Mirada distra¨ªda
Cuando leo los balances espa?oles fin de temporada, siempre me asalta la misma duda. ?Pero en qu¨¦ pa¨ªs viv¨ª yo este ¨²ltimo a?o? No s¨®lo no me reconozco en esos res¨²menes caseros que estos d¨ªas intentan condensar en un par de folios o en un reportaje con fotos y v¨ªdeos lo ocurrido aqu¨ª dentro en el a?o pasado, sino algo mucho peor. Le doy a la tecla "archivo" de mi computadora, en donde est¨¢ registrada en el disco duro toda mi actividad de escriba, y compruebo con horror que ninguno de mis files, o como se diga, ha tenido tratos con la actualidad dominante, es decir, con la llamada "agenda pol¨ªtica" del 2006.
Ni un solo art¨ªculo escrito o columna radiof¨®nica sobre el proceso de paz, absolutamente nada relacionado con el tripartido catal¨¢n, apenas un par de bromas progres a costa de la extrema derecha o la irresistible ascensi¨®n de los ciberfachas pelmazos, y mucho rollo te¨®rico sobre YouTube, Google, MySpace, la ca¨ªda universal del viejo share televisivo o la reconversi¨®n de las bit¨¢coras en videoblogs and company. No s¨¦ c¨®mo todav¨ªa tengo trabajo en este grupo de comunicaci¨®n, u holding, porque ninguna de mis colaboraciones est¨¢ relacionada con lo oficialmente ocurrido aqu¨ª dentro durante la temporada pasada.
Es m¨¢s, leo o veo los res¨²menes del a?o, una verdadera epidemia a fecha fija, y no me reconozco en ellos aunque reconozco, eso s¨ª, el mismo centralismo de lo pol¨ªtico que todos los santos d¨ªas del a?o abduce como una nave marciana todo cuanto ocurre en este pa¨ªs. El problema, lo admito, puede ser exclusivamente m¨ªo, debido a mi incapacidad period¨ªstica para el an¨¢lisis pol¨ªtico desde que aqu¨ª, seg¨²n cre¨ª entender, se instaur¨® (o restaur¨®, no discutamos) la normalidad democr¨¢tica y por fin dejamos de luchar por lo que era evidente, por lo menos evidente para un reci¨¦n nacido en el Benelux, y, por tanto, no hab¨ªa que perder m¨¢s tiempo con aquellas obviedades que nos amargaron la mitad de la vida. Con lo que no hab¨ªa contado que a principios del siglo XXI, cuando ya no queda ni rastro de las ideolog¨ªas decimon¨®nicas ni del tejido industrial que fund¨® el siglo XX, habr¨ªa que justificarse en p¨²blico y en privado por no haber perpetrado en todo este a?o un solo art¨ªculo period¨ªstico, comentario tertuliano o pieza televisiva relacionado con la famosa agenda pol¨ªtica de este pa¨ªs. Y me justifico ante m¨ª mismo porque para alguien que s¨®lo vive de las colaboraciones period¨ªsticas, y encima no ha escrito una sola novela, es toda una cat¨¢strofe financiera eso de tener como yo tengo la mirada distra¨ªda de la pol¨ªtica. Te encargan menos columnas, en el peri¨®dico o la radio se olvidan de ti, no haces bolos de pago, con los medios que no son de Prisa te ignoran porque eres de Prisa, los editores se niegan a recoger en un libro tus art¨ªculos o ensayos no pol¨ªticos, y cuando la tambi¨¦n anual cita de Hacienda, en vista de la rid¨ªcula declaraci¨®n de tu IRPF, sospechan que intentas enga?arlos y te hacen una inspecci¨®n.
Estoy muy arrepentido de tener la mirada tan distra¨ªda de la pol¨ªtica politiquera y maniquea, lo ¨²nico que interesa en este pa¨ªs y encima da de comer, pero es que yo me hab¨ªa tomado muy en serio en plan provinciano aquello de que ya est¨¢bamos desde hace la tira en la era posindustrial y posideol¨®gica, con todas sus consecuencias, y que la actualidad (la materia prima de la sociedad de la informaci¨®n) ya no estaba dictada, tiranizada o rumiada por las respectivas agendas pol¨ªticas de los pol¨ªticos profesionales, que ¨²nicamente pretenden ganar las futuras elecciones del previsible fifty-fifty, esa regla aritm¨¦tica no escrita de la globalizaci¨®n realmente existente.
Con el muy dominante an¨¢lisis politiquero ocurre lo mismo que con el actual an¨¢lisis futbolero desde que Santi Segurola pas¨® de la secci¨®n Deportes a la de Cultura, un hito de este peri¨®dico: s¨®lo se trata de influir en las alineaciones de Capello, Rijkaard, Quico Flores o Juan de Ramos ante el partido siguiente de la Liga. Nuestros analistas o columnistas, seg¨²n practiquen la agenda pol¨ªtica del PSOE o el PP, tambi¨¦n intentan influir en los pr¨®ximos resultados electorales Y ¨¦se es todo el profundo misterio de la pelmaza algarab¨ªa pol¨ªtica de este pa¨ªs, fuera de la cual no hay salvaci¨®n ni terceras v¨ªas, y que me arruina profesionalmente con mi tonta mirada distra¨ªda procedente de la querida era pop, en donde estaban prohibidas las interpretaciones ideol¨®gicas y binarias.
El problema, ahora bien, es que en la era de la globalizaci¨®n siempre est¨¢s a menos de seis grados de distancia, a un par de clics de Internet, para saber a ciencia cierta que el globo y sus actuales tendencias nada tienen que ver con la muy casera trifulca imaginaria y maniquea entre el conflicto de esas dos agendas pol¨ªticas caseras del PSOE y el PP que todos los d¨ªas intentan simular paletamente, con las cosas de casa, todo un choque de civilizaciones.
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