Frialdad para el alcalde, emoci¨®n para la presidenta

Tres cuartos de hora y un v¨ªdeo necesit¨® el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, para contarles a los militantes del PP de Madrid con todo detalle su gesti¨®n al frente de la Comunidad y el Ayuntamiento. En ese tiempo, cosech¨® aplausos entregados s¨®lo cuando se meti¨® con el Gobierno y cuando se refiri¨® a su padre, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Gallard¨®n, a Manuel Fraga, a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, a Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano y a P¨ªo Garc¨ªa Escudero. Esperanza Aguirre, sin embargo, logr¨® con su mera presencia que un esp¨ªritu flamenco se apoderara del auditorio. Sus palabras se trufaron de gritos de apoyo cada dos por tres.

Gallard¨®n hizo un repaso de su carrera pol¨ªtica en Madrid, desde 1984, como oposici¨®n, presidente y alcalde. Luego elabor¨® un discurso te¨®rico sobre la identidad del PP, un partido que seg¨²n ¨¦l "no exige fe incondicional" y que "no renuncia al esp¨ªritu cr¨ªtico". "Nosotros abrimos la casa a todos los ciudadanos. No se las cerramos", proclam¨®. "?sa es la estrategia que ha fracasado en la izquierda", a?adi¨®. Despu¨¦s, ni siquiera cuando dijo que Madrid ser¨¢ como Nueva York en pocos a?os, logr¨® aplausos espont¨¢neos.

Al rev¨¦s que en las urnas

Lo que para Gallard¨®n fue un mitin, para Aguirre fue un ba?o de multitudes. En las urnas, sin embargo, es al rev¨¦s: Gallard¨®n gan¨® de calle en las ¨²ltimas elecciones, mientras Aguirre logr¨® lo justo para ser presidenta.

A la hora de relatar su gesti¨®n, Aguirre quiso dar emoci¨®n y cercan¨ªa a los datos. Y lo consigui¨®. Para ella, sus ¨¦xitos est¨¢n en "esa madre trabajadora de la Alameda de Osuna que, gracias a la nueva estaci¨®n de metro, puede dedicar 50 minutos m¨¢s al d¨ªa a sus hijos"; o en "esa anciana con cataratas que s¨®lo tiene que esperar 20 d¨ªas para operarse".

Frente al an¨¢lisis filos¨®fico que Gallard¨®n hizo del esp¨ªritu e ideario del PP, Aguirre levant¨® a todo el auditorio cuando proclam¨®: "Nuestro partido cree en Espa?a. Con Espa?a no se puede jugar. Con sentido cr¨ªtico, pero no revanchista, no tenemos ning¨²n complejo en proclamar nuestro patriotismo. ?C¨®mo no vamos a estar contentos de ser espa?oles! ?Claro que s¨ª!". El delirio provoc¨® un sonoro "?arriba Espa?a!" desde alg¨²n rinc¨®n del local.