Villa ensalza al Valencia

La primera se fue a las nubes. Alt¨ªsima, violenta e imprecisa. Un petardo. La segunda buscaba el larguero antes de que Bravo metiera la manopla, pero iba franca y centrada. La tercera, m¨¢s tocada, menos violenta y m¨¢s ajustada, super¨® la barrera y dej¨® al buen portero Claudio Bravo mirando las musara?as de la red, donde se alojaba el bal¨®n. Los tres disparos los ejecut¨® el dispar Villa, obsesionado con el gol, que se le resist¨ªa en 2007, pero con una insistencia y una jerarqu¨ªa envidiables en el equipo. Las tres faltas las lanz¨® Villa en apenas media hora sin que nadie rechistara. Bien es verdad que las tres fueron en su radio de influencia, demostrando la inocencia de la defensa realista para cometer faltas inoportunas, cuando no innecesarias.

La tercera, por pundonor, la clav¨® Villa y el Valencia se llev¨® el partido, logr¨® su sexta victoria consecutiva en la Liga y borr¨® los fantasmas de la Copa, en la que el Getafe no s¨®lo le elimin¨®, sino que le ningune¨® sin reparo. Todo el cielo que se le abri¨® al Valencia se le cerr¨® a la Real, que llevaba cinco partidos sin perder en Anoeta y ahora est¨¢ a seis puntos de la salvaci¨®n.

Los goles, sin duda, otorgan la gloria y Villa se llev¨® ayer su raci¨®n. Pero el Valencia, es decir el equipo s¨®lido, con oficio, no siempre brillante, casi siempre eficaz, tuvo otros dos nombres propios m¨¢s sobresalientes. Uno, Albelda, el faro, el gu¨ªa, la referencia, el poste y el guardia de circulaci¨®n; otro, Silva, probablemente el mejor joven (21 a?os) del f¨²tbol espa?ol: alegre, t¨¢ctico, t¨¦cnico y laborioso. Ambos mantuvieron el pulso del Valencia, que sali¨® mandando, recul¨® tras el gol, contemporiz¨® tras el descanso y aceler¨® al final.

La Real fue m¨¢s de lo mismo, pero con una noticia prometedora. Sus delanteros no marcan y sus centrocampistas no crean, pero ayer debut¨® Savio y a Anoeta se le abrieron los ojos. El brasile?o rompi¨® siempre a Miguel por su costado, puso centros envenenados, lanz¨® un tiro crudo que salv¨® Ayala bajo los palos y envi¨® un libre directo al poste de Ca?izares, ya superado. La verdad, no se le puede pedir m¨¢s a un debutante que sali¨® en el minuto 51 con el partido cuesta arriba. Tambi¨¦n debutaron los otros dos fichajes. El central V¨ªctor L¨®pez, que fue titular, dej¨® detalles de colocaci¨®n y algunas dudas con el bal¨®n en los pies. El medio punta Herrera, con 20 minutos, pas¨® inadvertido.

Quiz¨¢ no fue el mejor partido del Valencia, ni desde luego el peor de la Real, que incluso marc¨® un gol (Uranga), bien anulado por un ¨¢rbitro auxiliar con el cent¨ªmetro exacto en los fueras de juego. Su actuaci¨®n fue impecable.

Es tal la impronta de Albelda y Silva en el Valencia actual que la banda derecha casi no existi¨®. Silva pide, se mueve, reclama continuamente el bal¨®n. Y Albelda se ha especializado en los balones largos y cruzados. Como es derecho, siempre van a la izquierda. As¨ª, Angulo tuvo un papel muy testimonial mientras Miguel prefer¨ªa guardar la ropa que nadar por su costado.

La Real result¨® m¨¢s variada, pero le cuesta un mundo fabricar ocasiones de gol. Kovacevic, sin asistencias, est¨¢ un poco desesperado con la situaci¨®n y consigo mismo (no marca un gol desde la octava jornada de la pasada temporada). As¨ª, se emplea en un movimiento continuo, en un destajismo enternecedor, pero siempre lejos de su h¨¢bitat natural. La salida de Skoubo, otro in¨¦dito en la presente campa?a, apenas vari¨® el panorama.

Mientras tanto, el Valencia opon¨ªa cabeza al coraz¨®n de la Real. Por momentos, parec¨ªa tambalearse y a punto de entregar dos puntos de los tres que parec¨ªan conseguidos. Lo que estaba claro es que no era el d¨ªa de los delanteros a la antigua usanza. O no era el de Kovacevic y Morientes. O ellos no estaban para el partido. Y se fueron pronto. El partido era de otros. Se lo llevaron entre Albelda, Silva y Villa, aunque Savio pudo recuperar la parte del bot¨ªn que justamente le correspond¨ªa a la Real.