Humanidad casi hiriente
La Fundaci¨®n Foto Colectania de Barcelona exhibe una muestra de la colecci¨®n de Lola Garrido
"La memoria no funciona como una pel¨ªcula, sino que est¨¢ hecha de fotograf¨ªas, y por eso he decidido coleccionarlas. Mi colecci¨®n es un estado de ¨¢nimo", escribe Lola Garrido en el cat¨¢logo de la exposici¨®n Sus ojos los delatan, una selecci¨®n de sus estados de ¨¢nimo, es decir, de su colecci¨®n de fotograf¨ªa, que hasta el 24 de marzo se presenta en la Fundaci¨®n Foto Colectania de Barcelona (www.colectania.es).
Es un reto interesante el de esta exposici¨®n, porque Garrido es la directora art¨ªstica de esta fundaci¨®n barcelonesa dedicada al coleccionismo fotogr¨¢fico y ha asesorado o realizado varias colecciones de fotograf¨ªa para diversas instituciones. Provocaba curiosidad saber qu¨¦ es lo que ella hab¨ªa coleccionado para s¨ª y, la verdad, el resultado no decepciona.
La muestra recoge im¨¢genes de maestros como Man Ray, Rodchenko y Capa
Pueden verse trabajos de grandes nombres como Man Ray -su Calla Lillies (1930) es, explica, la fotograf¨ªa m¨¢s cara que ha comprado-, Rodchenko -una de sus obsesiones, ya que cuenta con toda una serie de copias de ¨¦poca firmadas por el gran maestro ruso- o Robert Capa -exhibe un vintage (copia realizada por el propio fot¨®grafo o hecha bajo su supervisi¨®n) de su famoso Miliciano muerto-. Pero queda claro haciendo un recorrido por los trabajos de la exposici¨®n que Lola Garrido no colecciona nombres sino im¨¢genes.
"Cuando empec¨¦ hace m¨¢s de veinte a?os pensaba no tanto en coleccionar fotograf¨ªas sino en tener im¨¢genes que me gustaban", explica. Y poco a poco fue comprando, casi siempre en subastas, im¨¢genes que la fascinaban o conmov¨ªan hasta llegar a atesorar unas 700 fotograf¨ªas, de las que ahora exhibe unas sesenta en esta exposici¨®n. "Al principio compraba mucho, pero con el tiempo me di cuenta de que hay que ir con cuidado porque si no se selecciona mucho lo malo puede hacer que lo bueno parezca peor. Es mejor tener cinco buenas fotograf¨ªas que 2.000, porque lo que cuenta en una colecci¨®n y lo que la distingue son las im¨¢genes, no el n¨²mero o los nombres que tenga".
Garrido reconoce que su selecci¨®n es personal y contradictoria, pero el punto de uni¨®n casi siempre es la humanidad casi hiriente de gran parte de las im¨¢genes elegidas, desde la dignidad de las medias zurcidas de la joven que aparece en una fotograf¨ªa de la depresi¨®n de Dorthea Lange al retrato Cat¨¦rine Milionare (1979), de Robert Mapplethorpe, pasando por las im¨¢genes de Nan Goldin, Garry Winogrand, Garc¨ªa-Alix, Lee Miller, Berenice Abbot o Wegee. La selecci¨®n, de todas formas, es variada. Cabe la elegancia y el glamour de Errwin Blumenfeld o P. Horst, la experimentaci¨®n m¨¢s formalista de Harold Edgerton, Raoul Hausmann o Chema Madoz, y tambi¨¦n los delicados paisajes de Josef Breitenbach, las sorprendentes polaroid de Walker Evans, la mirada art¨ªstica de Magritte o Rauschenberg y los instantes cazados por Walker Evans o Cartier-Bresson.
En fin, una amplia variedad en la que hay tanto vintages como copias modernas de unas im¨¢genes que consigui¨® en un momento en el que el mercado a¨²n permit¨ªa hacerse con un retazo del imaginario de este siglo. "Creo que tienes que coleccionar el arte de tu ¨¦poca, pero reconozco que tengo menos fotograf¨ªa contempor¨¢nea que hist¨®rica", indica. "Cuando empec¨¦ a coleccionar estaba fascinada por las im¨¢genes hist¨®ricas, y entonces a¨²n se pod¨ªa comprar".
Explica que tras la furia inicial estuvo seis a?os sin comprar nada y, despu¨¦s, hace unos dos a?os, volvi¨® a la carga. "Compro cosas que me interesan de manera selectiva, pero sabiendo que voy a parar porque ya puedo vivir viendo lo que me gusta. No necesito poseerlo. Tener una colecci¨®n implica mucha dedicaci¨®n; hay que asegurar la conservaci¨®n de las fotograf¨ªas, documentarlas y ampliar la colecci¨®n, porque las im¨¢genes siempre necesitan compa?¨ªa nueva", explica. "He disfrutado mucho haciendo la colecci¨®n, m¨¢s que teni¨¦ndola. Supongo que en alg¨²n momento me la quitar¨¦ de encima, y con lo que saque igual me compro una casa en la Toscana", asegura Garrido.
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