Otro avispero en el C¨¢ucaso
La intento de secesi¨®n de Osetia del Sur complica las relaciones entre Rusia y Georgia
El deterioro de las relaciones entre Rusia y Georgia ha atrapado a Osetia del Sur, una regi¨®n secesionista de 3.900 kil¨®metros cuadrados (la mitad que la provincia de Valladolid) y 70.000 habitantes, enquistada en la vertiente meridional de la cordillera del C¨¢ucaso. Los osetios del Sur afirmaron su identidad con las armas en la mano ante Georgia en 1991-1992 y se declararon independientes de forma unilateral en 1992. Ning¨²n pa¨ªs los ha reconocido y la pugna entre Mosc¨² y Tbilisi est¨¢ reduciendo las opciones de esta comunidad cauc¨¢sica a un dilema entre integrarse en el Estado georgiano o asimilarse a Rusia.
En 2007, Espa?a deber¨¢ ocuparse de Osetia del Sur en calidad de presidente de turno de la OSCE (Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, integrada por 56 Estados). Esta organizaci¨®n participa en el mecanismo de resoluci¨®n del conflicto, que fue concertado por georgianos, rusos y osetios en 1992. Tres batallones (uno georgiano, otro ruso y un tercero con efectivos de Osetia del Sur y de la vecina provincia rusa de Osetia del Norte) mantienen el alto el fuego en una zona, donde los pueblos osetinos y georgianos se suceden y se mezclan como en un mosaico.
El pasado noviembre los osetios votaron en refer¨¦ndum sus deseos de independencia
La regi¨®n secesionista del Ca¨²caso es un territorio empobrecido de 70.000 habitantes
En Kurta, uno de esos pueblos georgianos enquistados en Osetia del Sur, el Gobierno de Tbilisi ha apoyado la elecci¨®n de un "presidente osetio alternativo" con la esperanza de dividir a los separatistas. El presidente georgiano Mija¨ªl Saakashvili, que lleg¨® al poder en 2003, desea la retirada de las tropas rusas, a las que contempla como fuerzas ocupantes. Mientras tanto, el r¨¦gimen separatista de Tsjinvali considera la presencia rusa como garant¨ªa del alto el fuego.
Georgia trata de incorporar a un grupo de ex funcionarios osetios renegados del independentismo a los mecanismos reguladores del conflicto, que hoy se encuentran estancados. En espera de que se desbloqueen las negociaciones entre Rusia, Georgia y los independentistas, la OSCE intenta mejorar la situaci¨®n econ¨®mica. Para ello, gestiona un programa de rehabilitaci¨®n y desarrollo por valor de 10 millones de euros destinado a aliviar las privaciones cotidianas de los 70.000 residentes en este territorio empobrecido y cada vez m¨¢s despoblado.
El 12 de noviembre pasado, los separatistas osetios reafirmaron en un refer¨¦ndum la voluntad de independencia que hab¨ªan expresado en otra consulta popular en 1992 y reeligieron a su presidente, Eduard Kokoiti. El mismo d¨ªa, Georgia se apuntaba un tanto mediante la "elecci¨®n" de un "presidente alternativo" de Osetia del Sur en la persona de Dmitri Sanak¨®yev, un antiguo jefe de Gobierno y ex ministro de defensa separatista, que ha renegado de sus convicciones y se ha establecido en Kurta, un pueblo georgiano a 6 kil¨®metros de Tsjinvali.
Ninguno de los comicios tiene validez internacional, pero la "elecci¨®n" de Sanak¨®yev permite a Georgia considerar a Kurta la capital de un r¨¦gimen osetio leal al Gobierno central de Tbilisi. Georgia trata as¨ª de crear una escisi¨®n en las filas osetias con una estrategia parecida a la que ha adoptado en el valle de Jodor, en Abjasia, el otro territorio secesionista con el que se enfrenta.
El dinero fluye en abundancia desde Tbilisi a Kurta. Sanak¨®yev ha instalado su administraci¨®n en lujosas dependencias, decoradas con opulentos m¨¢rmoles y mullidos sillones. Sanak¨®yev, que aspira a beneficiarse del presupuesto estatal georgiano ya en 2007 y a controlar un puesto aduanero en el futuro, se niega a revelar los nombres de los "empresarios" de Tbilisi que, seg¨²n ¨¦l, le han financiado.
Desde la capital de Georgia han llegado a Kurta polic¨ªas georgianos y decenas de miembros de las tropas de intervenci¨®n especial, que protegen al "presidente alternativo" y a su equipo. Una cadena de televisi¨®n, Alania, emite desde Tbilisi en apoyo de los osetios progeorgianos.
El "presidente alternativo" de Osetia del Sur, que luch¨® en el pasado por la independencia, se conformar¨ªa hoy con un estatus como el de la rep¨²blica de Tatarst¨¢n en la Federaci¨®n Rusa. "Georgia no reconocer¨¢ nunca la independencia de Osetia del Sur y no es l¨®gico luchar por una independencia que perder¨¦ porque me matar¨¢n", afirma Sanak¨®yev.
En Tsjinvali, Senak¨®yev y sus allegados son considerados como "traidores", vendidos a Tbilisi. "Esa gente ha muerto para nosotros", dice el ministro de exteriores separatista, Murat Dzhioy¨¦v, que los tilda de "gobierno de marionetas".
El mercado de Tsjinvali est¨¢ lleno de naranjas georgianas baratas, que, debido a las sanciones de Mosc¨², no pueden ser exportadas a Rusia. Las sanciones contra Georgia no se aplican, sin embargo, a Osetia del Sur. Los independentistas osetios controlan el t¨²nel de Roka, que es la ¨²nica v¨ªa de comunicaci¨®n con Georgia, abierta en la cordillera del C¨¢ucaso. Por el t¨²nel, los independentistas exportan sus productos a Rusia y pueden viajar a ese pa¨ªs.
En el equipo del presidente Kokoiti, la presencia de rusos de origen es apabullante. De Rusia son el jefe del Gobierno, Yuri Mor¨®zov, el ministro del Interior, Mijail Minz¨¢yiev, el de Defensa, Andrei L¨¢ptev, y el presidente del Comit¨¦ de Seguridad del Estado, Bor¨ªs At¨®yev, que trabaj¨® en los ¨®rganos de seguridad del C¨¢ucaso del Norte y Mosc¨². En Tsjinvali conf¨ªan en los pacificadores rusos, pero est¨¢n preocupados por la militarizaci¨®n de Georgia, cuyo Ej¨¦rcito se ha fogueado en Afganist¨¢n e Irak.
El sistema educativo no permite vaticinar un entendimiento entre las comunidades vecinas, porque los responsables de la ense?anza no se preocupan siquiera de dotar de un idioma com¨²n a los ni?os. En Tsjinvali, las escuelas osetias dan prioridad al idioma ruso por encima del osetio y no imparten clases de georgiano. En Kurta, se estudia en georgiano, pero no el osetio ni el ruso.
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