Sin agua en casa de los Baicu
Rumania crece al 7% anual, pero el salario medio apenas supera los 200 euros
Para Elena y Toma Baicu, la Uni¨®n Europea est¨¢ tan lejos como el mercado de Bucarest al que tienen que acudir en autoestop una vez por semana a vender productos de su huerto para conseguir pasar el invierno sin hambre. Este humilde matrimonio de campesinos, que vive en un pueblo situado a apenas 60 kil¨®metros de Bucarest, pero que est¨¢ anclado a una enorme distancia de la capital, en el tiempo y en el espacio, representa una de las dos Rumanias que ma?ana van a entrar en la UE. Desde hace unos meses, Bucarest padece unos atascos tremebundos, incluso para la escala madrile?a. Es un signo de bonanza econ¨®mica, de consolidaci¨®n de la clase media en un pa¨ªs que experimenta crecimientos del 7% al a?o, aunque un 25% de los rumanos vive bajo el umbral de la pobreza y el salario medio apenas supera los 200 euros (1.922 en Espa?a). En el campo, las cosas son muy diferentes: pueblos en los que no hay agua corriente y en los que los carros o los coches destartalados de la ¨¦poca comunista, los viejos Dacia, siguen siendo el principal medio de transporte. La renta de Rumania representa el 30% de la media de la UE con 25 pa¨ªses -Espa?a ten¨ªa el 72% y Portugal el 47% cuando ingresaron en 1986-, y el retraso se nota mucho.
La renta 'per c¨¢pita' rumana representa el 30% de la media de los Veinticinco. Cuando Espa?a entr¨® en la UE, en 1986, ten¨ªa el 72%
"La mayor¨ªa de los j¨®venes se ha ido [al extranjero]. Primero se va uno, que llama a su hermano, y ¨¦ste a un primo..."
"Es verdad que existen dos Rumanias", explica en su despacho de Bucarest la ministra de Integraci¨®n Europea, Anca Daniela Boagiu. "Hay mentalidades muy ancladas en el pasado, y eso es precisamente lo m¨¢s dif¨ªcil, cambiar las mentalidades; pero lo vamos a conseguir aunque nos cueste mucho trabajo. Es importante que la gente entienda que la UE supone tambi¨¦n obligaciones si quiere sacar beneficios; hay que explicar que pasar¨¢n muchos a?os antes de que se note un cierto nivel de desarrollo", agrega. Una enorme parte de este profundo retraso se debe a la atroz dictadura comunista que padeci¨® este pa¨ªs, que, junto a Albania, tuvo los peores s¨¢trapas del antiguo bloque socialista.
Un camino muy largo
Un recorrido por los pueblos de la llanura de Valaquia, desde Bucarest hasta las estribaciones de los C¨¢rpatos, ya en Transilvania, muestra que el camino es todav¨ªa muy largo. En las calles principales de muchas localidades pueden verse las fuentes en las que la gente, en muchos casos mujeres siempre con el pa?uelo en la cabeza, recoge el agua en cubos. Hay pocos coches y casi todos son viejos. Los carros son los principales medios de transporte, que recorren, cargados hasta los topes, las calles muchas veces sin asfaltar rodeadas de viviendas tradicionales, de peque?os huertos y, a menudo, de los horrores de hormig¨®n que el socialismo colectivizador de Ceausescu plant¨® en mitad del campo, donde todav¨ªa vive casi el 40% de la poblaci¨®n del pa¨ªs.
Uno de esos pueblos es Griv, situado a unos 60 kil¨®metros de Bucarest y vecino de la localidad tur¨ªstica de Snagov, donde est¨¢ la tumba del personaje que todo el mundo identifica con Rumania: Vlad Tepes, al que la imaginaci¨®n de Bram Stocker convirti¨® en Dr¨¢cula. Muchos j¨®venes se han ido -unos dos millones de rumanos, el 20% de la fuerza laboral, han abandonado el pa¨ªs, de 22 millones de habitantes- y quedan los ni?os y los ancianos. "No s¨¦ si las cosas van a empeorar o a mejorar. Nos da miedo que suban los precios. Nos han dicho que nos iban a dar cursos para ense?arnos a cultivar con las nuevas normas, pero yo estoy mayor para aprender", explica Elena Voicu, de 63 a?os, con su pa?uelo y sus botas de agua, junto a su marido, Toma, de 61 a?os. Est¨¢n en la puerta de su modesta vivienda, que carece de agua corriente. Tienen electricidad, pero no nevera. Viven de la pensi¨®n de ella (50 euros) y de un huerto de una hect¨¢rea en el que cultivan un poco de todo para venderlo en el mercado de Bucarest y poder comprar productos b¨¢sicos. "La mayor¨ªa de los j¨®venes se ha ido. Primero se fue el hermano, que llam¨® al hermano y luego al primo... Aqu¨ª no tienen con qu¨¦ vivir", explica Toma, que tiene un problema en una pierna, pero no se puede operar. "Hay que pagar al m¨¦dico para que te atienda bien, y nosotros no tenemos dinero", asegura.
La emigraci¨®n masiva se nota en muchos pueblos, y las autoridades empiezan a estar preocupadas en algunas regiones, en las zonas m¨¢s ricas como Timisoara, por la falta de mano de obra. Otro problema es que cada vez un mayor n¨²mero de ni?os se queda a cargo de familiares cuando ambos progenitores parten al extranjero. "Hay 14.000 familias en esta situaci¨®n, que afecta por ahora a unos 21.000 ni?os", explica Cosmina Simiean, asesora del secretario de Estado para los Derechos de la Infancia. "La calidad de los cuidados no siempre es buena, y hemos puesto en marcha un sistema para mantener bajo observaci¨®n a esos ni?os", agrega. "Es un problema, porque un ni?o no necesita s¨®lo comer, y es algo que se va a agravar... Los abuelos, que son los que se quedan al cargo, vienen de otro mundo porque las cosas han cambiado much¨ªsimo para las nuevas generaciones", asegura Paul Poupard, director de Unicef en este pa¨ªs.
"Existe Bucarest y existe Rumania", se?ala Fran?ois Fourmont, director general de Renault-Dacia, la f¨¢brica de coches resucitada por la empresa francesa que se ha convertido en uno de los fen¨®menos econ¨®micos de Rumania en los ¨²ltimos a?os. "Las cosas van muy r¨¢pido en este pa¨ªs, y en tres a?os Bucarest es una ciudad dif¨ªcil de conocer", a?ade. Los atascos en los que se encuentra sumergida la capital rumana desde hace meses se deben al incremento espectacular en la venta de autom¨®viles -es el primer mercado de Europa central y oriental-. Bucarest est¨¢ viviendo un boom inmobiliario: hay edificios en construcci¨®n por todas partes, a veces barrios enteros, mientras los precios de la vivienda suben de forma preocupante, entre otras cosas por la inversi¨®n extranjera. En la inform¨¢tica, a causa de la tradici¨®n de estudio de las matem¨¢ticas, tambi¨¦n son muy buenos: uno de los mejores antivirus del mercado, Bitdefender, se fabrica en Rumania.
"Mucha gente del ¨¢rea rural ha emigrado a Italia o a Espa?a, y quedan muchos mayores en una poblaci¨®n que sigue envejeciendo", relata el ex ministro de Finanzas rumano y profesor en las universidades de Bucarest, Berkeley y Bolonia, Daniel Daianu. "En Rumania existe un gran problema con las infraestructuras, que son muy precarias. Necesitamos autopistas, aeropuertos, l¨ªneas f¨¦rreas... Muchos de los fondos de la UE est¨¢n tambi¨¦n destinados a pasar de la agricultura de subsistencia a una producci¨®n m¨¢s seria. Pero en cuatro o cinco a?os comenzar¨¢n a verse los cambios". Las autoridades rumanas aseguran que en diez a?os podr¨¢n terminar su incorporaci¨®n definitiva a Europa y ponerse al mismo nivel que el resto de los pa¨ªses de la UE. "Para muchos rumanos ser¨¢ un proceso doloroso, pero en unos a?os Rumania ser¨¢ un miembro pleno del club", agrega Daianu.
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