20 a?os de servicio dom¨¦stico
El 31 de diciembre cumple 20 a?os completos de vigencia el decreto por el que se regula la relaci¨®n laboral de car¨¢cter especial del Servicio del Hogar Familiar. La norma pretende ordenar una vinculaci¨®n contractual muy especial que se basa en la "mutua confianza entre las partes", y quiere articular unas circunstancias sociales, que supon¨ªan, los redactores del decreto, inamovibles: el centro de trabajo es el domicilio familiar por lo que los trabajadores permanecen aislados y son f¨¢cilmente ocultables; el empleador es siempre una persona particular por lo que no hay negociaci¨®n colectiva, ni es obligatorio el contrato escrito; el trabajador, la mayor¨ªa de las veces trabajadora, ocupa un lugar en el contexto de relaciones sociales en el interior del hogar, al que no es ajeno el valor social de "hacerse servir", y que le imponen polivalencia de funciones y permanencia continuada m¨¢s all¨¢ de la jornada laboral m¨¢xima.
Adem¨¢s, la cotizaci¨®n a la Seguridad Social es fija, de tipo ¨²nico aunque se trabaje a tiempo parcial, y la pueden hacer efectiva el empleador o el trabajador en su propio nombre, en ning¨²n caso se tiene cobertura por desempleo, el salario en especie puede llegar al 45%, se recibe una sola paga extraordinaria al a?o dividida en dos mitades, la indemnizaci¨®n por despido es m¨ªnima, la incapacidad laboral no se reconoce hasta los treinta d¨ªas de baja, se descansa 36 horas semanales, s¨®lo 24 de ellas continuadas, la antig¨¹edad no se remunera hasta despu¨¦s de tres a?os de permanencia en la misma casa y la jubilaci¨®n anticipada es posible ¨²nicamente en circunstancias excepcionales.
La norma que naci¨® como muy necesaria ha devenido en aberrante. Reformar el decreto resulta imprescindible, un trabajo dom¨¦stico bien regulado permitir¨¢ al empleador contratar los servicios profesionalizados m¨¢s adecuados a sus necesidades y, si procediese, disfrutar de beneficios fiscales por la creaci¨®n de empleo, y a los trabajadores gozar de la protecci¨®n social suficiente, convirti¨¦ndose entonces en un empleo digno para ambas partes.
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