?Viva la 'revolusi¨®n'!
Algunos dirigentes del PP dan la impresi¨®n de que mucho criticar a Fidel Castro, Evo Morales o Hugo Ch¨¢vez, y lo que hacen es copiar las formas de estos personajes. As¨ª entiendo la salida de tono de Juan Mart¨ªn Ser¨®n, alcalde de Alhaur¨ªn el Grande. Se puede comprender, incluso por muy pocas entendederas que se tengan, que la gente se "mosquee" cuando una jueza dicta una orden de detenci¨®n por prevaricaci¨®n y cohecho, y te detienen. Incluso es razonable que si esta detenci¨®n se origina a la salida de un almuerzo, y has estado sentado a la mesa departiendo plato con el presidente del PP y escoltando a su plana mayor, se te corte la digesti¨®n y el mosqueo o moqueo sea de narices con gripe galopante. Lo que no es tan razonable es que nada m¨¢s eludir la prisi¨®n, previo pago de una fianza de cuatro duros o 100.000 euros, llames a la revolusi¨®n ciudadana; califiques al Estado espa?ol de rep¨²blica bananera y consideres a jueces, fiscales e instituciones como servidores del grupo pol¨ªtico que gobierna. La afiliaci¨®n al PP, que se sepa, no se contempla en la Ley como sin¨®nimo de inocencia ni convierte a la sociedad ni a sus instituciones en bananera y corrupta. Es lo que ha dicho este alcalde y consiente su grupo, que ha decidido ni siquiera rega?arle.
No me refiero, y lo expreso con claridad, a su presunci¨®n de inocencia. Es indudable, por obvio y legal, que hasta que no haya una sentencia firme y definitiva la presunci¨®n de inocencia se tiene, seas alcalde del PP, del PSOE, de IU, del PA o del grupo pol¨ªtico que cualquier independiente se le ocurra fundar. En este sentido nada que objetar. En lo del mitin y su explosi¨®n bananera mucho. No es admisible su llamada a la revoluci¨®n y menos a¨²n que su detenci¨®n, acordada por un poder del Estado y ejecutada por las fuerzas del orden, se identifique con una persecuci¨®n del Estado contra su grupo pol¨ªtico.
Estas declaraciones, dadas por un representante del pueblo y de un partido democr¨¢tico, son m¨¢s graves que los delitos que se le imputan, en el supuesto que se declararan judicialmente verdad. Son, adem¨¢s, declaraciones que, si se toleran y amparan en su sector pol¨ªtico, puede pensarse que es el mensaje que se quiere hacer llegar a los ciudadanos. Y lo cierto es que, cada d¨ªa que pasa, empiezo a pensar que este mensaje es que el que se quiere forme cuerpo en la sociedad. Si de un lado, y por vez primera en democracia, el PP no ha estado en las manifestaciones contra ETA, pese a recoger en el lema de cabecera las palabras que exig¨ªa el PP para asistir a la manifestaci¨®n: si, en cambio, asisten sin rubor alguno a manifestaciones en que el cartel mejor intencionado es el de "queremos saber la verdad", cuando el Estado de Derecho est¨¢ instruyendo policial y judicialmente, no es extra?o que se pueda pensar de esta forma. Tampoco, pues ayuda en esta l¨ªnea, que cada vez que los jueces imputen a uno por meter la mano o por equivocarse sin meter la mano para uno con lo p¨²blico, los implicados llamen a la revoluci¨®n ciudadana. Son formas de hacer ver a la ciudadan¨ªa que la m¨¢quina del Estado ni es eficaz ni democr¨¢tica y que la indecencia preside los actos del gobierno y de las Instituciones.
En este desorden verbal bien har¨ªa el responsable del PP en Andaluc¨ªa dejar de sumarse a los dirigentes que atacan el Estado de Derecho, y de distraernos con disparates como el que comer con Mariano Rajoy enerva la detenci¨®n durante la digesti¨®n. Algo tan absurdo como si a Farruquito no se le pudiera detener despu¨¦s de bailar. Peor, digo, hubiera sido detenerles antes de comer o de bailar.
En fin que, a veces, vuelvo a tener la impresi¨®n de que el centrista Arenas est¨¢ empezando a sustituir su furor estatutario andaluz para colocarse en posiciones extremas. Debe ser que empieza a pensar que tiene billete para Madrid y este camino lo recorren qui¨¦nes siguen la estrategia no del enfrentamiento, que es l¨ªcito en pol¨ªtica, sino de qui¨¦nes ensucian las instituciones del Estado.
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