Las mil vidas de un p¨ªcaro
Cuando su carrera iba en picado, se reinvent¨® como un 'crooner' para las masas. Ahora, en otro movimiento calculado, vuelve a sus ra¨ªces con un disco en el que recrea temas cl¨¢sicos. Hace tiempo que Rod Stewart, el viejo amante de las mujeres, el f¨²tbol y el rock, decidi¨® que no tiene nada que probar
?Emergencia! La tropa de Roderick David Stewart (Londres, 1945) ha aterrizado en Barcelona en un d¨ªa glorioso, m¨¢s veraniego que oto?al. La novia del cantante, Penny Lancaster, ha decidido que quiere, necesita nadar. Problema 1: no tiene traje de ba?o. Problema 2: es domingo.
Pero el personal de su compa?¨ªa est¨¢ acostumbrado a resolver cuestiones de vida o muerte. Unas llamadas urgentes y se localiza un centro comercial que abre en festivo. Una expedici¨®n descubre -oh, decepci¨®n- que ya no venden trajes de ba?o. No importa: la delegada de Sony BMG tiene tablas y convence a la se?ora de Stewart para que pruebe suerte en un establecimiento de lencer¨ªa. All¨ª encuentra un body de lycra que da el pego. Otra crisis desactivada en el planeta de las superestrellas.
No se hagan una idea equivocada del lance; Rod Stewart no ha mostrado modos de prima donna, ni ha exigido que se resuelva el capricho de su novia. Se ha quedado en el hotel consultando por Internet los resultados de la liga brit¨¢nica y especulando con su manager sobre fichajes: "el Celtic deber¨ªa hacer una buena oferta a Beckham". Los responsables de su visita a Espa?a respiran aliviados. Rod no es el m¨¢s pejiguero de los artistas, pero puede sacar las garras si algo falla o si le toca actuar en alg¨²n programa televisivo con presentador "graciosete". Esta noche est¨¢ invitado a visitar Operaci¨®n Triunfo.
Dicen que los programas de ese tipo generan m¨¢s mediocridad que talento real?
No los sigo, as¨ª que no debo opinar. Admiro a cualquiera que salga a actuar, aunque sea en un plat¨®. En mis inicios tomaba anfetaminas para enfrentarme al p¨²blico. Todav¨ªa siento mariposas en la tripa antes de encenderse la luz roja. Aunque vayas con la m¨²sica pregrabada, puede ocurrir de todo.
Por si acaso, Rod se ha tra¨ªdo su t¨¦cnico de sonido y ha ensayado. En el jet alquilado le acompa?an media docena de personas, incluyendo a su hijo de pocos meses y, vaya, su futura suegra.
Yo pensaba que una de las reglas de oro de cualquier rockero era viajar sin familia?
[Muy serio] ?sas son bobadas de cr¨ªos. Como lo de destrozar hoteles; nosotros [The Faces, la banda que lider¨® a principios de los setenta] y The Who inauguramos ese ritual y hoy me parece est¨²pido, aunque fuera una respuesta a un trato despectivo. Ayer actuaba en un programa de la tele francesa. Par¨ªs y Barcelona resultan muy apetecibles para Penny y su madre. Preferimos no dejar al ni?o con la canguro.
Asegura que ya no existe el Rod Stewart de leyenda, que arrasaba bares y alborotaba al mujer¨ªo. Musicalmente, su perfil del siglo XXI tambi¨¦n es diferente. En 2002 comenz¨® a editar The great american songbook, recreaciones de temas est¨¢ndar; lo que iba a ser una trilog¨ªa, visto el ¨¦xito, se alarg¨® hasta el cuarto volumen, y acumul¨® ventas de 16 millones de discos. Rod gan¨® su primer Grammy. "Era una broma", recuerda. "Hab¨ªa sido candidato en 15 ocasiones y me llev¨¦ tantas decepciones que dej¨¦ de ir. Cuando me toc¨®, giraba por Australia. Fue mi peque?a venganza.
Los Grammy son otorgados por m¨²sicos y gente de la industria. ?Le preocupaba no recibir el respeto de sus colegas?
[Sarc¨¢stico] Me hubiera preocupado m¨¢s perder el respeto del director de mi banco.
Tambi¨¦n se supone que se siente discriminado al no recibir un t¨ªtulo de miembro del imperio brit¨¢nico o similar. ?Se castiga su decisi¨®n de exiliarse por los impuestos?
?No! Estoy en el mismo caso que Mick Jagger, y ¨¦l fue condecorado. Creo que tambi¨¦n yo me lo merezco.
Parece que 'Rod el Famoso' se ha comido a 'Rod el Cantante'.
Hmmmm, puede ser verdad. Ser¨¢ culpa de los tabloides. Saben que vendo peri¨®dicos.
Da la sensaci¨®n de que le gusta alimentarlos. Hace poco se reproduc¨ªan declaraciones suyas anunciando que quer¨ªa someterse a una vasectom¨ªa y emitir¨ªa las im¨¢genes?
?Ja! Hay gente que no tiene sentido del humor.
Tambi¨¦n sufre el s¨ªndrome de 'padre-de-famosa'. Kimberley Stewart [la mayor de sus seis hijos] es amiga de Paris Hilton y atrae autom¨¢ticamente a los 'paparazzi'. Ahora usted es "el padre de Kimberley" para los medios sensacionalistas.
Kimberley bebe mucho, no ha tenido un buen ejemplo paterno. Es una adolescente [de 27 a?os] y a¨²n no ha encontrado el camino. No quiero malcriar a mis hijos, pero tampoco voy a echarles a la calle. Tengo otra hija que canta y siempre le digo: "Lo tienes dif¨ªcil, hay que pasar hambre para triunfar en esto".
Para su credibilidad como cantante, quiz¨¢ haya resultado contraproducente aparecer en 'Hello' [la edici¨®n brit¨¢nica de 'Hola']. P¨¢ginas y p¨¢ginas de fotos acarameladas en su casa de campo de Epping?
Eran bonitas, a la parienta le hac¨ªa ilusi¨®n. Otros lo han hecho: Mick, Sting, Elton?
Aparte de esa mansi¨®n, Rod posee un piso en Londres y casas en el Sur de Francia, Los ?ngeles y Florida. Tambi¨¦n tuvo casa en Marbella, pero, como otro icono escoc¨¦s, Sean Connery, sali¨® huyendo de la Costa del Sol y hoy musita: "Me estafaron, no quiero saber nada de esa 'Costa del Crimen". Dejemos los asuntos sulfurosos.
?Qu¨¦ tal se lleva con sus vecinos? ?Se asustan cuando se instala en su barrio?
En Estados Unidos me acogen sin pegas. En el Reino Unido piensan que soy un b¨¢rbaro, voy a violar a sus hijas e intentan echarme. En Epping tengo un campo de f¨²tbol y me obligaron a quitar los focos, por "contaminaci¨®n lum¨ªnica". Es una putada: los equipos que la usan no son profesionales y no siempre pueden jugar de d¨ªa.
Pero ?usted sigue jugando?
No me dejan, las giras est¨¢n aseguradas y no permiten que me lesione. Pero doy algunas patadas cuando nadie me ve.
Entonces ?sigue siendo v¨¢lido su lema de "f¨²tbol, mujeres y alcohol"?
No cuando voy de gira. [Risas] Era mi respuesta saludable a lo de "sexo, drogas y 'rock and roll".
Usted tambi¨¦n tuvo una ¨¦poca de drogas?
No, eran incompatibles con el f¨²tbol.
Perd¨®n, he le¨ªdo entrevistas donde alardeaba de que, para evitar da?os en la garganta, se introduc¨ªa la coca¨ªna por, vaya, el ano.
Ah, fue durante una temporada en Francia. All¨ª estaba de moda tomarlo v¨ªa anal, era una coca¨ªna muy fuerte y no ten¨ªas que pasarte la noche meti¨¦ndote rayas. Me molesta hablar de esto. Yo no pas¨¦ un "infierno de drogas" y prefiero que nadie crea que presumo de mis experiencias.
A Rod Stewart se le adhieren las leyendas urbanas, algunas de ellas francamente disparatadas. Tambi¨¦n tiene una reputaci¨®n de taca?o, difundida por sus colegas: Elton John sol¨ªa quejarse de que cuando intercambiaba regalos con Rod, "yo pod¨ªa mandarle un grabado de Rembrandt y ¨¦l respond¨ªa con una chucher¨ªa comprada en un aeropuerto". Hoy, el acusado responde risue?o: "Era para ponerle nervioso. Vengo de la clase trabajadora y siempre he valorado el dinero; Elton gana mucho m¨¢s que yo, por los derechos de autor, y lo derrocha. Yo siempre he sido m¨¢s cuidadoso, prefiero invertir. Puedo alquilar un avi¨®n para ver jugar al Celtic en Europa, pero eso entra dentro de la categor¨ªa de gasto razonable: invito a mis amigos del pub y les doy una alegr¨ªa.
H¨¢bleme del 'pub' y los escoceses. En las novelas de Ian Rankin, el inspector John Rebus pasa m¨¢s tiempo en ellos que en la comisar¨ªa.
?Si hubieras conocido una comisar¨ªa escocesa, lo disculpar¨ªas! [risotadas]. El pub es territorio masculino. Vale, pueden entrar mujeres, pero preferimos estar solos y hablar de nuestras cosas. A m¨ª me tratan muy bien en mi pub: nunca he tenido que pagar una copa. ?sa es la causa de mi mala fama: si eres famoso, te invitan en todos lados y acabas olvidando llevar met¨¢lico?
?Buena disculpa! Entiendo, por otra parte, que oculta sus rasgos de generosidad: dicen que pag¨® muchas de las facturas m¨¦dicas de la enfermedad que acab¨® con el cantante Long John Baldry.
Es verdad. Baldry fue el primero que crey¨® en m¨ª cuando yo era un mocoso. Me hizo escuchar los discos de los grandes bluesmen y me busc¨® un lugar en su banda. Lo hac¨ªa con segundas intenciones, claro: era m¨¢s marica que un ¨¢rbol de Navidad, Dios le bendiga [carcajada]. No tuvo ¨¦xito y Baldry termin¨® y¨¦ndose a vivir a Canad¨¢. Un caballero, un gran artista. Le dedico mi nuevo disco.
La segunda oportunidad se la dio Jeff Beck. Hay fotos de conciertos del Jeff Beck Group donde est¨¢ escondi¨¦ndose entre los bafles o detr¨¢s de sus compa?eros. ?Realmente hubo un Rod Stewart con miedo esc¨¦nico?
Uf, seguramente eran fotos hechas en Estados Unidos. Ven¨ªamos de tocar en clubes por Inglaterra y de repente deb¨ªamos actuar en locales enormes y en festivales, ante hippies fumados y chicas que se levantaban la blusa para ense?arte las tetas. Demasiado para m¨ª.
Era una banda extraordinaria, anticipaba el rock-blues pesado con que Led Zeppelin conquist¨® el mundo. Pero no despeg¨®?
Culpa de Jeff. Era -y seguramente todav¨ªa lo es- el guitarrista t¨¦cnicamente m¨¢s dotado del mundo. Pero no ten¨ªa ganas de triunfar. Est¨¢bamos de gira y una ma?ana descubr¨ªas que Jeff se hab¨ªa largado a Londres sin avisarnos. ?bamos a actuar en [el festival de] Woodstock y hubo que cancelarlo. Es triste, le interesa m¨¢s su colecci¨®n de deportivos que su carrera.
?l responde que usted se dedica a los trenes de juguete?
?Es mi hobby! En la vida tienes que tener un buen hobby, igual que un buen doctor. Yo construyo las estaciones, pinto las m¨¢quinas, todo. Pero no es el centro de mi existencia.
El periodista est¨¢ poniendo a prueba al cantante: las entrevistas con ¨¦l rara vez se alejan de su vida de playboy, como si la m¨²sica fuera anecd¨®tica. Tambi¨¦n es cierto que el propio Rod se ha mostrado displicente respecto a su oficio. En su disco Human no particip¨® en la producci¨®n, aparte de poner la voz en fondos musicales que se elaboraron en Reino Unido. Puntualiza: "Por lo de los impuestos no pod¨ªa viajar all¨ª. Era un disco muy electr¨®nico y no hay cosa m¨¢s aburrida que ver a gente moviendo el rat¨®n ante la pantalla. En mi nuevo disco visit¨¦ a los m¨²sicos en el estudio. ?Hay una foto en el librito!".
Se tiene la sensaci¨®n de que usted prefiere que otros tomen las decisiones creativas. Ahora mismo, su carrera sigue las pautas impuestas por Clive Davis [uno de los disqueros m¨¢s astutos de Estados Unidos], que dirige su actual sello, J Records.
Beso el suelo que pisa Clive. ?l recogi¨® mi idea de interpretar standards. A mi anterior compa?¨ªa se lo propuse mil veces y respond¨ªan que no era el momento. Empec¨¦ a grabar el disco poniendo mi dinero.
Curioso: hace poco, Tony Bennett echaba pestes de Clive Davis; se quejaba de que en los sesenta le oblig¨® a dejar los 'standards' para que grabara temas pop; Bennett rompi¨® con ¨¦l y termin¨® por dejar de grabar.
No s¨¦ nada de eso, pero confirma la genialidad de Clive; sabe cu¨¢ndo un artista puede dedicarse a uno u otro repertorio. Est¨¢bamos preparando el primer CD de standards y a Clive no le gustaba el ritmo de las grabaciones. Me agarr¨® y se puso a bailar conmigo para demostrar que necesit¨¢bamos un tempo m¨¢s vivo. ?En su despacho!
Es que me asombra que alguien de su estatura deba seguir sus instrucciones a rajatabla. Prometi¨® que ahora llegar¨ªa un disco de 'soul', y Davis le oblig¨® a grabar rock.
Bueno, tambi¨¦n hab¨ªamos barajado cantar cl¨¢sicos country. Ten¨ªa varias opciones, y el disco de rock fue un compromiso.
Vale, pero es rock rebajado. Muchas baladas y obviedades: hasta aparece un ¨¦xito de Bonnie Tyler, que fue lanzada como la Rod Stewart femenina.
It's a heartache me ven¨ªa bien. La elecci¨®n fue cosa de Clive y m¨ªa. Me demostr¨® que deb¨ªa centrarme en los a?os setenta.
Clive Davis intuye que el p¨²blico de Rod Stewart no quiere exquisiteces: Still the same lleva una envoltura que recuerda los discos pensados para vender en televisi¨®n. Se tiende a lo convencional, pero todav¨ªa chisporrotea la magia cuando esa voz de lija se aplica a un tema de John Fogerty, Have you ever seen the rain, o cuando revive una pieza poco conocida como Fooled around and fell in love, de Elvin Bishop.
Estar en un disco suyo de ¨¦xito supone un pellizco para un compositor. ?Ha recibido alg¨²n comentario de los seleccionados?
Yusuf Islam [Cat Stevens] me ha dado las gracias por Father and son. De otros no espero nada. Mi mujer se empe?¨® en que el disco terminara con Crazy love y deb¨ª tragarme mi fobia por Van Morrison. ?Dios, qu¨¦ tipo m¨¢s desagradable! Fui a felicitarle despu¨¦s de un concierto, algo que nunca suelo hacer, y me ignor¨®, como si nunca hubi¨¦ramos coincidido.
Aparte de 'Maggie May', compuso temas memorables. Pero hace a?os que no edita una canci¨®n suya. ?Le es frustrante?
No, es un descanso. Componer no es algo que me divierta. No soy Bob Dylan o Tom Waits. ?Para qu¨¦? Mis contempor¨¢neos se empe?an en sus canciones nuevas y el p¨²blico no quiere saber nada. ?Cu¨¢nto ha vendido lo ¨²ltimo de los Stones, McCartney o Elton? Still the same entr¨® al n¨²mero uno [en Estados Unidos]. Con eso est¨¢ todo dicho.
Tambi¨¦n Dylan ha sido 'n¨²mero uno' con su ¨²ltimo disco.
Seg¨²n mis c¨¢lculos, all¨ª s¨®lo hay cuatro canciones nuevas.
El resto son blues cl¨¢sicos, aunque firme como autor.
?Se imagin¨® que terminar¨ªa as¨ª, cantando lo que dicte el mercado?
Me va mejor escuchando al mercado que a los cr¨ªticos musicales.
Cuando empez¨® ?ten¨ªa alg¨²n modelo?
Mi padre. Un hombre que vend¨ªa dulces y prensa, pero fue honesto y profesional en lo que hizo. Sac¨® adelante a cinco hijos.
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