El presidente Lukashenko gana tiempo
La firme voluntad de Rusia de cobrar sus servicios tambi¨¦n a Bielorrusia plantea serias inc¨®gnitas sobre el futuro del autoritario presidente Alexandr Lukashenko, cuya larga permanencia en el poder (desde 1994) ha sido propiciada por Mosc¨². Ante Lukashenko se plantea el dilema de optar por las reformas estructurales liberalizadoras y democratizadoras, lo que supone arriesgarse a perder el poder, o una mayor integraci¨®n con Rusia, lo que supone arriesgarse a perder a Bielorrusia como Estado independiente. De momento, el r¨¦gimen gana tiempo con una ret¨®rica de pa¨ªs acosado. En cualquier caso, la dolce vita de los dirigentes de Bielorrusia se ha acabado, dec¨ªa ayer el canal de televisi¨®n ruso NTV.
Lukashenko, que ha perseguido a la oposici¨®n, ha sofocado las libertades c¨ªvicas y ha manipulado las elecciones, goza, no obstante, de popularidad entre sus conciudadanos. Esta popularidad se debe a las prestaciones sociales m¨ªnimas garantizadas a ciertas categor¨ªas -como ancianos, enfermos y tambi¨¦n campesinos-, especialmente afectadas por la transici¨®n a la econom¨ªa de mercado en los pa¨ªses postsovi¨¦ticos.
Rusia, al ofrecer un mercado a los productos bielorrusos y permitir los negocios con su petr¨®leo subvencionado, ha hecho posible estas prestaciones sociales, pero tambi¨¦n el enquistamiento de Lukashenko. Mosc¨², por otra parte, tiene intereses militares y estrat¨¦gicos en Bielorrusia.
En los medios de comunicaci¨®n bielorrusos, el r¨¦gimen gusta de analog¨ªas entre el supuesto acoso de Occidente hoy y la invasi¨®n de los nazis durante la II Guerra Mundial. Con la crisis del petr¨®leo, esta ret¨®rica, utilizada hasta ahora frente a las democracias occidentales, ha pasado a dirigirse contra Rusia. En su propaganda para el consumo interno, Bielorrusia se al¨ªa hoy en contra de Mosc¨² con Ucrania y Georgia, que tanto critic¨® hasta hace poco, pero guarda silencio sobre las transformaciones democr¨¢ticas que han ocurrido en Kiev y en Tbilisi, pero no en Minsk.
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