"Debimos vender a ocho"
Los responsables del Madrid lamentan un exceso de jugadores no deseados y Capello expulsa a la prensa de los entrenamientos
"Est¨¢n todos en venta". Parece un eslogan comercial, o de m¨¢rketing, pero se trata de la ¨²ltima consigna de impacto que esgrime la secretar¨ªa t¨¦cnica del Madrid. Al parecer, el ¨®rgano que dirige Pedja Mijatovic no encuentra mejor soluci¨®n a la crisis que librarse de jugadores indeseables o, en su defecto, de ventilar amenazas. El destinatario es el vestuario que tiene que luchar por evitar una cuarta temporada sin t¨ªtulos. Muchos futbolistas se sienten, o se han sentido, se?alados en los ¨²ltimos meses. Salgado, Ra¨²l, Helguera, Beckham, Cassano, Ronaldo, Robinho, Cicinho, Diarra, Emerson, Guti, Casillas, Bravo, Pav¨®n, Mej¨ªa y Reyes han percibido el peligro. Las ¨²ltimas declaraciones de Mijatovic, m¨¢s amenazantes, acent¨²an la inquietud. El directivo cree que este clima har¨¢ reaccionar a la plantilla.
El Madrid de tiempos de crisis es como una nave dividida en tres compartimentos que se rechazan. Cada vez m¨¢s desconfiado, el presidente, Ram¨®n Calder¨®n, no se resigna a la fugacidad de su proyecto y pide responsabilidades a Capello y Mijatovic. Los t¨¦cnicos, a su vez, presentan hojas de descargo. "Hemos detectado el problema", dicen. Preguntado por el problema a que se refiere, Mijatovic ha repetido lo que ya denunci¨® el ex presidente Fernando Mart¨ªn, nombrado en marzo de 2006 por el dimisionario Florentino P¨¦rez para cribar la plantilla. Mart¨ªn, que ser¨ªa v¨ªctima del acoso de sus propios directivos, Calder¨®n entre ellos, asegur¨®: "Quien quiera permanecer en el Madrid con la ley del m¨ªnimo esfuerzo se equivoca".
Un a?o despu¨¦s todo sigue igual. Mijatovic ha descubierto la misma displicencia en los mismos jugadores. Le comenta a Calder¨®n que el "problema" fue no dar suficientes bajas en verano: "Fichamos ocho jugadores; pero debimos vender otros ocho [el club s¨®lo traspas¨® a Garc¨ªa, Diogo y Gravesen]". Ahora la secretar¨ªa t¨¦cnica admite que el proyecto cuenta con un excedente peligroso de jugadores indeseables. Los t¨¦cnicos barajan nombres que consideran caducos, o en v¨ªas de caducar, como si se tratase de un cargamento t¨®xico: "Cassano... Ronaldo... Salgado... Bravo... tal vez Beckham..." Admiten que Ra¨²l, por su trayectoria y su peso pol¨ªtico, es un hueso duro. Su continuidad est¨¢ pr¨¢cticamente garantizada por un contrato que finaliza en 2010, a raz¨®n de seis millones de euros anuales. Tambi¨¦n asumen que, a corto plazo, ser¨¢ dif¨ªcil aligerar la plantilla. Y que, en cualquier caso, la secretar¨ªa t¨¦cnica no piensa reunirse con ning¨²n futbolista. Nadie del club le ha dicho a ning¨²n jugador que el Madrid no lo tiene en cuenta para el futuro. Entienden que las alineaciones de Capello son suficientemente persuasivas.
Los t¨¦cnicos acusan a los futbolistas y la reacci¨®n natural es una acusaci¨®n inversa. Los jugadores acusan a los t¨¦cnicos de falta de programaci¨®n, de gestionar peor los recursos, y de carecer de tacto. "El club es un caos. ?Qu¨¦ pretende Mijatovic?", se preguntan, indignados; "?quiere que renunciemos a nuestros contratos, sin m¨¢s? ?Cree que somos tontos o qu¨¦?"
"Utilizan a Cassano y a Ronaldo como cabezas de turco", dicen los jugadores. El italiano y el brasile?o son los hombres m¨¢s acosados por el r¨¦gimen de Capello. El club les muestra la salida. Sin embargo, ellos se resisten. Cassano asegura que s¨®lo dejar¨¢ el Madrid para jugar en el Roma, pero el Roma no ha hecho ninguna oferta por ¨¦l. Ronaldo, a su vez, dice que ha adelgazado ocho kilos y que su deseo es jugar en el Madrid.
Ayer se ejecut¨® la primera de las grandes medidas anunciadas el lunes por el club. Capello mand¨® cerrar el entrenamiento para evitar a la prensa, a la que a partir de ahora s¨®lo dejar¨¢ contemplar los primeros 15 minutos de cada ensayo. La medida provoc¨® un plante y todos los periodistas abandonaron la sala de prensa de Valdebebas. El t¨¦cnico se reuni¨® con los jugadores y les responsabiliz¨® de la situaci¨®n. Nada nuevo, como ya le dijo el lunes al presidente. Luego, lo de siempre. Un partidillo, y a casa. En el Boca, con La Volpe, Gago sudaba m¨¢s. El italiano, dicen, est¨¢ pasota. Ra¨²l y Cannavaro no le reconocen. Le notan sorprendentemente impasible.
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