Querido se?or concejal
Le ruego que acepte usted mis disculpas por adelantado, por los cinco minutos de su precioso tiempo que le obligo a dedicar a la lectura de esta carta, pero se trata de un asunto de gran importancia para mis colegas y para m¨ª mismo y me atrevo por ello a distraerle unos momentos de su abnegada dedicaci¨®n a los problemas municipales y al bienestar ciudadano.
Ver¨¢ usted, los investigadores del sector p¨²blico dependemos, o bien de la Administraci¨®n General del Estado, o de las Comunidades Aut¨®nomas, y nos da la impresi¨®n de que estas dos administraciones complican innecesariamente los procedimientos administrativos y, por lo tanto, nos hacen la vida enormemente dif¨ªcil a los cient¨ªficos que, no le oculto, somos unos funcionarios muy especiales.
Nuestra sospecha se basa en el hecho de que casi cada d¨ªa leemos en la prensa que en tal o cual ayuntamiento, de cualquier rinc¨®n de Espa?a, se descubre que una parte o la totalidad de su corporaci¨®n municipal tiene cuentas millonarias en Andorra o en Suiza, o que modifican los planes urban¨ªsticos con suma facilidad, o que colocan a sus parientes y amigos en la n¨®mina de los trabajadores municipales, o que manejan sumas cuantiosas con gran agilidad y rapidez, todo lo cual les permite atender con envidiable rapidez y eficacia los problemas de los ciudadanos.
Mi pregunta es: ?c¨®mo pueden hacer ustedes todo esto? ?Acaso no existe en las administraciones locales la figura de la intervenci¨®n previa, el control de gasto, las mesas de contrataci¨®n, las oposiciones y concursos para la provisi¨®n de puestos de trabajo y todos esos instrumentos de gesti¨®n a los que nosotros nos vemos obligados? Enti¨¦ndame bien, por favor; yo no me refiero a los casos de corrupci¨®n o de ilegalidades, que bien s¨¦ que en todos los cestos puede haber alguna manzana podrida; no, no es eso.
A lo que me refiero es a la aparente facilidad que demuestran ustedes para administrar honestamente los recursos p¨²blicos y dedicarlos, por ejemplo, a necesidades tan b¨¢sicas como cohetes para las fiestas patronales, luces navide?as, pregones municipales, publicidad institucional y otros gastos que hacen m¨¢s grata la vida ciudadana. Nuestra experiencia es muy distinta y por eso no entendemos bien c¨®mo pueden darse reglas de juego tan diferentes dentro del sector p¨²blico del mismo pa¨ªs. Le pondr¨¦ algunos breves ejemplos.
Quiz¨¢ ya sabe usted que para poder hacer nuestro trabajo, nosotros tenemos que conseguir previamente el dinero que financia nuestra investigaci¨®n. Pues bien, cuando uno va en coche, por ejemplo, de Valencia a Madrid para negociar un contrato de I+D con una empresa, uno debe pedir y guardar el ticket de la gasolinera o, si se ha olvidado de hacerlo, por aquello de las prisas, pedirle al empresario que te firme un certificado de que has estado con ¨¦l, porque si no lo haces as¨ª, no te pagan ni la gasolina, ni la media dieta que legalmente te corresponde.
Otro ejemplo: si has organizado una reuni¨®n con colegas europeos que se prolonga m¨¢s de lo previsto y te ves obligado a improvisar un servicio de limpieza fuera del horario laboral, resulta que el justificante que te ha firmado la limpiadora, acreditando que ha recibido treinta euros que t¨² le has adelantado de tu bolsillo, no te lo paga nadie, porque no se ajusta al procedimiento establecido.
Otro m¨¢s: si como fruto de aquel viaje a Madrid a negociar con el empresario, o de la reuni¨®n europea reci¨¦n descrita, consigues una financiaci¨®n para hacer un trabajo, no podr¨¢s contratar a quien quieras, porque existen unas normas y unos procedimientos seg¨²n los cuales tardar¨¢s meses en contar con los colaboradores que necesitas y no siempre ser¨¢n los que t¨² consideras m¨¢s id¨®neos.
No quiero aburrirle a usted con m¨¢s ejemplos, pero perm¨ªtame contarle simplemente que pagar las horas extra del cuidador que ha asistido al parto de una gacela a las cuatro de la ma?ana, es labor harto compleja, por no mencionarle lo complicado de pagarle al beduino que nos lleva los materiales para la excavaci¨®n arqueol¨®gica y que se empecina en no sacarse el preceptivo NIF, por m¨¢s que se lo decimos, o lo de pagar una propina/soborno a la mariner¨ªa polaca que te descarga el instrumental en alg¨²n remoto paraje ant¨¢rtico.
Pues bien, ?c¨®mo han conseguido ustedes organizar un sistema administrativo tan ¨¢gil, aunque debo confesar que quiz¨¢ resulte algo proclive a la corrupci¨®n, frente a nuestro sistema, aparentemente inmune a esa lacra social, pero de una ineficacia tan emp¨ªricamente comprobada?
Espero que entienda usted ahora por qu¨¦ me he atrevido a ocupar un rato de su preciso tiempo, se?or concejal, porque si de su respuesta obtenemos alg¨²n consejo ¨²til, quiz¨¢ podamos contribuir a que la gesti¨®n de la investigaci¨®n cient¨ªfica abandone alguno de sus arcaicos usos mandarinescos y adopte los h¨¢bitos y pr¨¢cticas que, seg¨²n dicen, van a imperar en el Espacio Europeo de Investigaci¨®n en estos comienzos del siglo XXI, que los cient¨ªficos espa?oles estamos viviendo con una incomprensible e ingenua esperanza.
Javier L¨®pez Facal es investigador del CSIC.
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