Sadam Husein se encar¨® con su verdugo antes de morir ahorcado en el pat¨ªbulo
El reo se mantuvo desafiante hasta el final y despreci¨® al l¨ªder chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der
Sadam Husein se mantuvo desafiante hasta el final. No s¨®lo se neg¨® a que le cubriesen el rostro para ser ahorcado, sino que se encar¨® con uno de sus verdugos, que dio vivas por el cl¨¦rigo chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der, ac¨¦rrimo enemigo del dictador iraqu¨ª. Sadam le respondi¨® ninguneando al cl¨¦rigo. Fue lo ¨²ltimo que dijo antes de morir. Su cuerpo fue sepultado el domingo en Auya, la localidad natal de Sadam, en la regi¨®n de Tikrit, en la misma tumba donde yacen sus hijos Uday y Qusay. La violencia en Irak, lejos de aplacarse con la muerte del dictador, se increment¨® en las ¨²ltimas 48 horas.
Hay dos testimonios clave de los ¨²ltimos gestos y palabras del dictador iraqu¨ª antes de morir. Uno es un v¨ªdeo grabado con un tel¨¦fono m¨®vil por uno de los asistentes a la ejecuci¨®n, difundido por la cadena Al Iraqiya. El otro es el testimonio del juez Munir Hadad, que corrobora lo que aparece en las im¨¢genes. Ambos testimonios sirven para reconstruir los ¨²ltimos minutos del dictador.
- V¨ªdeo. Sadam Husein est¨¢ de pie sobre la puerta trampa de la horca y con la soga al cuello. Uno de sus verdugos la sujeta con firmeza por detr¨¢s. En esos instantes se oye la versi¨®n chi¨ª de una plegaria. Sadam es sun¨ª, por lo que el rezo es ofensivo para el dictador. Sin embargo, pese a la afrenta, Sadam permanece impasible.
- Juez Munir Hadad. Este juez relata con claridad a la cadena CNN lo que se oye tambi¨¦n en el v¨ªdeo. Uno de los verdugos le reprocha a Sadam Husein haber destruido el pa¨ªs, y varios de los presentes en la sala se suman a la cr¨ªtica.
-"Larga vida a M¨²qtada al S¨¢der", en referencia al l¨ªder chi¨ª, grita el verdugo.
-"?M¨²qtada al S¨¢der?", responde Sadam en tono despectivo.
El juez Hadad declar¨® que el dictador era "totalmente consciente de lo que estaba sucediendo en la sala". "Me sorprendi¨® mucho. No parec¨ªa temer a la muerte", a?adi¨® el juez.
- V¨ªdeo. Sadam Husein repite con sorna el nombre de M¨²qtada al S¨¢der para dejar claro que el cl¨¦rigo chi¨ª no era nadie para ¨¦l.
-"Comp¨®rtense como hombres", se oye al dictador decir con su voz ronca.
-"Vete al infierno", responde a Sadam Husein alguno de los asistentes.
-"Silencio... Este hombre est¨¢ a punto de morir", dice otro de los asistentes, preocupado por el rumbo que est¨¢ tomando la ceremonia de ejecuci¨®n.
Sadam Husein apenas tiene tiempo para ordenar sus pensamientos. Comienza a murmurar una plegaria, pero apenas logra invocar el nombre de Mahoma cuando su verdugo jala de la palanca que abre la puerta bajo sus pies. El cuerpo del dictador cae con una fuerza tremenda. Debi¨® de haber muerto de inmediato. La ¨²ltima imagen es la del cuerpo balance¨¢ndose.
El cad¨¢ver fue entregado a la familia el domingo y sepultado m¨¢s tarde en Auya, la aldea natal del dictador, en la regi¨®n de Tikrit. Fue enterrado junto a sus hijos Uday y Qusay, sus m¨¢s cercanos colaboradores, muertos por el Ej¨¦rcito de Estados Unidos en 2003, poco despu¨¦s de la invasi¨®n. En la regi¨®n, muchos seguidores de Sadam lloraron su muerte y clamaron venganza. Mientras, decenas de miles de personas mostraron su j¨²bilo por la ejecuci¨®n en las provincias chi¨ªes y kurdas, y en muchos barrios de Bagdad.
Raghad Sadam, la hija mayor del dictador iraqu¨ª, particip¨® ayer, junto a centenares de personas, en una manifestaci¨®n en Am¨¢n para condenar la ejecuci¨®n de su padre, al que calific¨® de "m¨¢rtir". Raghad vive en Jordania junto a su hermana Rana.
La violencia en Irak se ha recrudecido en las ¨²ltimas 48 horas. Ayer mismo, el l¨ªder del Frente del Di¨¢logo Nacional (FDN) iraqu¨ª, el sun¨ª Saleh al Mutlaq, afirm¨® que tropas de EE UU atacaron la sede de ese partido en Bagdad y mataron a seis civiles, cuatro de ellos de una misma familia. A?adido a esto hubo tres atentados en la capital iraqu¨ª que se saldaron con media docena de fallecidos y al menos 15 heridos. Todo ello, a pesar de las medidas de seguridad adoptadas por las autoridades tras la ejecuci¨®n de Sadam, que continuaban en vigor.
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