Epicuro manda recuerdos
En Samos, la herencia de su fil¨®sofo nativo invade los sentidos
En esta isla griega, el pope Manolis recibe a los turistas con versos pareados, hay una playa que se llama Tsamad¨², y el alegre 'mosjato', un vino dulce, hace olvidar las penas. Puro Mediterr¨¢neo.
Al acercarse a la isla de Samos, en el horizonte se yergue un impresionante monte, el Kerkis (1.570 metros). A partir de ese momento comienza una verdadera fiesta para la vista: frondosos bosques salpicados de pueblecitos, en lo alto de las monta?as, al pie de ellas, pespunteando las costas... Al viajero se le despiertan los sentidos: contempla el azul y blanco de las casas; le llega a los pulmones la brisa del Egeo; tiene la sensaci¨®n de haber o¨ªdo, como Odiseo, a las sirenas, y siente la salmuera del mar en la piel. Los iniciados en la alucinaci¨®n tocan el cielo con el dedo. Y uno siente la emoci¨®n de ser un elegido de los dioses.
Samos, con sus 474 kil¨®metros cuadrados, es una de las siete islas griegas de mayor extensi¨®n. Tiene 45 kil¨®metros de norte a sur, y 20 de este a oeste. Cuenta con grandes playas, como la de Potami (en el norte) y la de Psil¨ª Ammos (en el sur). Un detalle a tener muy en cuenta es que casi la totalidad de las playas del norte de la isla son de guijarros, mientras que las del sur son playas de arena. Sin embargo, la playa m¨¢s extensa del norte, la mencionada playa de Potami, es de arena.
La isla de Samos, patria de los matem¨¢ticos Pit¨¢goras y Aristarco, y del fil¨®sofo materialista Epicuro, fue una de las polis griegas m¨¢s importantes en el siglo V antes de Cristo. En 1089 cay¨® en manos de los turcos y posteriormente fue ocupada por los venecianos, hasta acabar de nuevo en manos turcas. Hasta el 11 de noviembre de 1912, Samos no pas¨® a formar parte del Estado griego.
De Vac¨ª a Karl¨®vasi
Partiendo de Vac¨ª, la capital, la primera excursi¨®n que se le ofrece al viajero le lleva a Karl¨®vasi, la segunda gran ciudad de la isla. En Vac¨ª, entre las obras del Museo Arqueol¨®gico destaca una admirable estatua arcaica, una figura masculina de cinco metros de altura, conocida como el Kouros de Lefk¨ªu. A la salida del museo esperan una visita la iglesia de San Nicol¨¢s y la de San Espirid¨®n, para encender una vela a estos santos que iluminan al viajero en su periplo. No se debe abandonar Vac¨ª sin hacer una parada en el Museo del Vino. Y es que el vino de Samos es excepcional: el m¨¢s preciado, el mosjato, un vino dulce que alegra el paladar.
Esta primera excursi¨®n, Vac¨ª-Karl¨®vasi, transcurre a lo largo de la costa norte. El primer pueblo que sale al paso es Kokkari, uno de los m¨¢s bellos de la isla. Kokkari tiene playa, pero el viajero que no sea impaciente deber¨ªa continuar hasta la de Tsamad¨², un paraje al que se accede entre pinos y en el que encontraremos unas aguas garcilasianamente cristalinas. A continuaci¨®n de ese ba?o, que podr¨ªa finalizar a la hora de la comida, no hay mejor propuesta que adentrarse en la monta?a, y a cinco kil¨®metros accedemos a un pueblo escondido en las monta?as: Vurliotes. En la plaza podr¨¢ degustar la mejor comida casera y se sentir¨¢ como en casa. Siguen las visitas a tres pueblos: el muy frecuentado Ayios Konstantinos, el encantador Manolates y, por ¨²ltimo, antes de llegar a Karl¨®vasi, Idrusa, en cuyo caf¨¦ puede ocurrir que uno de los paisanos agasaje con m¨²sica local a los visitantes.
En Karl¨®vasi se encuentra la casa de uno de los poetas griegos contempor¨¢neos que han dado mayor gloria a Grecia: Yanis Ritsos. En esta ciudad, el poeta, nacido en Monemvasi¨¢, en el sureste del Peloponeso, escribi¨® gran parte de su obra, y el municipio ha erigido en su memoria un sill¨®n de piedra en la playa, all¨ª, en el rinc¨®n predilecto del autor del espl¨¦ndido libro de poemas Epitafio. En este sill¨®n puede evocarse un verso de Yanis Ritsos: "La noche cae en el alba y oculta mi sendero".
Potami es la playa m¨¢s conocida de Karl¨®vasi y no defraudar¨¢ al visitante. En este lugar podemos iniciar una id¨ªlica excursi¨®n, adentr¨¢ndonos en las monta?as. Samos es una isla con vegetaci¨®n salvaje. El viajero no se arrepentir¨¢ de realizar la escalada, en la que por otra parte no dejar¨¢ la piel, dado que la ascensi¨®n est¨¢ perfectamente habilitada, en tan s¨®lo 20 minutos. Al llegar a la cima agradecer¨¢ toparse con una taberna en pleno coraz¨®n de la monta?a. Contemplar¨¢ desde all¨ª el mar, a vista de p¨¢jaro. Los due?os de D¨²kisa, el nombre de la taberna de madera, le ofrecer¨¢n el mejor vino de Samos, de cultivo propio, y comida exquisita. Y en ese lugar se puede continuar la excursi¨®n hacia las cataratas, atravesando el r¨ªo y recorriendo luego el camino en un trayecto que dura varias horas. Las cataratas y la vegetaci¨®n del entorno dejar¨¢n una huella en la memoria.
El monte Kerkis
La segunda excursi¨®n que merece la pena realizar es a la parte oeste de la isla, recorriendo las laderas del monte Kerkis. De Karl¨®vasi a Drak¨¦i, la carretera se adentra en la zona monta?osa m¨¢s verde y atractiva de la isla. El primer pueblo que le sale al paso al viajero es Ayii Zeodori. Conviene hacer una parada en los miradores, desde los que se contempla el cabo de Punda y el de Manolaki. Al final del camino llegamos a Drak¨¦i, un pueblo de monta?a. Ah¨ª termina la carretera. En el caf¨¦, el viajero creer¨¢ que ha sufrido una alucinaci¨®n al ver que, contra las costumbres de la geograf¨ªa griega, est¨¢ tomado por las mujeres del pueblo, que son las que se sientan en ¨¦l. En ese caf¨¦ no hay hombres.
Pitagorio y Hereon
La tercera excursi¨®n recomendable es: Vac¨ª-Pitagorio-Hereon. Pitagorio es el pueblo de Pit¨¢goras, en cuya memoria se ha erigido una estatua de bronce, del escultor Nikolaos Ikaris. All¨ª los turistas se sacan fotograf¨ªas emulando la postura del matem¨¢tico, con el dedo en alto. Hoy d¨ªa es el destino m¨¢s reputado de la isla: en ¨¦l se concentran los viajeros de mayor solvencia econ¨®mica y en su puerto se pueden contemplar espl¨¦ndidos yates. En Pitagorio es obligada la visita a la iglesia de la Transfiguraci¨®n del Salvador, cuya fiesta se celebra el 6 de agosto. Esa fecha re¨²ne a muchos vecinos de la isla. El pope Manolis, que regenta esta iglesia, es un cretense que da la bienvenida a los turistas recitando pareados tradicionales de su isla natal. Y desde Pitagorio, siguiendo nuestro camino, llegamos al pueblo de Hereon, el mayor emplazamiento arqueol¨®gico de la isla, el lugar en el que naci¨® la diosa Hera. Por ¨²ltimo, una de las atracciones para los isle?os es tomar un barquito para pasar a la isla de Samiopula, en la que hay tabernas que sirven un pescado realmente exquisito.
Mucho m¨¢s, dif¨ªcil de expresar, ofrece esta isla, pero recordando a Pit¨¢goras habr¨¢ que decir: "No digas pocas cosas en muchas palabras, sino di muchas cosas en pocas palabras". Cerremos, pues, esta presentaci¨®n aqu¨ª, con el laconismo de la geometr¨ªa y con la viva recomendaci¨®n de viajar a esta isla maravillosa.
- Alicia Villar es profesora de Literatura Neohel¨¦nica en el Master de Estudios Neohel¨¦nicos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir- Samos cuenta con aeropuerto y est¨¢ conectada por barco con Atenas, adem¨¢s de con algunas islas vecinas (?caria, Paros, Siros, Fornous). - Grecotour (914 45 52 57 y 902 23 32 32; www.grecotour.com) es una agencia especializada en viajes a Grecia.Informaci¨®n- Turismo de Grecia en Espa?a(915 48 48 90; www.gnto.gr).- Oficina de turismo de Samos(00 30 22 7302 8582).
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