2007 puede ser un a?o de cambios
2006 ha sido un p¨¦simo a?o para Occidente. Y no s¨®lo para los Estados Unidos, sino para la Uni¨®n Europea tambi¨¦n. Como es obvio, hubo en muchos aspectos progresos destacables, sobre todo en los ¨¢mbitos de la ciencia, de la tecnolog¨ªa, de las artes y de la cultura en general. Pero 2006 marc¨® el inicio del descr¨¦dito de Occidente, en un mundo multilateral en acelerada transformaci¨®n, debido a los tremendos errores geoestrat¨¦gicos cometidos por los Estados Unidos -en Irak, en Afganist¨¢n, en la "guerra" contra el terrorismo global- y dadas asimismo las graves omisiones de la Uni¨®n Europea y la par¨¢lisis, preanuncio de decadencia, en la que se ha visto inmersa desde que acept¨® meter en el congelador su Tratado Constitucional. Sin olvidar a Israel, infeliz pa¨ªs, al que Occidente permiti¨® embarrancarse en su conflicto con Palestina y lanzarse a una invasi¨®n del L¨ªbano de devastadoras consecuencias.
Lo m¨¢s grave de todo, en cualquier caso, fue la perdida de autoridad moral del Gobierno de Bush, por no respetar los derechos humanos e ignorar deliberadamente las reglas del Derecho Internacional y de la Convenci¨®n de Ginebra, as¨ª como por su tentativa de marginar a las Naciones Unidas y de desligarse sintom¨¢tica y peligrosamente del Protocolo de Kioto. Y ello a pesar de los dram¨¢ticos llamamientos de Al Gore, quien tuvo el gran m¨¦rito de situar en la agenda mundial, irrecusablemente, la urgente necesidad de encontrar soluciones para los grav¨ªsimos problemas ecol¨®gicos que afligen al Planeta, por culpa del hombre.
En cualquier caso, se dieron a finales de 2006 grandes se?ales de esperanza. Las que se derivaron de los resultados -clar¨ªsimos- de las elecciones norteamericanas del 7 de noviembre, que supusieron una condena, sin paliativos, de la pol¨ªtica global del presidente Bush. En el plano de la pol¨ªtica exterior, claramente; pero tambi¨¦n en clave interna, dado el d¨¦ficit financiero de la naci¨®n, insostenible a largo plazo, el agravamiento creciente de las desigualdades sociales, la incapacidad de gesti¨®n del territorio, como se demostr¨® en el desastre Katrina, el aumento de los casos de corrupci¨®n, etc¨¦tera.
Con todo, la mayor dificultad para los pr¨®ximos tiempos reside en la circunstancia de que a Bush le quedan a¨²n, al frente del Gobierno de EE UU, dos a?os de mandato. Por m¨¢s que est¨¦n condicionados. Es verdad que se verificaron en seguida, despu¨¦s de las elecciones, consecuencias positivas: la dimisi¨®n y sustituci¨®n de Donald Rumsfeld y del representante de los Estados Unidos en las Naciones Unidas, John Bolton (a lo que Bush se vio forzado); y la divulgaci¨®n del informe del republicano James Baker y del dem¨®crata Lee Hamilton, que result¨® mucho m¨¢s severo para Bush -en la apreciaci¨®n de las pol¨ªticas y en las recomendaciones- de lo que se hubiera podido pensar.
?C¨®mo ser¨¢ la convivencia de Bush, en 2007, con un Congreso mayoritariamente hostil a su pol¨ªtica, sabiendo que la opini¨®n p¨²blica es tambi¨¦n extremamente cr¨ªtica y que el propio partido republicano empieza a tomar sus distancias, en relaci¨®n al presidente? Es dif¨ªcil de prever. Pero es muy probable que George Bush haya empezado a morir, pol¨ªticamente, el 7 de noviembre de 2006. Pero a¨²n est¨¢ vivo y puede seguir haciendo grandes estragos.
Por lo tanto, 2007 puede ser un a?o de cambios. ?Ojal¨¢ sea as¨ª! M¨¢s r¨¢pidos o m¨¢s lentos, en consonancia con la relaci¨®n de las fuerzas internas en los Estados Unidos y en la Uni¨®n Europea, su principal aliada. Porque, no lo olvidemos, las opciones que se plantean en los Estados Unidos son extraordinariamente complejas: una econom¨ªa dominada por la especulaci¨®n financiera, con su base productiva en p¨¦rdidas; asediada por las potencias emergentes, que empiezan a ser altamente competitivas; envuelta en varias guerras externas, sin soluciones a la vista que no sean terriblemente traum¨¢ticas; con una opini¨®n interna dividida, falta de fe, que condiciona a los dos principales partidos. No resulta nada f¨¢cil encontrar una base consensual que suscite una nueva din¨¢mica y abra un nuevo ciclo. ?Har¨ªa falta un gran presidente, a la altura de Franklin Roosevelt..!
La Uni¨®n Europea parece haber percibido, por fin, que debe sacudirse r¨¢pidamente su entumecimiento y avanzar, definiendo una pol¨ªtica aut¨®noma respecto a los Estados Unidos, as¨ª como impulsando de nuevo los lazos de su alianza en un plano de igualdad. Resultar¨ªa esencial para un nuevo equilibrio en Occidente, cara al mundo.
Alemania parece empe?ada en aprovechar su presidencia para dar un gran relanzamiento a la Uni¨®n, en un plano institucional y pol¨ªtico de construcci¨®n europea. La seguir¨¢ la presidencia de Portugal, que en convergencia estrat¨¦gica con Espa?a, espero, podr¨ªa conferir a la Uni¨®n la contribuci¨®n ib¨¦rica de nuestro humanismo universalista, asomados como estamos al Mediterr¨¢neo y al Atl¨¢ntico, con particulares responsabilidades en Latinoam¨¦rica y en ?frica. Si el n¨²cleo duro europeo no avanza en direcci¨®n hacia una Europa pol¨ªtica y social, a semejanza de lo que se hizo con el euro y el espacio de Schengen -dejando a los Estados miembros que no nos quieran o no nos puedan acompa?ar inmediatamente, la puerta abierta para acuerdos futuros- la Uni¨®n Monetaria, como mero espacio de libre comercio, tender¨¢ a desintegrarse. Lo que resultar¨ªa tr¨¢gico para la Uni¨®n y para el mundo.
Ya veremos, pues, lo que nos reserva el 2007. Kofi Annan, que demostr¨® ser hombre de paz y de buena voluntad -y se bati¨® por los Objetivos del Milenio, por la Alianza de Civilizaciones a la vez que se manten¨ªa firme ante la guerra de Irak, con la que nunca estuvo de acuerdo, no lo olvidemos- fue sustituido por un asi¨¢tico, el surcoreano Ban Ki-Moon.
A ¨¦ste le corresponder¨¢ confrontarse con la ejecuci¨®n del sanguinario dictador Sadam Husein. que tuvo lugar en la madrugada del 30 de diciembre de 2006. Siempre he sido contrario a la pena de muerte, en todas las circunstancias. En el caso en cuesti¨®n, se trata de un error de consecuencias imprevisibles, pero que no augura nada bueno, ni para Irak ni para la paz en Oriente Pr¨®ximo. Sadam Husein, de dictador odioso, se transforma as¨ª en un m¨¢rtir para los sun¨ªes y en bandera de lucha contra americanos y europeos, as¨ª como entre sun¨ªes y chi¨ªes. Es lamentable. Los defensores de la guerra preventiva ya ten¨ªan suficientes culpas. Irak est¨¢ sumido en el caos. No era necesario que se a?adiera ¨¦sta tambi¨¦n.
As¨ª va el mundo, con Rusia, China e India, al acecho, sin prisa alguna, mientras Jap¨®n y Alemania recuperan sus econom¨ªas (significativamente) e Iberoam¨¦rica est¨¢ inmersa en un r¨¢pido proceso de cambio (positivo) y en ella hay un nuevo coloso emergente, Brasil.
M¨¢rio Soares es ex presidente y ex primer ministro de Portugal. Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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