La revuelta de Los Hijos de Don Quijote
Un grupo de franceses consigue un gran impacto social en su campa?a de apoyo a los 'sin techo'
Les enfants de Don Quixotte (Los hijos de Don Quijote) son en realidad los hijos de Fran?ois Legrand y Armelle. Los cinco hijos, los dos varones -Augustin y Jean-Baptiste, de m¨¢s de dos metros de altura- y tres chicas, dos de ellas -Am¨¦lie y Nastasia- de manera especial, son los creadores de esa asociaci¨®n que, en menos de dos meses, ha transformado el extra?o panorama inmobiliario franc¨¦s.
Extra?o porque, en este pa¨ªs, unos tres millones de personas viven en apartamentos insalubres o considerados indignos de acoger a un ser humano, porque entre 80.000 y 100.000 personas duermen en la calle y porque otro mill¨®n de personas lo hacen en condiciones precarias: residencia social, habitaci¨®n de hotel realquilada, en un c¨¢mping, en un provisional apartamento de inserci¨®n social o en algo muy parecido a una chabola. Y extra?o tambi¨¦n porque decenas de miles de pisos permanecen vac¨ªos en espera de comprador.
El Gobierno franc¨¦s sabe que este grupo, aun siendo peque?o, puede hacer da?o
Chirac prometi¨® en 1995 acabar con el "esc¨¢ndalo de los que no tienen techo para cobijarse"
El pasado 26 de octubre, Augustin Legrand, de 21 a?os, actor y antiguo estudiante de Derecho, decidi¨® instalarse bajo el puente de Austerlitz, cobij¨¢ndose en una tienda de campa?a. Quer¨ªa saber c¨®mo viven los SDF, los Sin Domicilio Fijo, esos miles de personas con los que se cruzaba cada d¨ªa en Par¨ªs; o, mejor dicho, cuyos cuerpos tendidos sobre las bocas de ventilaci¨®n del metro esquivaban sus pies. Era una aventura social que comenz¨® con 20 euros en el bolsillo, con una c¨¢mara fotogr¨¢fica en la mano y acompa?ado de su cu?ado y mejor amigo. Internet difundir¨ªa im¨¢genes de miseria del mundo rico. Las firman Les enfants de Don Quixotte.
Los Legrand son cat¨®licos practicantes. Augustin a¨²n recuerda el problema que supuso para ¨¦l saber, hace cuatro a?os, que sus padres se separaban. "Eso me parec¨ªa incompatible con los valores y la educaci¨®n que hab¨ªa recibido", les ha contado el gigant¨®n a los periodistas de Le Parisien.
El trauma debi¨® de ser importante, porque a Augustin le falt¨® tiempo para viajar a Bosnia, primero, y a Zimbaue, Malaui y Mozambique, despu¨¦s. Entremedias, abandon¨® la dudosa vocaci¨®n de abogado y se transform¨® en intermitente del espect¨¢culo, o dicho de manera menos administrativa: en actor.
Nadie sabe cu¨¢ntos son Les enfants de Don Quixotte, pero el poder ha comprendido que a¨²n siendo pocos, tienen capacidad para hacer da?o. Manejan bien la c¨¢mara y mejor a¨²n Internet. Sus retratos de los SDF son precisos y en unos d¨ªas de relativa escasez informativa -la ejecuci¨®n de Sadam no puede ser el ¨²nico tema- han encontrado un gran eco medi¨¢tico, m¨¢xime cuando las fechas navide?as obligan a una t¨®pica bondad. Y a ser generosos para no aparecer como Mister Scrooge (el malo del Cuento de Navidad de Dickens).
En un primer momento, la ministra delegada para cuestiones de Cohesi¨®n Social, Catherine Vautrin, acus¨® a los Legrand de "demagogos" y "mistificadores", porque se solidarizaban con una pobreza que ellos no sufr¨ªan. Lo hizo desde los despachos de su ministerio, entre marqueter¨ªa y terciopelo. Tres d¨ªas despu¨¦s, sus compa?eros de Gobierno intentaban reparar el da?o; y as¨ª han seguido hasta que el pasado mi¨¦rcoles el primer ministro, Dominique de Villepin, anunciaba que el Gobierno franc¨¦s se dispone a presentar, el pr¨®ximo d¨ªa 17, un proyecto de ley por el que "el derecho a la vivienda" se transforma en algo "exigible" ante la ley, como el derecho a la atenci¨®n m¨¦dica o a la educaci¨®n. "Francia es uno de los pa¨ªses m¨¢s avanzados en materia social", concluy¨® el elegante Villepin. Ya s¨®lo falta que los puestos de trabajo tambi¨¦n puedan obtenerse gracias a los tribunales.
Los Legrand han convertido las 300 tiendas alineadas junto al canal de Saint Martin, frente al falso y m¨ªtico H?tel du Nord, en un punto de encuentro (el hotel se ha construido porque Marcel Carn¨¦, en su filme de 1938, rodado en estudio, lo imagin¨® ah¨ª: la naturaleza imita el arte, tal y como predec¨ªa Wilde).
Los actores Jean Rochefort y Beatrice Dalle se han asomado por el campamento; hay d¨ªas en que todas las tiendas est¨¢n completas y los Legrand se ven obligados a aplicar cuotas a la hora de repartirlas: tantas para extranjeros, tantas para mujeres, tantas para trabajadores pobres, tantas para aut¨¦nticos SDF... Es la imparable l¨®gica de la sociedad del espect¨¢culo.
Les enfants de Don Quixotte, con muy buen criterio, han rescatado promesas de Jacques Chirac de 1995, cuando el actual presidente se hizo elegir como palad¨ªn de la lucha contra la "fractura social". Entonces promet¨ªa "requisar las viviendas vac¨ªas" y acabar con "el esc¨¢ndalo de quienes no tienen techo donde cobijarse".
Pero Chirac, ya se sabe, tambi¨¦n dice que "las promesas s¨®lo comprometen a los que se las creen", y por eso en 1995 afirmaba que "demasiados impuestos matan los impuestos", para, ocho meses m¨¢s tarde, ya en el poder, declarar que "hay que aumentar los impuestos para evitar el d¨¦ficit p¨²blico". Por eso es l¨®gico que Chirac haya guardado en un caj¨®n los informes elaborados, en 2002, 2003 y 2005, por el Alto Comit¨¦ para el Alojamiento, y que propugnaba medidas para atender a los SDF.
Y m¨¢s l¨®gico a¨²n que su Gobierno y sus diputados hayan bloqueado el desarrollo de la ley votada en 2000 por los socialistas, que exig¨ªa a todos los ayuntamientos de Francia tener en su territorio municipal un m¨ªnimo de un 20% de vivienda social.
Si ahora Chirac cambia de parecer es porque "en pol¨ªtica, lo ¨²nico que cuenta es ganar", y en su caso, a los 74 a?os, dado que parece casi imposible que pueda volver a presentarse, lo que cuenta es hacer perder a Nicolas Sarkozy, el traidor que se merece heredar de un buen embrollo.
Que los Legrand y Les enfants de Don Quixotte sean ahora los ganadores de la historia es un mero espejismo, pues ?c¨®mo se resolver¨¢ una decisi¨®n judicial favorable a conceder un alojamiento a tres millones de demandantes pobres, cuando, en 2005, s¨®lo se construyeron 7.500 viviendas para gente sin recursos?
Y ¨¦se no es, ni mucho menos, el ¨²nico punto oscuro de la ley que se quiere aprobar de urgencia. Porque ?c¨®mo resolver el problema que plantea el que casi un tercio de los SDF sean personas v¨ªctimas de trastornos psiqui¨¢tricos profundos? Esos hombres, 25 a?os atr¨¢s, habr¨ªan estado "aparcados" en condiciones deplorables en centros para enfermos mentales que en su d¨ªa se cerraron debido a su connotaci¨®n carcelaria.
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