El 'hadj' del siglo XXI
Concluye sin incidentes la peregrinaci¨®n anual a La Meca gracias a las medidas de seguridad
Casi dos millones y medio de musulmanes concluyeron ayer la peregrinaci¨®n a la ciudad santa de La Meca, en Arabia Saud¨ª, despu¨¦s de cumplir con el ¨²ltimo y m¨¢s peligroso de los ritos: la lapidaci¨®n del diablo, simbolizado en tres estelas de 25 metros de altura. Al grito de "Alahu akbar" (Al¨¢ es el m¨¢s grande), cada peregrino fue lanzando siete piedras contra cada uno de los bloques de cemento, o yamarat, situados en Mina, una planicie des¨¦rtica a las afueras de La Meca. Y, al contrario de lo sucedido otros a?os, el ritual, que comenz¨® el s¨¢bado, concluy¨® sin incidentes, en parte gracias a las nuevas medidas de seguridad.
La ceremonia de la lapidaci¨®n se hab¨ªa convertido en fuente de tragedias. Las avalanchas, a veces producidas por simples tropezones, se han cobrado la vida de cientos de peregrinos. En enero del a?o pasado, 364 personas murieron en una estampida. En 1990, 1.426 peregrinos, en su mayor¨ªa asi¨¢ticos, murieron asfixiados en un t¨²nel.
Para prevenir las avalanchas, algunos cl¨¦rigos, con el apoyo del Gobierno saud¨ª, emitieron una fetua o edicto religioso ampliando el horario para llevar a cabo la lapidaci¨®n, que hasta ahora comenzaba a mediod¨ªa. Adem¨¢s, las autoridades sustituyeron la plataforma de dos niveles por la que circulan los peregrinos por otra mucho m¨¢s grande, cuya construcci¨®n, a¨²n no terminada, ha costado m¨¢s de un bill¨®n de d¨®lares. Adem¨¢s, el control m¨¢s estricto de las largas colas de fieles, a los que se prohibi¨® transportar equipajes pesados, permiti¨® este a?o una mayor fluidez.
No todos los cl¨¦rigos, sin embargo, estaban de acuerdo con las innovaciones. "Ya s¨¦ que hay fetuas que dicen lo contrario, pero tenemos que ajustarnos a los horarios precisos, porque si no, esto es un desbarajuste. Vamos a tener fetuas dictando cualquier cosa. "?Qu¨¦ clase de peregrinaje va a ser este?", protestaba un cl¨¦rigo a la agencia Associated Press, mientras prohib¨ªa a los fieles acudir a lapidar al diablo antes del mediod¨ªa.
Concluido este rito, con el que se ahuyenta el pecado y la tentaci¨®n, los peregrinos fueron regresando a La Meca. All¨ª, antes de volver a sus lugares de origen, dieron la "vuelta del adi¨®s" a la Kaaba, un edificio c¨²bico cubierto con una tela negra, en el que est¨¢ incrustada la Piedra Negra, una reliquia sagrada.
La peregrinaci¨®n, o Hadj, es uno de los cinco pilares del islam. Cada musulm¨¢n debe acudir a La Meca al menos una vez en la vida, a no ser que su situaci¨®n econ¨®mica o sus problemas de salud se lo impidan. Muchos fieles ahorran durante a?os para poder cumplir el precepto, si bien los costes se han abaratado considerablemente, ya que muchas l¨ªneas a¨¦reas y agencias de viajes ofrecen paquetes todo incluido. El peregrino, o hadji, es venerado en su comunidad de origen.
A Arabia han acudido este a?o casi 2,5 millones de personas de 187 nacionalidades. El Gobierno saud¨ª expide visas especiales a los peregrinos. La entrada en La Meca est¨¢ prohibida a los no musulmanes, que pueden enfrentar la pena de muerte si desaf¨ªan la norma.
Los rituales de la peregrinaci¨®n, basados en interpretaciones centenarias de la Sunna, la corriente ortodoxa del profeta Mahoma, son muy complejos, tanto que hay cl¨¦rigos encargados de resolver las dudas: romper las reglas puede implicar que la peregrinaci¨®n sea nula a los ojos de Al¨¢. El problema es que no siempre los cl¨¦rigos coinciden en sus instrucciones. "?Cada uno me dice una cosa!", se quejaba el egipcio Hisham Abdul-Ghaffur, que no sab¨ªa si se hab¨ªa cortado el pelo adecuadamente.
La peregrinaci¨®n comienza en el octavo d¨ªa del mes isl¨¢mico de Dhu al Hijjah. Vestidos con el ihram, una t¨²nica blanca, los peregrinos inician en La Meca un recorrido que les lleva a Mina, al Monte Arafat y a Muzdalifa, antes de regresar a Mina para el ritual de la lapidaci¨®n, el d¨ªa und¨¦cimo. La v¨ªspera se celebra la fiesta del sacrificio. Tradicionalmente, los peregrinos mataban al animal. Ahora pagan a un carnicero en La Meca, que lo har¨¢ en su nombre. Ese d¨ªa, los peregrinos pueden cambiarse el ihram y se afeitan la cabeza, como s¨ªmbolo de su renacimiento espiritual.
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