Reflexiones sobre Pescanova
Vamos a ver si nos entendemos:
1) Pescanova puede decidir instalarse en donde le venga en gana, buscando el provecho de sus accionistas. Y doy por supuesto que las decisiones de su consejo de administraci¨®n se adoptan bas¨¢ndose sino exclusiva si principalmente en ese objetivo.
2) Tat¨¢ndose como se trata de una empresa gallega, s¨ª, pero multinacional tambi¨¦n, no debe extra?arnos que algunas de sus decisiones sobre la localizaci¨®n de plantas de cultivo, centros de transformaci¨®n, unidades de extracci¨®n o agencias de comercializaci¨®n, la lleven a otros pa¨ªses, como ahora a Portugal, pero antes a otros varios. Pescanova trabaja desde hace muchos a?os en varios pa¨ªses del mundo y, que yo sepa, nunca nos hemos quejado por ello.
3)El hecho de que haya empresas gallegas capaces de instalarse tambi¨¦n en el extranjero y de actuar con eficiencia en los mercados mundiales, es bueno para Galicia, donde, en el caso de Pescanova, adem¨¢s y por cierto, residen los principales accionistas, lo cual quiere decir que es aqu¨ª donde se recogen los beneficios globales de la empresa, por no recordar que tambi¨¦n es aqu¨ª donde sigue instalado el centro cerebral de la compa?¨ªa, que logra la mayor aportaci¨®n de valor a sus actos.
4) Se produce una deslocalizaci¨®n empresarial s¨®lo cuando se desmantela un centro operativo en un lugar para trasladarlo a otro, cosa que no sucede respecto de la decisi¨®n de Pescanova de abrir una granja de cultivos marinos en Portugal, porque ello no implica que se cierre ni se traslade nada. Se trata de una inversi¨®n nueva y a m¨¢s, por cierto, otra vez, de las que est¨¢ realizando ahora mismo tambi¨¦n en Galicia.
En definitiva, que el hecho de que Pescanova instale una piscifactor¨ªa en Portugal no vale para discutir sobre si el Gobierno gallego le tiene tirria a la empresa, sobre si nuestra pol¨ªtica de protecci¨®n del medio ambiente es demasiado r¨ªgida ni sobre nada parecido. Al contrario: aviados ir¨ªamos si nuestras empresas no fuesen capaces de instalarse, cada vez m¨¢s frecuentemente en el extranjero para animar el inexcusable proceso de internacionalizaci¨®n de nuestro sistema empresarial, ¨²nica v¨ªa, no se olvide, para su supervivencia, y si me apuran, para llegar al lugar que la misma Galicia merece ocupar en el mundo.
Tambi¨¦n me atrever¨ªa a decir que mal nos ir¨ªa si nuestro Gobierno no se mostrase comprensivo con estas decisiones empresariales e incluso ofreciese ayudas, de ser necesarias, para la expansi¨®n de las empresas gallegas por el mundo. All¨¢ donde una empresa gallega abra nueva planta, se estar¨¢ abriendo tambi¨¦n una nueva fuente de inter¨¦s para Galicia.
Y todo esto, claro est¨¢, como sucede con todas las cosas en econom¨ªa, Dios mediante o, en laico, si los unos y los otros, el Gobierno y las empresas, act¨²an con sentido com¨²n y no olvidan que la concertaci¨®n de objetivos es garant¨ªa de buenos resultados para ambos. Sentido com¨²n, digo, que es lo que se echa de menos en las declaraciones y discursos con que nos agasaja el presidente del consejo de administraci¨®n de Pescanova, Manuel Fern¨¢ndez de Sousa, primer tergiversador de este desacertado debate sobre las decisiones expansivas de su empresa, confundiendo la leg¨ªtima defensa de sus intereses, que es lo ¨¦l debe hacer, con el respeto debido a la de los generales, incluidos en ellos los ambientales, que es lo que le toca hacer a la Xunta.
M¨¢s tonta parece todav¨ªa la cosa cuando se sabe que Pescanova es una empresa que ha recibido, recibe y seguramente seguir¨¢ recibiendo apoyos algo m¨¢s que morales de los sucesivos gobiernos gallegos, incluido este que ahora est¨¢ en la Xunta, y que esos apoyos fueron, son y seguir¨¢n siendo de inter¨¦s estrat¨¦gico para la empresa, de modo que pareciera que se?or Fern¨¢ndez de Sousa tira piedras sobre su propio tejado.
Vale, pues, que Pescanova siga creciendo, aqu¨ª y donde quiera, y que el se?or Fern¨¢ndez, de no saber decir lo que se debe, se calle.
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