La voz de Raquel Meller
Hugo P¨¦rez homenajea a la cantante que teatraliz¨® el cupl¨¦ en Por los ojos de Raquel Meller, musical biogr¨¢fico protagonizado por Nene en la sala Tribue?e de Madrid.
Durante la segunda d¨¦cada del siglo XX los musicales y las variedades ocupan el 75% de la programaci¨®n de nuestros teatros. Una pl¨¦yade de cupletistas intenta abrirse camino en alguno de los seis mil salones y caf¨¦s cantantes que hay diseminados por Espa?a (en Madrid hay un centenar y en Barcelona, doscientos). La Bella Chelito se busca una pulga esquiva siguiendo los pasos de la divette alemana Augusta Berges. La Fornarina canta aquello de: "?le catap¨²m, catap¨²m, catapera / arsa p'arriba, polichinela", haciendo temblar sus senos ante un p¨²blico exclusivamente masculino. Intelectuales y arist¨®cratas acuden a ver a las chicas: Valle-Incl¨¢n es tercero en los amores del maharaj¨¢ de Kapurthala con Anita Delgado, La Camelia. Alfonso XIII tiene entre sus amantes a La Chelito. El pueblo llano de las urbes, procedente de la emigraci¨®n, encuentra en el cupl¨¦ lo que el teatro no sabe darle: un medio de expresi¨®n emocional entroncado con su cultura originaria, de transmisi¨®n oral. De entre las cupletistas, la m¨¢s completa fue Raquel Meller. Maeterlinck, Lugn¨¦-Poe y Firmin G¨¦mier equipararon su talento dram¨¢tico, puramente instintivo, al de Eleonora Duse y al de Sarah Bernhardt. La Meller esculp¨ªa sus canciones. Urd¨ªa una puesta en escena para cada una. Las convert¨ªa en tragedias, melodramas y comedias brev¨ªsimas. El director y figurinista Hugo P¨¦rez homenajea a la diva en Por los ojos de Raquel Meller, musical biogr¨¢fico que se representa en la sala Tribue?e de Madrid hasta el 18 de febrero.
En su biograf¨ªa de la diva,Henriette Magy explica c¨®mo transform¨® la c¨¦lebre nana El noi de la mare ("tam, pa tam tam / que les figues s¨®n verdes...") en un drama en tres microactos, y c¨®mo, con el tiempo, fue variando su contenido emocional sin tocar la letra. Era una artista innata. El relicario, su gran ¨¦xito, se lo arrebat¨® a Conchita Ul¨ªa, que lo cantaba en el Sal¨®n Eldorado de la plaza de Catalu?a. Le dio un tratamiento diferente: lo interpret¨® vestida de negro, con un ramo de claveles, el escenario a oscuras, iluminada por un cenital y con la orquesta tocando pian¨ªsimo para que el dramatismo de la letra resaltase por encima de la alegre melod¨ªa. Tan famosa se hizo esta canci¨®n que Roosevelt la us¨® como leitmotiv de su campa?a electoral. Chaplin se apropi¨® de La violetera, otro hit de la Meller y del maestro Padilla, para su pel¨ªcula Luces de la ciudad. Antes le hab¨ªa ofrecido el papel de Josefina en un Napole¨®n que no lleg¨® a rodarse. Durante los a?os veinte, Raquel Meller se afinc¨® en Par¨ªs, donde protagoniz¨® musicales y pel¨ªculas, cantando siempre en castellano y en catal¨¢n. Sebasti¨¤ Gasch dice que nadie hizo por Espa?a lo que ella con s¨®lo interpretar sus tonadillas. Cecil B. de Mille la llam¨® "m¨¢scara de la tragedia" y Apel.les Mestres "intencionista incomparable". Mar¨ªa Guerrero y Sarah Bernhardt lamentaban que no se pasara al teatro.
Por los ojos de Raquel Meller
es una evocaci¨®n po¨¦tica del universo de la cupletista, encarnada por la joven cantante Nene. Hugo P¨¦rez da a su espect¨¢culo aire de estampa antigua, lo ilumina con candilejas, lo salpica de n¨²meros de variedades y de cuadros vivientes. Su protagonista cambia de traje en cada una de las veinte canciones que interpreta, acompa?ada al piano por Celia Laguna y secundada por Irina Kuberskaia, Roc¨ªo Osuna, Carmen Rodr¨ªguez de la Pica, Bego?a Cano e Iv¨¢n Oriola.
Por los ojos de Raquel Meller. Sala Tribue?e. Calle de Sancho D¨¢vila, 31. Madrid. Hasta el 18 de febrero.
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