Las catacumbas del islam
Una red de 160 locales diseminados por Catalu?a se convierten los viernes en oratorios
Una red compuesta por unos 160 locales dispares, que van desde pisos a antiguos comercios, almacenes o naves industriales, se convierten cada viernes en oratorios para los m¨¢s 200.000 seguidores del Islam en Catalu?a. Este entramado de catacumbas isl¨¢micas preocupa e incomoda a los creyentes musulmanes, que reclaman locales dignos para rezar, como tienen otras religiones. El problema amenaza con desbordarse. Las Administraciones -especialmente la m¨¢s pr¨®xima, la local- est¨¢n desorientadas, mientras sufren la presi¨®n de los vecinos, que alentados por discursos pol¨ªticos, entre populistas y xen¨®fobos, se oponen a la apertura de nuevos lugares de culto para los musulmanes.
La comunidad de Badalona utiliza como templo un piso de 39 metros cuadrados
Una nave prefabricada, sobre suelo municipal, en un pol¨ªgono industrial situado en las afueras del casco urbano, sirve de refugio religioso para la comunidad isl¨¢mica de Reus. Es una soluci¨®n provisional que se prolonga desde hace tres a?os, cuando el Ayuntamiento decidi¨® cerrar la mezquita-almac¨¦n situada en el c¨¦ntrico barrio del Carrilet, para acallar la queja de los vecinos. Hubo incluso pintadas en los muros con insultos. El Ayuntamiento pact¨®, adem¨¢s del traslado del oratorio, un plan urban¨ªstico de equipamientos que regula con exactitud en qu¨¦ lugares de la ciudad pueden desarrollarse las actividades deportivas, culturales, sanitarias y tambi¨¦n las religiosas.
Los musulmanes de Reus continuar¨¢n por tiempo indefinido orando en esta nave prefabricada, en el extrarradio, mientras Ayuntamiento y comunidad no se pongan de acuerdo en d¨®nde y c¨®mo debe ser construida la mezquita definitiva. El conflicto radica en la propiedad del terreno; los musulmanes no quieren construir su templo en suelo ajeno, quieren que sea de su propiedad. El Ayuntamiento quiere obligarlos a hacerlo en un terreno en r¨¦gimen de cesi¨®n, como ha hecho con otras entidades y asociaciones. En cualquier caso, la comunidad isl¨¢mica ha aceptado el ostracismo en la periferia y da por bueno asentarse en un pol¨ªgono industrial, porque seg¨²n asegura el marroqu¨ª Hassan El Jeffali, miembro de una asociaci¨®n de emigrantes local, "hay que adaptarse a lo que hay, aceptar el extrarradio y entender el rechazo social que ha generado el terrorismo internacional, como consecuencia de los ¨²ltimos atentados".
La soluci¨®n provisional alcanzada en Reus es un lujo si se compara con una larga serie de oratorios donde se ven constre?idos a orar otros musulmanes en Catalu?a. En este cap¨ªtulo se encuentran, por ejemplo, el oratorio de la calle Asia del barrio de Llefi¨¤ de Badalona, con una superficie de 39 metros cuadrados; o los bajos de un viejo edificio del casco antiguo de Tortosa; o ese min¨²sculo apartamento del barrio del Raval de Cornell¨¤. Cuando llega el viernes los fieles se amontonan en el interior de los oratorios. Los que no caben se ven obligados a rezar en las aceras y en la calzada. Desde all¨ª tratan de participar plenamente en la m¨¢s importante ceremonia religiosa impuesta por El Cor¨¢n, que obliga a escuchar las pr¨¦dicas de los imanes.
No son situaciones excepcionales. Incluso hay comunidades menos afortunadas, como las de Granollers, que carecen de lugares para practicar los rezos y deben desplazarse varios kil¨®metros hasta los oratorios m¨¢s cercanos.
Las comunidades y asociaciones religiosas musulmanas de Catalu?a afirman que la situaci¨®n es insostenible. Han empezado a movilizarse en b¨²squeda de locales o terrenos adecuados para levantar sus mezquitas. En algunos casos han chocado contra la intransigencia de los Ayuntamientos, que imponen unos requisitos urban¨ªsticos draconianos, ante la presi¨®n vecinal. El pasado mes de diciembre el Consejo Isl¨¢mico Cultural de Catalu?a difundi¨® un comunicado, firmado por m¨¢s de medio centenar de imanes, en los que se reclaman "oratorios dignos" -y una gran mezquita en Barcelona- similares a los que existen en otras ciudades del territorio espa?ol, entre ellas, Madrid, Valencia y Sevilla.
Pero estas proclamas solemnes no parecen hacer mella en Badalona, que desde hace dos a?os se encuentra sumida en una singular cruzada contra la construcci¨®n de un oratorio. La iniciaron grupos de vecinos y ahora est¨¢ siendo atizada, en v¨ªsperas de elecciones municipales, por el Partido Popular. El primer episodio de esta contienda tuvo lugar el 23 de febrero del 2005, cuando el Ayuntamiento -integrado por un tripartito PSC-ERC-ICV- cerr¨® el oratorio de la calle Liszt, dejando sin templo a la comunidad musulmana del barrio de El Fondo. La orden de cierre -"falta de licencia para su uso como mezquita"- fue el resultado de una campa?a de movilizaciones promovida por los vecinos, apoyados por el PP, que hab¨ªan reclamado la clausura de un local que consideraban "molesto".
"Desde que clausuraron el oratorio hemos tratado de encontrar un lugar para rezar. Pero hemos fracasado. Los propietarios, presionados por los vecinos, se echan atr¨¢s", dice el im¨¢n Taufik Cheddadi.
El pasado verano el Ayuntamiento de Badalona, con la abstenci¨®n de Coverg¨¨ncia i Ui¨® y la oposici¨®n del Partido Popular, recalific¨® un terreno de m¨¢s de 1.000 metros cuadrados de zona verde para equipamientos. La idea era buscar espacio para confesiones religiosas con una contrapartida econ¨®mica. El PP ha recogido m¨¢s de 20.000 firmas para impedir que esa propuesta, todav¨ªa inexistente sobre el papel, se lleve a cabo."Me pregunto por qu¨¦ si pagamos como todos los vecinos nuestros impuestos nos vemos obligados a rezar en un oratorio de 39 metros cuadrados de la calle Asia o a trasladarnos al municipio vecino de Santa Coloma, para hacerlo en el barrac¨®n que aquel Ayuntamiento ha habilitado", se lamenta el im¨¢n.
Los musulmanes de Lleida viven tambi¨¦n en una situaci¨®n de zozobra. El oratorio principal de la ciudad, un antiguo garaje de camiones en la calle del Nord, se encuentra acosado por las quejas de los vecinos, que denuncian que cuando llega el viernes el templo congrega a m¨¢s de 500 fieles, m¨¢s de los que permite el aforo del local, la propia calle y su entorno, lo que impide la circulaci¨®n de veh¨ªculos.
La comunidad, liderada por el im¨¢n Abdelwhab Houzi, ha iniciado con la tutela y mediaci¨®n del Ayuntamiento un peregrinaje para adquirir un terreno para construir una mezquita en otro lugar de la ciudad. La operaci¨®n tambi¨¦n aqu¨ª ha fracasado. Algunos vecinos, en cuanto se enteran del objetivo de una operaci¨®n de compra-venta, se movilizan hasta lograr la obstrucci¨®n total de la transacci¨®n. El ¨²ltimo intento lo echaron por tierra los vecinos de la partida de Gualda, en cuanto se enteraron de que los musulmanes quer¨ªan comprar unos terrenos vac¨ªos cerca de una antigua harinera.
En el Baix Llobregat se registran problemas similares en parecidos escenarios. La comunidad isl¨¢mica de Sant Boi tiene desde hace cerca de un a?o congelada la licencia municipal que les permitir¨ªa abrir un oratorio en los bajos de la calle Pi i Margall, en el barrio del Marianao. La apertura del local, por el que los musulmanes pagan desde marzo de 2006 su correspondiente alquiler, se encuentra bloqueada como consecuencia de una moratoria pactada con el Ayuntamiento ante las protestas de los vecinos, que recogieron firmas contra el oratorio. En el barrio de Sant Idelfons de Cornell¨¤ las firmas de los vecinos bloquearon la apertura de una mezquita. Los mismos vecinos est¨¢n a punto de hacer naufragar tambi¨¦n la soluci¨®n alternativa prevista por el Ayuntamiento, que cedi¨® de forma gratuita y por un periodo de 50 a?os una parcela en el pol¨ªgono industrial del mismo barrio para que se construya una mezquita.
Las reticencias de los vecinos a aceptar la presencia de oratorios ha llevado en algunos casos a los municipios a encubrir la apertura de estos centros con la excusa de que se trata de centros culturales. As¨ª obr¨® el Ayuntamiento de Roses, en el Alt Empord¨¤, cuando permiti¨® la construcci¨®n hace poco menos de cinco a?os de un segundo oratorio, de dos plantas, capaz de albergar a unas 500 personas y donde, adem¨¢s de las ceremonias religiosas, se imparten cursillos culturales. La misma soluci¨®n fue utilizada m¨¢s recientemente por el Ayuntamiento de Viladecans, en Barcelona, que ha optado por camuflar el oratorio de Al Nour como "centro cultural musulm¨¢n" para apagar las quejas de los vecinos y las manifestaciones xen¨®fobas.
Barcelona cuenta con doce oratorios, siete de los cuales est¨¢n en Ciutat Vella. En la mayor¨ªa de los casos se trata de antiguos comercios o almacenes de alquiler, a todas luces insuficientes para acoger la demanda. La situaci¨®n, sin embargo, ha sido asumida por las dos grandes plataformas musulmanas de la capital: el Consejo Isl¨¢mico Cultural de Catalu?a, que agrupa a los miembros de origen magreb¨ª, y el Camino para la Paz, que re¨²ne a los oriundos de Pakist¨¢n. Las dos organizaciones, cada una por su lado, vislumbran el mismo sue?o: construir una gran mezquita en la capital, como las que existen desde hace a?os en otras ciudades espa?olas.
"Barcelona debe tener una gran mezquita. Si no se ha hecho hasta ahora es por culpa de la Administraci¨®n, pero tambi¨¦n de los antiguos dirigentes de nuestra propia comunidad", asegura Hassan Halhoul, secretario del Consejo Isl¨¢mico Cultural de Catalu?a.
Esta informaci¨®n ha sido elaborada por Oriol Aymi, Gl¨°ria Ayuso, S¨ªlvia Marimon, Llu¨ªs Visa, Enric Badia y Sergi Gallego.
Salt, capital de la comunidad musulmana catalana
Salt, en la provincia de Girona, es desde hace a?os la capital isl¨¢mica de Catalu?a. El ¨²ltimo censo asegura que el 35,5% de la poblaci¨®n es inmigrante, y la mitad proviene de pa¨ªses de cultura musulmana. A estas cifras, que totalizan 21.500 habitantes, hay que sumarles la poblaci¨®n no registrada, lo que incluye los clandestinos.
La integraci¨®n cultural y social de los diferentes colectivos de extranjeros le cuesta al municipio 250 millones de euros anuales, en los que se incluye un equipo de doce mediadores interculturales que trabajan permanentemente en la calle, las escuelas y las asociaciones vecinales.
"No tenemos problemas de integraci¨®n; entre otras razones porque el municipio est¨¢ acostumbrado a absorber a la gente venida de fuera, como lo hizo en la d¨¦cada de los a?os sesenta con los andaluces. Tampoco tenemos problemas religiosos", asegura el concejal del Ayuntamiento Josep Vi?as, de 39 a?os, profesor de contabilidad, militante de Esquerra Republicana de Catalunya y responsable del ¨¢rea de inmigraci¨®n y servicios sociales.
Los musulmanes de Salt se concentran cada viernes en alguno de los tres oratorios situados en el centro de la ciudad. En todos los casos se trata de antiguos almacenes reciclados en oratorios. Dos de los centros los ocupan los magreb¨ªes y el tercero lo llenan los practicantes originarios de pa¨ªses subsaharianos.
"Somos conscientes de que los oratorios no tienen una capacidad suficiente para dar cabida a todos los fieles y que son inadecuados, por eso hemos ofrecido a las comunidades musulmanas la posibilidad de construir una gran mezquita unitaria. El Ayuntamiento est¨¢ dispuesto a participar y colaborar en la construcci¨®n del templo", asegura Andreu Bov¨¦, uno de los t¨¦cnicos municipales experto en temas migratorios.
La propuesta del Ayuntamiento de Salt contempla, sin embargo, un requisito previo: que las diferentes asociaciones musulmanas se pongan de acuerdo y acepten tener una sola mezquita en la ciudad. Las dificultades por alcanzar un pacto entre los representantes isl¨¢micos mantiene bloqueada la iniciativa del Ayuntamiento.
Imanes en Montserrat
La Direcci¨®n General de Asuntos Religiosos, dependiente de la presidencia de la Generalitat, elude cualquier responsabilidad sobre la apertura o la existencia de los oratorios. Asegura que las licencias de apertura es una competencia municipal y que la construcci¨®n y financiaci¨®n de los centros ata?en a la propia comunidad religiosa.
A pesar de estas manifestaciones, la Generalitat se ha comprometido antes de que concluya la legislatura a aprobar una ley marco en la que se se?alen los requisitos que deben cumplir los lugares p¨²blicos para las pr¨¢cticas religiosas, lo que se interpreta como una ley de m¨ªnimo para los oratorios. El Gobierno catal¨¢n retoma de esta manera el proyecto que qued¨® aparcado en la anterior legislatura.
La Direcci¨®n de Asuntos Religiosos, que dirige Montserrat Coll, de Esquerra Republicana, parece sin embargo mucho m¨¢s preocupada por la formaci¨®n de los imanes que se encuentran al frente de las mezquitas. De acuerdo con el Consejo Isl¨¢mico Cultural de Catalu?a, una plataforma creada hace cinco a?os y que agrupa 75 asociaciones isl¨¢micas, colabora en la "catalanizaci¨®n" de los imanes. En virtud de un acuerdo firmado en el a?o 2002, la Direcci¨®n General imparte clases de lengua y cultura catalana entre los aspirantes a imanes. Estos cursillos incluyen visitas a lugares emblem¨¢ticos de la sociedad catalana, entre los que se encuentran el Monasterio de Montserrat, la sede del ?mnium Cultural y el Parlament.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.