Hartos de ejercer de coros griegos
En t¨¦rminos electorales, es muy posible que, cara a las municipales de mayo, los dos grandes partidos, PP y PSOE, prefieran el enfrentamiento sobre ETA, la tregua y el di¨¢logo, que sobre la corrupci¨®n urban¨ªstica. El primer tema moviliza a los militantes y simpatizantes, los enardece y reafirma en dos o tres ideas y les empuja a reagruparse en la defensa de sus siglas y de sus l¨ªderes. El segundo, mucho m¨¢s enraizado en la injusta, pero muy poderosa, idea de que todos son iguales a la hora de recalificar terrenos y de crear fortunas de la noche la ma?ana, desmoviliza a unos y a otros e incomoda a los dirigentes, incapaces de solucionar esas dudas con las mismas frases publicitarias que son tan eficaces en el otro enfrentamiento.
Lo mejor para los ciudadanos ser¨ªa, sin embargo, que el debate sobre las pol¨ªticas antiterroristas se amortiguara a partir del pr¨®ximo lunes, con la gran sesi¨®n del Congreso de los Diputados. Un debate en el que el presidente del Gobierno explicar¨¢ el camino recorrido y sus planes para el futuro, y en el que los distintos grupos le comunicar¨¢n sus cr¨ªticas y sus posiciones cara a esa nueva situaci¨®n. Lo m¨¢s incre¨ªble es que, si todos ellos reprodujeran en el Parlamento lo que han venido diciendo estos d¨ªas ante los medios de comunicaci¨®n, los ciudadanos podr¨ªamos llegar a la sorprendente conclusi¨®n de que, hoy por hoy, existe m¨¢s unidad de an¨¢lisis y de prop¨®sito de lo que ellos mismos se empe?an en hacernos creer.
Por primera vez en mucho tiempo, todos los partidos con representaci¨®n parlamentaria, sin excepci¨®n, han defendido estos d¨ªas un mismo an¨¢lisis respecto a ETA: el ¨²ltimo atentado ha colocado la pelota en el lado de la organizaci¨®n terrorista, de forma que, a partir de ahora, la ¨²nica manera de desbloquear la situaci¨®n es que los etarras anuncien el abandono definitivo de las armas y ofrezcan garant¨ªas al respecto. Ning¨²n contacto ser¨¢ posible sin esa condici¨®n previa y ning¨²n di¨¢logo ser¨¢ posible, ni con ETA ni con Batasuna, sin que esa circunstancia haya sido establecida de forma fehaciente, coinciden todos y cada uno de los partidos rese?ados.
Lo acepta la direcci¨®n del PNV, la de ERC y la de EA. Lo defiende el PP y el PSOE. Existe, pues, una unidad extraordinaria en uno de los asuntos que hab¨ªa despertado hasta ahora m¨¢s enfrentamientos: si se puede o no dialogar, y en qu¨¦ momento. Ahora, ese paso ya no est¨¢ en manos de los dem¨®cratas, sino de ETA y de su capacidad para anunciar su propia desaparici¨®n.
?C¨®mo es posible que en estas circunstancias sea imposible ofrecer ante los ciudadanos una m¨ªnima imagen de unidad? ?C¨®mo es posible que los partidos alienten manifestaciones enfrentadas? Los ciudadanos deber¨ªamos ya estar hartos de ejercer el papel de coros griegos en esas estrategias. Por lo menos, deber¨ªamos empezar a entonar otros cantos y otras estrofas por nuestra cuenta, exigiendo a los protagonistas que expliquen sus acciones.
Exigir a UGT y al PSOE que expliquen por qu¨¦ se han negado a incluir la palabra libertad en la pancarta de la manifestaci¨®n del s¨¢bado, una estupidez que debe provocar dolor de est¨®mago a todos los socialistas de este pa¨ªs.
Exigir al PP que acuda a esa misma manifestaci¨®n del s¨¢bado, sin pretexto que valga, porque ha sido convocada por los inmigrantes ecuatorianos y porque resulta miserable negarse a acompa?arles en la calle, como si su dolor no fuera con nosotros, como si no fu¨¦ramos nosotros los causantes de ese dolor. Por encima de cualquier otra consideraci¨®n, deber¨ªa estar la decencia. Y el PP sabe que, al no ir, act¨²a de manera indecente
Exigir a los ciudadanos vascos que expulsen ellos mismos de su manifestaci¨®n, a gritos si es necesario, a los simpatizantes de Batasuna y de ETA, y que se pongan rojos de la verg¨¹enza porque conciudadanos suyos, ah¨ªtos de todo, gente rica y opulenta, se atreve a matar a pobres faltos de lo imprescindible, simplemente porque ans¨ªan todav¨ªa m¨¢s poder y m¨¢s riqueza. Ser¨ªa un gran canto. solg@elpais.es
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