Suplicios y temores
Si usted no cumple le pondr¨¢n bombas y si no hay bombas es porque ha cedido. Vaya. Escucho la frase y me digo que Mariano Rajoy es un orador magn¨ªfico, la perla parlamentaria de la derecha espa?ola, seg¨²n lo repiten propios y extra?os. A m¨ª, que tengo mis rarezas, me suena un poco a se?or de casino agraviado, sobre todo en sus r¨¦plicas, y lo malo de la insistencia conativa es que acaba convirti¨¦ndose en una sucesi¨®n incontrolable. Y, claro, al final salta la joya, el diamante que tan oculto hab¨ªa permanecido hasta entonces, el secreto: si usted no cumple, etc. Al o¨ªrlo me son¨® a vileza, y me dije que no pod¨ªa ser. No, no, se trataba de una ley general, de lo que le puede ocurrir a todo aquel que entra en tratos con una organizaci¨®n terrorista. O acaso se tratase de una prueba de la virtud: cuanto m¨¢s virtuoso sea usted, m¨¢s bombas le pondr¨¢n. O tal vez se tratara de un programa, del crisol program¨¢tico de la estrategia llevada a cabo por el PP antes de la tregua, durante y lo que te rondar¨¦ morena. Si no hab¨ªa bomba era porque Zapatero hab¨ªa cedido, era eso lo que se predicaba a bombo y platillo antes de que estallara la bomba. Y es lo que todav¨ªa se sigue manteniendo despu¨¦s de que la bomba estallara, que a¨²n est¨¢ dispuesto a ceder, de modo que ETA tendr¨¢ que poner inmediatamente otra bomba para que Zapatero pueda demostrar que no cumple. ?Tendr¨¢ que negociarla? Perseguido por las bombas por toda la eternidad para as¨ª expiar su pecado, no s¨¦ cu¨¢l de los c¨ªrculos del infierno le corresponder¨¢, pero no hay duda de que tras la sentencia dictada por Mariano Rajoy, magn¨ªfico orador de casino provinciano, junto a los suplicios de T¨¢ntalo y de S¨ªsifo tendremos que mencionar el no menos atroz suplicio de Zapatero: ya que no cumpliste, toma bomba, para que puedas demostrarlo.
Zapatero no es un gran orador y ahora dicen que adem¨¢s es tonto. Hay que ver el talento de quienes lo dicen para as¨ª corroborar el aserto de que cada pa¨ªs tiene el presidente que se merece. Pero, en caso de que sea tonto, tiene el m¨¦rito de los tontos sublimes, la capacidad de desenmascarar a sus oponentes: la cerril derecha espa?ola nunca fue tan cerril, ni tan carn¨ªvora, como ante el espejo que le opone el tonto de Zapatero, derecha que padece, por cierto, otro suplicio, el de estar condenada a un aislamiento eterno por desear aislar a todo el mundo. Pero no es ese el ¨²nico m¨¦rito que se le puede atribuir al tonto de Zapatero. Hablaba Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa en un art¨ªculo reciente de la pervivencia entre nosotros de un mito y de un tab¨². El mito lo sustentaban los nacionalistas, con su concepci¨®n mesi¨¢nica de un conflicto trascendental que s¨®lo podr¨ªa ser superado con el logro de la soberan¨ªa. El tab¨² les corresponder¨ªa a los no nacionalistas, incapaces de enfrentarse racionalmente a esa aspiraci¨®n soberanista. Pues bien, el otro m¨¦rito del tonto de Zapatero reside en que no les teme a los nacionalistas, en que no ha hecho del antinacionalismo el eje de su pol¨ªtica, como s¨ª lo hicieron, lo hacen, y parecen dispuestos a seguir haci¨¦ndolo, los populares.
Creo que Zapatero est¨¢ convencido -y seguramente con raz¨®n- de que no se puede acabar con ETA sin la implicaci¨®n en la tarea de la sociedad vasca. Vuelve a estar a la orden del d¨ªa la discusi¨®n sobre si las solas medidas policiales y judiciales son o no suficientes para acabar con ETA. Hasta ahora no lo han sido, aunque con su eficacia s¨ª se ha conseguido que ETA sea un peligro soportable para la sociedad espa?ola, y que pueda seguir si¨¦ndolo por los siglos de los siglos. Su amenaza es mucho mayor para la sociedad vasca, con consecuencias que pueden ser fatales en todos los ¨®rdenes. Si nosotros no acabamos con ETA, ETA puede terminar acabando con nosotros. Y su amenaza pende, aunque en distintos grados, tanto sobre los no nacionalistas como sobre los nacionalistas. Nunca, por ejemplo, podr¨¢ plantearse siquiera la pretensi¨®n soberanista de estos ¨²ltimos mientras ETA siga en activo. Quiz¨¢, en realidad, sea precisamente esa pretensi¨®n soberanista -y el temor a varias bandas que suscita- la que est¨¦ determinando las diversas estrategias para luchar contra ETA. ?Qu¨¦ es hoy m¨¢s peligroso, ETA o la oleada soberanista que pueda provocar su desaparici¨®n? Esa es la pregunta que quiz¨¢ resume el temor del sector no nacionalista. La que resume el temor del sector nacionalista, y que gu¨ªa todas sus oportunistas estrategias de di¨¢logo, es la siguiente: ?Se incrementar¨¢ o se reducir¨¢ la adicci¨®n al soberanismo tras la desaparici¨®n de ETA? El m¨¦rito de Zapatero reside, creo, en que no teme a ninguna de esas dos preguntas y en que la ¨²nica a la que quiere responder es ¨¦sta: ?Queremos acabar realmente con ETA? Si nuestra respuesta es afirmativa, puede que sea ¨¦l quien se halle en el camino correcto.
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