de anotadores fue tal (11 de los 14 puntos en el tercer cuarto) que el equipo se qued¨® sin ideas m¨¢s all¨¢ de sus dos estandartes. Para ejemplo el primer ataque del ¨²ltimo cuarto, culminado con un triple imposible de Bullock desde m¨¢s de ocho metros. De los actores de reparto apenas hubo noticias, y los protagonistas no pudieron con todo el peso del choque. S¨®lo cuando el equipo de Plaza movi¨® el bal¨®n con paciencia encontr¨® alguna soluci¨®n. Sobre todo porque el Pamesa, muy pendiente de Bullock, dejaba agujeros en su defensa. Pese a todo, la reacci¨®n blanca lleg¨® demasiado tarde.