Sombras del nuevo a?o
Albert Camus llam¨® al siglo XX "el siglo del miedo". Adolfo Hitler y el nacional-socialismo llegaron a simbolizar la realidad del mal impuesto mediante el terror desenfrenado, sin tapujos, proclamado como idea y pr¨¢ctica del asesinato masivo, libre de toda reflexi¨®n moral: el mal como costumbre. Los otros asesinos en masa (Stalin, Mao) cometieron un mal no s¨®lo num¨¦rico, sino ideol¨®gico. Disfrazaron sus pol¨ªticas de represi¨®n desalmada con el manto ideol¨®gico de una filosof¨ªa occidental humanista, el marxismo. La confusi¨®n de izquierda, por eso, persiste. En cuanto a Hitler y el nazismo, no caben dudas: dieron rienda suelta a lo demon¨ªaco, a lo que Goethe llam¨® "los impulsos oscuros de la historia".
Han muerto, casi en el mismo calendario, dos atroces tiranos: Augusto Pinochet en Chile y Sadam Husein en Irak. Ambos violaron, asesinaron, encarcelaron, torturaron, pero Pinochet muri¨® en su casa, rodeado de sus familiares, uno que otro c¨®mplice y un cinismo fantasmal. Sadam muri¨® ahorcado, rodeado de la burla macabra de sus verdugos pero dando muestras de una entereza que perseguir¨¢ a los autores de algo que puede llamarse linchamiento.
Pinochet evadi¨® una y otra vez a la justicia. Sitiado, encontraba siempre la salida por una puerta falsa. C¨ªnico, saltaba de su silla de ruedas de utiler¨ªa para re¨ªrse de jueces, v¨ªctimas y gobernantes. Ignorante pero astuto, sab¨ªa sacarle las mangas al bien y al mal: ¨¦l era el bueno, sus enemigos eran los malos. Los cr¨ªmenes de Pinochet eran, seg¨²n ¨¦l, actos del bien en contra de un mal brumoso llamado "la conspiraci¨®n comunista internacional". En verdad, ?cu¨¢l era, entonces, el "bien" que Pinochet consideraba el "mal"? En un brillante art¨ªculo, el joven novelista chileno Carlos Franz advierte contra el juego maniqueo jugado por el propio Pinochet: la divisi¨®n tajante del mundo en "buenos" y "malos". En su tr¨¢gica y hermosa novela, El desierto, Franz le da vida a este conflicto. El bien busca al mal y ¨¦ste al bien en un movimiento an¨ªmico, f¨ªsico y sociol¨®gico que afirma la humanidad de los personajes, sin restarles un ¨¢tomo de responsabilidad.
?Humanidad de Pinochet? ?Humanidad de Hitler? Claro que s¨ª, si de verdad queremos juzgar el tama?o de su mal no como simple ideolog¨ªa sino como grav¨ªsima traici¨®n del ser humano a sus posibilidades. O sea, que Hitler y Pinochet fueron desleales a su propia humanidad: violaron su promesa en la tierra y se vendieron por el plato de lentejas del poder "absoluto".
En su debate con los maniqueos, San Agust¨ªn rechaz¨® la divisi¨®n absoluta entre buenos y malos. La acci¨®n humana era, para el santo, voluntaria e intencional. No hay poder impersonal del mal. El verdadero mal presupone la voluntad de traicionar la libertad porque se posee la libertad de hacerlo. Si no, somos pura naturaleza. El mal es precio de la libertad.
La gran historiadora espa?ola Carmen Iglesias habla de la vida como horizonte de posibilidades. Una de esas posibilidades es el mal y tanto Hitler como Pinochet y Sadam lo escogieron. Pero que la posibilidad es libertad lo demuestra Nietzsche, ide¨®logo del mal, d¨¢ndose cuenta (como Sade, como Dostoievski) que sus verdades deben volverse incre¨ªbles en la realidad a fin de ser cre¨ªbles en la literatura filos¨®fica. El tirano pol¨ªtico, lejos de ello, se propone confirmar las verdades del mal en la realidad.
Augusto Pinochet fue una creaci¨®n funambulesca de la pol¨ªtica exterior norteamericana en la guerra fr¨ªa. Ya en Guatemala, Washington hab¨ªa confirmado que la paranoia anticomunista era capaz de destruir un modesto proyecto de democracia local. La CIA, Dulles y Castillo Armas derrumbaron a Arbenz y trajeron cuatro d¨¦cadas de dictadura, genocidio, tortura y miseria a Guatemala. Gloriosa victoria. En Chile, Salvador Allende lleg¨® democr¨¢ticamente al poder con una minor¨ªa electoral que, fiel a sus principios, ¨¦l quiso aumentar mediante elecciones. Allende proven¨ªa de una tradici¨®n democr¨¢tica, la de Chile, que era la m¨¢s probada y larga de la Am¨¦rica Latina. La gran traici¨®n de Nixon y Pinochet consisti¨® en interrumpir ese proceso, arrin-
conar econ¨®micamente a Chile y frustrar no al inexistente "comunismo" de Allende sino al desarrollo normal de la democracia en Chile. Conozco y quiero a ese gran pa¨ªs, crec¨ª all¨ª en tiempo del Frente Popular y mi temor siempre fue que el ej¨¦rcito se saliera de los cauces legales. Pinochet, el gran traidor, el Judas criminal, asesino y ladr¨®n, escribi¨® la p¨¢gina m¨¢s negra en la historia de Chile. Los errores de la Unidad Popular fueron borrados por los cr¨ªmenes de la dictadura militar. Y la dictadura militar, esperpento de la guerra fr¨ªa, no la sobrevivi¨®. Chile, porque la ten¨ªa, recuper¨® su tradici¨®n democr¨¢tica.
La misma que no exist¨ªa en Irak. Desmembrado el imperio otomano en 1919, sometido Irak al colonialismo brit¨¢nico, s¨®lo la crisis de Suez, ocaso de los imperios brit¨¢nico y franc¨¦s, liber¨® a la antigua Mesopotamia, carente de pr¨¢ctica o instituciones democr¨¢ticas, a una cruenta lucha por el poder que culmin¨® con el fin de la monarqu¨ªa de Faisal II en 1958, el ascenso del partido Baaz, la toma del poder por Sadam entre 1968 y 1979 y su consolidaci¨®n mediante la represi¨®n, el genocidio, la corrupci¨®n y el miedo.
Este era el dictador y este el r¨¦gimen al cual los Estados Unidos, presididos por Ronald Reagan, le dieron armas, dinero y tecnolog¨ªa (800 mil millones de d¨®lares entre 1985 y 1990, fechas en las que los Estados Unidos de Norteam¨¦rica aprobaron exportaciones a Sadam que le permitir¨ªan desarrollar armas qu¨ªmicas y nucleares) para oponerse al Ir¨¢n de los ayatol¨¢s, pol¨ªtica confirmada por la muy cordial visita del secretario Donald Rumsfeld a Bagdad en 1983. La pol¨ªtica norteamericana de acomodo con Sadam, a pesar de todos los cr¨ªmenes que hoy se le achacan, lleg¨® hasta las v¨ªsperas mismas de la Guerra del Golfo, si atendemos a los despachos de la embajadora April Glaspie.
Lo dem¨¢s, se dir¨ªa, es historia. Derrotado en Kuwait, Sadam se atrincher¨® mientras Bush padre y sus asesores diplom¨¢ticos y militares decid¨ªan, con cordura, no invadir Irak pero limitar a Sadam. Pol¨ªtica de ¨¦xito que empobreci¨® al d¨¦spota y le impidi¨® armarse efectivamente, como lo demostr¨® la fat¨ªdica invasi¨®n ordenada por Bush hijo en marzo de 2003, a pesar de las advertencias en contra. No se le permiti¨® a la ONU verificar la inexistencia de armas de destrucci¨®n masiva, se pas¨® por alto al Consejo de Seguridad, se lanz¨® el ataque "preventivo" s¨®lo para descubrir que Sadam no ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva, que era f¨¢cil bombardear e invadir Irak, pero dificil¨ªsimo ocupar al pa¨ªs.
Pa¨ªs ocupado por los EE UU y sus cada vez m¨¢s reticentes y menos gloriosos aliados. Pa¨ªs gobernado por los EE UU a trav¨¦s de un Gobierno pelele y faccioso. Pa¨ªs inmerso en la guerra civil que la muerte de Sadam no har¨¢ sino inflamar a¨²n m¨¢s. El tirano fue a la horca con una dignidad y una serenidad pasmosas que ser¨¢n su legado de batalla, en Irak y el mundo ¨¢rabe. La pol¨ªtica de Bush, tan errada desde sus inicios, ha sufrido un golpe m¨¢s. Bush es su peor enemigo. En vez de seguir los consejos de la Comisi¨®n Baker-Hamilton, insiste en aliar belicismo e ignorancia en una carrera que ser¨¢ el sepulcro de su Gobierno.
Hace ya medio siglo, Albert Camus escribi¨®: "Vivimos sofocados por la gente que cree poseer absolutamente la raz¨®n". ?Podemos esperar un poco m¨¢s de escepticismo, menos manique¨ªsmo, m¨¢s informaci¨®n para un a?o que despierta? Es pregunta.
Carlos Fuentes es escritor mexicano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Dictadura Pinochet
- Sadam Husein
- Augusto Pinochet
- Opini¨®n
- Irak
- Personas desaparecidas
- Chile
- Acci¨®n militar
- Casos sin resolver
- Estados Unidos
- Dictadura militar
- Casos judiciales
- Dictadura
- Oriente pr¨®ximo
- Gente
- Sudam¨¦rica
- Historia contempor¨¢nea
- Gobierno
- Asia
- Administraci¨®n Estado
- Historia
- Conflictos
- Am¨¦rica
- Justicia
- Pol¨ªtica